La etíope bajó en cinco segundos la marca de la keniata Kipyegon
En Eugene, en la segunda y última jornada del cierre de la Liga del Diamante, un luminoso festival de grandes marcas culminó cegadoramente con dos récords del mundo. Uno, siempre esperado por posible: el masculino del salto con pértiga. Otro, algo inopinado por “excesivo”: el de los 5.000 metros femeninos.
Armand Duplantis se elevó, y en el primer intento, por encima de los 6,23. Y Gudaf Tsegay paró el cronómetro en 14:00.21. El sueco superó su propia plusmarca de 6,22. La etíope dejó atrás los 14:05.20 que la keniana Faith Kipyegon estableció en Roma.
Nada nuevo que decir sobre Duplantis, excepto constatar una vez más que su talento lo capacita para atentar de continuo contra su primado y batirlo no a diario, claro, pero con la suficiente frecuencia como para preguntarnos hasta dónde puede estirarlo. Esa incógnita mantiene viva la prueba, una vez que la superioridad de “Mondo” quiebra el principio de incertidumbre que reina en toda competición.
Respecto a Tsegay, batir un récord de Kipyegon, tal vez la máxima estrella del curso, adquiere un mérito suplementario. Tsegay, además, se quedó muy cerca de romper la barrera de los 14 minutos, una “barbaridad” para una mujer. Semejante tajo al primado anterior escapa al pronóstico y casi a la imaginación.
Junto a las explosiones de Duplantis y Tsegay, alumbró Eugene algunas mejores marcas mundiales del año. El keniano Emmanuel Wanyonyi corrió los 800 en 1:42.80, con Saúl Ordóñez, flojo octavo con 1:45.90. La ucraniana Yaroslava Mahuchikh y la australiana Nicola Olyslagers empataron con 2,03 en el salto de altura. El jamaicano Hansle Parchment ganó los 110 vallas con 12.93. Y Jakob Ingebrigtsen se llevó los 3.000 con 7:23.63, récord de Europa, naturalmente y la tercera mejor marca de la historia.
En los 800 femeninos, un carrusel de grandes números desembocó en los récords de Estados Unidos, Gran Bretaña y Jamaica. Athing Mu hizo 1:54.97. Kelly Hodgkingson, 1:55.19. Y Natoya Goule, 1:55.96.
Fue sin duda el mejor mitin del año. Y asombra y maravilla que esta especie de prodigio se haya producido al final de la temporada, cuando los atletas arrastran la fatiga de un largo e intenso período competitivo. Algo está ocurriendo en el atletismo. ¿Las zapatillas de marras? ¿Un alineamiento astral?
Muy rápido para Mohamed Attaoui. Por ahora. A los 22 años y después de una fulgurante aparición en el atletismo, tiene tiempo para mejorar. El problema es que en el 800 va a tener una competencia brutal, con una de las mejores generaciones de los últimos tiempos.
Emmanuel Wanyonyi, de Kenia, es su líder y el nuevo campeón olímpico, a los pocos días de cumplir 20 años. Con 1:41.19 hizo la tercera mejor marca de todos los tiempos y se quedó a 28 centésimas del récord del mundo, en una prueba en la que hubo plusmarca de América, la del canadiense Marco Arop (1:41.20), y de Estados Unidos, a cargo de Bryce Hoppel (1:41.67). Jamás cuatro hombres habían bajado de 1.42. Moha fue el quinto (1:42.08). Es su siguiente barrera.
El español iguala el quinto puesto de Adrián Ben en Tokio, pero en pruebas muy diferentes. Ben acabó entonces en 1:45.96 en una final en la que el oro se ganó por encima de 1:45. "Me voy súper contento". Sabía Attaoui por qué lo decía. En esa coyuntura ofreció el máximo de lo que ha conseguido, metido en una criba histórica que le va a llevar a las mejores carreras en el circuito de la Diamond League y a las finales, si no se malogra. Está en buenas manos, afincado en Suiza y dirigido por Thomas Dreissigacker. Eso significa gloria y dinero.
