El valenciano Quique Llopis, que no pudo acabar este domingo la final de los 60 metros vallas de los Europeos de pista cubierta de Estambul al sufrir una impactante caída, informó desde un hospital de la ciudad turca que las pruebas médicas a las que fue sometido salieron “bien”.
Llopis, que al principio quedó desplomado en el suelo tras golpearse fuertemente la cabeza, fue explorado durante unos minutos en la propia pista por los servicios médicos del recinto y de la Federación Española. Posteriormente fue retirado en camilla y trasladado a un hospital de la ciudad turca.
“Está todo bien. Han salido todas las pruebas bien. Agradecer a la Federación y a todos los servicios médicos. Ahora a recuperarse”, dijo Llopis, en un mensaje difundido desde el hospital por la RFEA.
Mientras, el suizo Jason Joseph, ganador de la prueba se disculpó a través de las redes sociales con Quique Llopis por haber celebrado el título europeo mientras el español permanecía tendido en la pista.
“Lo primero es lo primero. Siento no haber comprobado que estabas bien. Estaba perdido en ese momento. Estaba totalmente bloqueado de lo que me rodeaba. Espero que estés bien, te veo en las competiciones al aire libre”, escribió Joseph en redes sociales.
La Policía Nacional ha reforzado la seguridad en un campo de fútbol de Granada en el que este sábado se registró un tiroteo con dos heridos leves sin que, de momento, haya habido detenciones, según informa Efe.
Tal como ha trasladado este cuerpo armado, que se ha hecho cargo de la investigación, se ha reforzado la vigilancia tanto en el campo de fútbol Antonio Prieto, ubicado en la avenida Federico García Lorca de la capital, como en las inmediaciones de este complejo deportivo.
Los hechos se produjeron pasadas las 20:30 horas de este sábado mientras se disputaba un partido de fútbol y se escucharon varias detonaciones que provocaron heridas leves a una pareja que estaba en ese momento en las gradas.
Hasta este punto se desplazaron agentes de la Policía Local y la Policía Nacional y sanitarios del 061, aunque los dos heridos se desplazaron por sus propios medios hasta un servicio de urgencias cercano.
Minutos después de los hechos, por los que el centro fuedesalojado el recinto de manera preventiva, los agentes practicaron una inspección técnico-policial y localizaron dos proyectiles del calibre 22 milímetros que están siendo analizados.
La investigación continúa abierta para identificar al responsable de los disparos sin que de momento se hayan registrado detenciones.
Las dos personas heridas se recuperan de las lesiones.
Fue uno de los pegadores más temibles que jamás subió a un ring. Un deportista que redifinió la longevidad, capaz de proclamarse campeón mundial de los pesos pesados más de dos décadas después de la primera vez. George Foreman murió el viernes a los 76 años en un hospital de Houston (Texas), rodeado de sus seres queridos. Con él se marcha una de las figuras más ilustres de la historia del boxeo. El gigante que derribó seis veces a Joe Frazier antes de noquearle, el que llevó al límite a Mumammad Ali en Kinsasha y el que en 1994 sorprendió a Michael Moorer con su victoria más improbable, la que le devolvía a la cima a los 45 años.
Big George, una mole de 191 centímetros, sumó 68 de sus 76 victorias por KO (89,5%) con sólo cinco derrotas, la última en noviembre de 1997, ante Shannon Briggs en Atlantic City. La constatación de que aquella vez sí, su tiempo había terminado. Desde entonces podría dedicarse a los negocios. A vender millones de tostadoras para la cocina (The George Foreman Grill) y a protagonizar una breve serie (George) sobre su figura en la cadena ABC.
Había nacido y crecido en Houston, dentro de una familia con seis hermanos. A los 14 años dejó la escuela y formó, junto a un grupo de amigos, una banda de atracadores. Sólo el Job Corps, un programa gubernamental destinado a la ayuda de los adolescentes, le permitió salir de las calles y aprender las reglas del noble arte. En los Juegos de México dio su primer aldabonazo como amateur, colgándose el oro olímpico tras derrotar al soviético Jonas Cepulis.
"Down goes Frazier!"
Su gran bautismo de fuego llegaría en 1976, cuando noqueó a Joe Frazier tras un brutal acometida al título de los pesados. Smokin' Joe, con su aura de eterno perdedor, logró levantarse tres veces de la lona en el primer round y otras tres en el segundo, antes de que el árbitro, conminado por las lágrimas de Angelo Dundee, el preparador de Ali, detuviese la pelea. El delirio para los 36.000 asistentes en Estadio Nacional de Kingston (Jamaica) y la inmortalidad para Howard Cosell, comentarista de la ABC, autor del grito "Down goes Frazier!"
Tras llevar tres veces a la lona a Ken Norton en Caracas, había llegado el turno de defender su corona ante Ali. Aquel 30 de octubre de 1974, en el Estadio 20 de mayo de Kinsasha acogió el Rumble in the Jungle, una de las veladas que definieron la historia del boxeo. Con un asombroso invicto de 40-0, Foreman se presentaba como favorito ante aquel deslenguado, que venía de derribar dos veces a Norton y otra a Frazier. La astucia de Ali, su fabulosa agilidad de pies en torno a las cuerdas, terminaron por desesperar a Foreman, que encajó varias derechas fuera del conteo y no pudo pasar del octavo asalto.
Aquella derrota, le sumiría en una tremenda crisis personal y casi dos años de travesía por el desierto. En enero de 1976 acabó con la feroz resistencia de Ron Lyle en el Caesars Palace de Las Vegas y aquel mismo junio volvió a tumbar dos veces a Frazier en el quinto asalto. No obstante, una derrota ante Jimmy Young, definida tras 11 toques de campana, le llevó a la retirada. Según su propio testimonio, aquella velada en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan (Puerto Rico), le hizo conectar con su yo más espiritual.
Foreman, con la zurda ante Moorer en Las Vegas.AP
Aquella vía mística duró lo que duraron los ahorros, así que en julio de 1987 tuvo que volver a enfundarse los guantes, quitándose de encima a rivales de escaso fuste, atemorizados aún por su aliento de pegador. En abril de 1991, cuando Evander Holyfield puso en juego los cinturones de la Federación Internacional (IBF) y el Consejo Mundial (WBC), Foreman se llevó una soberana paliza. Aún hoy resulta asombroso cómo, siendo 14 años mayor, pudo aguantar en pie los 12 asaltos.
Superada la cuarentena, la oronda figura de Foreman ya no inspiraba rechazo entre las familias de bien. Se mostraba amable, calmado. Ya no era un portento físico, pero sabía esperar su momento, dentro y fuera del ring. De ese modo, tan insólito, pudo sorprender a Moorer en una pelea organizada por Bob Arum en el MGM Grand de Las Vegas. El campeón asomaba con un récord de 35-0, pero Foreman aguantó con temple hasta conectar el golpe definitivo en el décimo asalto. "¡Sucedió!", exclamó su gran amigo Jim Lampley, con quien entre 1992 y 2004 compartiría espacio televisivo en la HBO. Foreman se había consagrado, a los 45 años, como una de las mayores leyendas de la historia del boxeo.