Mundial de natación
Entrevista
Ex plusmarquista mundial de los 50 mariposa. Fue una estrella fugaz en la natación española. Batió un récord imposible en tiempos de Phelps y se retiró demasiado joven.
Aparece Rafa Muñoz por el Canoe de Madrid o por el Club Mediterráneo de Málaga o por La Venatoria de León y explica a los chavales los trucos de nadar a mariposa. Se hace así. Se hace asá. Un clinic, vaya. “Y noto que, después, en el vestuario, me buscan en Google. Cuando salen traen otra cara. Suelen ser prudentes, pero me hacen muchas, muchas preguntas”, explica Muñoz en conversación con EL MUNDO antes del Mundial de natación de Fukuoka cuyas carreras empiezan este domingo. Cómo no hacerle preguntas. A los 21 años, en 2009, fue plusmarquista mundial de los 50 metros mariposa nadando al lado de Michael Phelps, a los 22 y los 24 fue campeón de Europa y a los 28 años, en 2016, lo dejó. Había superado una depresión, dos intentos de suicidio, una adicción al alcohol, pero acabó harto, harto de la Federación, de la falta de ayudas, de las habladurías.
- ¿Ha vuelto a nadar?
- La verdad es que sí. Estuve años sin hacerlo. Pero los clinics me han ayudado a recordar quien fui, a recordar el olor a cloro. Practico crossfit y ahora con los compañeros del box a veces voy a la piscina. Me tiro para remojarme, hago 1.000 o 1.200 metros, y me encuentro de puta madre, la verdad. No volvería a competir, pero mantengo la técnica, las sensaciones, la eficiencia.
- ¿Qué ha hecho tras la retirada?
- Estuve un año opositando para Policía Nacional, pero tuve que dejarlo. Entré a trabajar en Decathlon, pasé cinco años allí, crecí bastante en la empresa y luego busqué una alternativa, porque quería otras cosas. Ahora soy responsable de logística en Etenon Fitness. Trabajo como cualquier mortal y vivo con mi familia en Barcelona.
- Disculpe la intimidad: ¿Hoy es feliz?
- ¿Qué es la felicidad? Es difícil definirla, pero te diría que sí. En mi vida actual, como cuando nadaba, tengo grandes satisfacciones y también tengo marrones. Creo que la gente tiene la sensación de que siempre sufrí nadando, pero yo era feliz. La mayor parte de mi carrera en la natación fui feliz. Ahora he interiorizado lo que me pasó, he aprendido e intento extrapolarlo a mi vida actual. La depresión o te mata o la matas tú. Hay gente que se suicida y gente que sale a flote con mucho aprendido.
- ¿Qué aprendió?
- Que lo viví todo muy de golpe, muy joven, el éxito, la fama, me saturé mucho. Con el récord del mundo empezó la depresión y luego la pillé muy al límite. Siendo sincero, no la pillé a tiempo, la pillé muy al límite. Me traté con mi psicólogo, José Carlos Jaenes, y no he tenido ninguna recaída. Estoy super orgulloso de haberme mantenido desde entonces.
- ¿Esa saturación le llevó años más tarde a la retirada?
- No, no tuvo nada que ver. Yo pasé una depresión, me recuperé, volví, fui campeón de Europa en 2010 y después hundieron mi carrera. Me retiré por la Federación, porque nunca confiaron en mí. Siempre decían que era un cuentista, que era un vago, que era un quejica y había pasado una depresión. Ahora estamos aprendiendo de estos temas, de la salud mental, pero todavía falta mucho. Había un director técnico, Luis Villanueva, que hacía lo que quería y que aún sigue ahí. Lo de los Juegos de 2012 me trastocó mucho y ya pensé en dejarlo, pero aguanté un poco más. Ahora esa es mi espinita, no haber conseguido esa medalla olímpica.
- ¿Con el tiempo supo lidiar con la fama?
- La fama iba y venía con los resultados. La llevé mejor y la llevé peor, estuve arriba y abajo, pero lo que realmente me agotó, con el paso de los años, fue esa pelea con la Federación. Esa falta de confianza, esa falta de ayuda. Por eso me retiré tan joven.
- Unos meses después de su récord del mundo, a principios de 2010, prohibieron el uso de los bañadores de plástico. ¿Le perjudicó?
- No especialmente. Fui campeón de Europa después de la prohibición. En la natación nunca había habido tecnología y, de repente, hubo un boom, batimos 100 récords del mundo en un año y decidieron cortar por lo sano. Había mucha presión mediática y también económica, porque esos récords había que pagarlos. Ahora, 14 años después, los bañadores son tan tecnológicos como entonces. Es normal, en la Fórmula 1 se han inventado el DRS, en las motos, los alerones… El problema es que en la natación llegó de golpe.
- Visto con perspectiva, ¿Fue un error dejar los estudios y volcarse en la natación?
- No sé qué decirte. Tampoco era buen estudiante, siempre fui un buscavidas. Me volqué en la natación al 200% porque es lo que sabía hacer casi perfecto, lo que me gustaba, lo que me daba dinero. Lo vi como mi forma de vida desde muy joven. Siempre he pensado que debí cuidar más de mis estudios, pero si lo hubiera hecho quizá no hubiera sido buen nadador.
- ¿Económicamente sufrió algún problema?
- No ganaba como un futbolista ni mucho menos, pero si te codeas a cierto nivel, incluso en la natación, puedes vivir bien. Siempre fui ahorrador y me retiré con cierto colchón, no tuve problemas.
- Dicen que ahora va a competir en crossfit.
- Me lo proponen, sí, pero no lo veo del todo. Soy muy competitivo y si me apunto a algo, no saldría del box, estaría siempre preparándome. El crossfit me divierte por la parte social, por entrenar en grupo. Es completamente distinto a la natación. De hecho, no hay nada como la natación. En el atletismo, sales a trotar con gente, en el ciclismo, con la grupeta. En natación, cuando metes la cabeza debajo del agua, estás muy solo. Cuando estás bien, eres el mejor, partes la pana. Pero cuando estás mal… No paras de pensar que todo es una puta mierda. Te intentas animar y es imposible. Es un deporte muy duro mentalmente.