Más piernas
"No he cometido errores, al contrario de lo que me pasó en la semifinal. Lo he dado todo y he tomado las decisiones correctas. Pero al final me han fallado un poco las piernas, a pesar de que casi he estado en mi marca personal. Corría contra grandísimos rivales. Esto me da muchos ánimos para seguir trabajando y entrenando", añadió este atleta nacido en Marruecos, pero afincado en Torrelavega desde los seis años, edad a la que llegó a España con su familia. Empezó atrás, pero en la cuerda para ahorrar metros, aunque la velocidad no le permitió realizar el 'cambio', porque el 'cambio' estaba activado desde el principio por Wanyonyi y Arop.
El 800 en el que tomaba parte Attaoui confirmó la expectativa que proclamaban los ránkings. No sólo el de la temporada, sino el de siempre. De los 10 atletas más rápidos de la historia en el 800, cuatro estaban en la pista, y no por lo que hubieran hecho en el pasado, sino este mismo 2024. Eran el argelino Djamel Sedjati, el francés Gabriel Tual, Wanyonyi y el español. Ahora lo está también Arop. Los tres primeros habían conseguido correr por debajo de 1:42. El español está a a cuatro centésimas, después de su récord de España (1:42.04). Ayer era una carrera para hacerlo, pero le faltaron piernas.
La marca la batió en la reunión de la Diamond League en Mónaco, en unos meses mágicos antes de París. La primera sorpresa la dio al colgarse la plata en el Europeo de Roma, celebrados el mismo año que los Juegos por los ajustes de fechas y campeonatos que provocó la pandemia. Las referencias de los podios, por tanto, hay que tomarlas con cautela. Las marcas, en cambio, valen lo que dicen.
Moha pulverizaba los 1:43.65 de Saúl Ordóñez, anterior récord de España. Eso es darle un bocado a una marca, que es como ha aparecido este atleta en el atletismo español y como lo hizo en las series de París. En la semifinal en la que no supo ubicarse y fue, en su opinión uno de sus peores 800, hizo 1:43.69. La impresión, pues, es que tiene margen de mejora si consigue dominar algunos aspectos de la estrategia de carrera, con menos tráfico en el 800 que en el 1.500, pero sin tiempo y metros para corregir los errores.
Attaoui había subido al podio continental ya como sub'23, aunque inicialmente en los 1.500. La transición, incluso la compatibilidad con el 800, era más habitual en el pasado. El ejemplo es el presidente de la World Athletics, Sebastian Coe, que ha seguido las pruebas en Saint Denis. Sus 1.41.73 son todavía la sexta marca de todos los tiempos del único atleta con dos títulos olímpicos en 1.500. Coe y Steve Ovett alternaban las distancias, mientras que las generaciones posteriores se inclinaron por hacerlo en el 1.500 y el 5.000, desde Hicham El Guerrouj a Jakob Ingebrigtsen.
A Coe correspondió el honor, como anfitrión, de ver a David Rudisha bajar de 1:41 (1:40.91) en Londres, en los Juegos de los que era anfitrión. Entonces, en 2012, un récord del mundo del futuro, como lo había sido el de Coe en 1981. Hoy, un desafío para esta nueva generación del 800 de la que Attaoui forma parte.
Más lejos de esa élite está Yulenmis Aguilar, pese a concluyó sexta en la final de jabalina (62.78) y obtuvo, asimismo, diploma olímpico. Esa marca difícilmente puede llevarla a un gran podio. Había lanzado este año 63.90, pero no pudo repetirlos en París. Thierry Ndikumwenayo, por su parte, sabía que el podio de los 5.000 estaba mucho más lejos que para Attaoui o Yulemnis, pero al menos tuvo el foco de liderar la prueba hasta que sucumbió al poder de los etíopes y a un poder superior, el del noruego Jakob Ingebrigtsen, que pasó al vuelo a los atletas de la altiplanicie africana para redimirse de su derrota en el 1.500. Águeda Marqués, undécima en la de 1.500, no alcanzó el diploma, pero sí marca personal (4.00.31). Eso es competir.
