La pelea en los últimos minutos del partido entre Real Madrid y Partizan traerá sanciones. “No puede pasar esto nunca más. Desde este momento voy a intentar calmar a toda la gente en Belgrado”, pronunció el legendario entrenador
El bochorno sobrevino de repente en el WiZink, como gasolina en una fuga de gas. Estaba todo sentenciado, sólo había que dejar que los segundos transcurriesen para que se consumara otro triunfo del Partizan en Madrid. Los clásicos minutos de la basura. Buena parte de la afición blanca ya había abandonado, incluso, las tribunas. Y entonces acontenció una lamentable sucesión de malas decisiones. La primera, que siempre es el detonante y la más greve, fue la durísima falta, quizá un puñetazo, de Sergio Llull a Kevin Punter, la que tanto recordó a aquella de Batum a Navarro en 2012.
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Rudy: “Hay que pedir perdón a nuestros aficionados y a todo el baloncesto”
Entonces, el escolta estadounidense, el ejecutor del Real Madrid en el primer partido con aquel triple a falta de cuatro décimas, tomó otra malísima decisión. Levantó su puño amenazante sobre el balear. Se encararon, Dante Exum empujó por detrás a Llull, acudieron con más munición Deck y Yabusele y ya todo estalló por los aires. Una tangana como no se recuerda. Un absoluto bochorno en el WiZink.
De entre todas las acciones, ninguna como la agresión que Yabusele propinó a Exum. Con toda la fuerza bruta de un físico como el del francés, agarró al australiano cual judoka y le hizo una especie de llave descomunal. Asombrosa por lo lamentable. Pudo haber sido peor. El ex barcelonista, lesionado, abandonó el Palacio en muletas con un pronóstico preocupante: rotura de un tendón del dedo en el pie izquierdo.
A Yabusele, más escarnio, fue su propia familia la que le sacó de la pista. No es la primera vez que el francés pierde los papeles.
También Punter propinó algún puñetazo a Musa. Raúl González Blanco, en primera fila, estuvo a punto de verse implicado. Habrá sanciones y graves. La Euroliga emitió de madrugada un comunicado condenando todo y avisando: estudiará las imágenes y se pronunciará en 24 horas. Después de que los ánimos se calmaran –Sergio Rodríguez apaciguó a su ex compañero en Milan Punter, Obradovic y Rudy templaron gaitas-, los árbitros tardaron un buen rato en deliberar. Todo el mundo analizaba lo ocurrido en los vídeomarcadores del WiZink. Finalmente, decidieron dar por finalizado el encuentro. Fueron expulsados todos los jugadores por invadir el campo. Ese minuto y 40 segundos ya no se jugará. El Madrid acudirá a Belgrado con un 0-2 en contra que nadie levantó jamás.
No solo eso, seguramente irá mermado por las sanciones. Y con el temor a las reacciones de la hinchada serbia, de las más de 20.000 gargantas que rugen en el Stark Arena. Por eso, una vez enfriados los ánimos -también hubo algún conato de pelea en las gradas del Palacio, donde había más de 1.000 serbios-, todos empezaron a pensar en la paz. Y ningún mensaje como el del sabio Zeljko Obradovic, ejemplo una vez más. “No sé qué puedo decir. Está en manos de árbitros y Euroliga. Creo que lo que ha ocurrido no es bueno para el basket, ni para la imagen de Real Madrid ni del Partizan. No puede pasar esto nunca más. Desde este momento voy a intentar calmar a toda la gente en Belgrado. Que no vayan a hacer nada. Cada día voy a repetir esto. Necesitamos hablar de baloncesto. Cuando se habla de baloncesto no hay nada mejor”, pronunció el laureado entrenador.
“Tenemos que pedir perdón a todos los aficionados”, se sinceró el capitán Rudy, que compareció en rueda de prensa junto a Chus Mateo, en una línea parecida, aunque en sus palabras intentará justificar lo injustificable: “Todos hemos entonado el mea culpa y pedimos perdón. Hay que entender el momento y la frustración. Hay que ponerse en la piel de los jugadores, saber a qué pulsaciones están e intentar entenderlo”.