En ausencia de la lesionada Yulimar Rojas, las principales favoritas del triple salto femenino accedieron a la final, este viernes en París, entre ellas la española Ana Peleteiro y las cubanas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea. Peleteiro, una de las pupilas del cubano Iván Pedroso y campeona de Europa el pasado junio, apenas tuvo desgaste y solo necesitó un salto para ganarse el billete, llegando a 14,36 metros, cuando 14,35 era la distancia que daba la clasificación automática.
"Me he sentido como Taylor Swift en el Bernabéu, pero en negra. Para mí un estadio lleno es como una performance, lo vivo así. Estaba un poco nerviosa, pero el ritmo de los aplausos me ayudó a tranquilizar las pulsaciones y a hacer los deberes", explicó la saltadora gallega, bronce olímpico en la anterior cita en Tokio. Su objetivo de cara a la final del sábado, como aseguró, es mejorar el resultado de la anterior cita olímpica: "Tengo el oro en mente"
Por la misma vía rápida entró en la final la cubana Liadagmis Povea, con 14,39 metros en su caso en el primer salto. Más apuros tuvo la también cubana Leyanis Pérez, bronce mundial el año pasado en Budapest y que se presenta como teórica candidata al oro a sus 22 años. Pérez tuvo que llegar al tercer intento para superar la distancia clasificatoria, alcanzando 14,68 metros, lo que le dejó como la mejor de la ronda clasificatoria, aunque la mayoría de grandes nombres se limitó a cumplir el trámite y no forzó la máquina.
"SENSACIONES BUENAS Y MALAS"
Las malas noticias para delegación española llegaron en el medio fondo. La palentina Marta García, plusmarquista española, no pudo progresar a la final de los 5.000 metros tras concluir décima en su serie, que después de dar la cara y estar en el grupo de cabeza, fue incapaz de resistir el ritmo infernal de sus rivales en las dos últimas vueltas. "Las sensaciones son buenas y malas. Estoy contenta de poder decir que soy olímpica, pero creo que he descubierto la realidad. Venía aquí pensando que sí, que podía estar en esa final, y de hecho durante más de 4.000 metros estaba convencida de que sí podía", dijo Marta García, en la zona mixta del Estadio de Francia.
"Me han faltado quinientos metros, que son muchos. Lo he dicho en otras ocasiones, que a nivel mundial me falta cerrar un hueco y creo que está muy claro. En esta carrera se ha visto clarísimo y es lo que tenemos que pensar. Creo que esto es una motivación para darme cuenta de que todavía falta mucho que hacer y falta dar otro paso adelante para estar con esas mujeres. La sensación es un poco agridulce, pero creo que al final tengo que estar contenta", señaló la medallista de bronce en el último Europeo.
Marta García, cuya marca personal es 14:44.04, tuvo que lidiar en su serie con nueve atletas con tiempos inferiores al suyo, por lo que las posibilidades de pasar a la final eran reducidas. "Consulté por qué estaban tan descompensadas las series, pero no me convencieron. Aún así, en carrera, no he cesado en el intento en ningún momento porque pensaba que alguna más podría podía cae, pero se ha visto que no, que ellas están más fuertes. Esa es la realidad y hay que seguir luchando", finalizó.
PRIMER RÉCORD
Más allá de la representación española, Estados Unidos batió el récord del mundo del relevo 4x400 metros mixto en las series de acceso a la final, con un crono de 3 minutos 7 segundos 41 centésimas. Vernon Norwood, Shamier Little, Bryce Deadmon y Kaylyn Brown superaron así la anterior plusmarca, que estaba en poder también del equipo de Estados Unidos desde 2023, con un crono de 3:08.80. El Team USA se dio el lujo de participar en estas series sin sus principales nombres, por lo que su actuación apunta a ser todavía mejor en la final del sábado.
Mundial de atletismo
JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Budapest
Actualizado Sábado,
26
agosto
2023
-
21:21Introvertido, silencioso, busca en los 5.000 metros la gloria que...