La influencer trans Dylan Mulvaney, que se identifica como mujer pero todavía no se ha sometido a una operación de cambio de sexo, publicita un sujetador deportivo y unas mallas de la marca, lo que indigna a algunas deportistas
Dylan Mulvaney en la imagen que ha publicado en sus redes.Instagram
La influencer y activista trans Dylan Mulvaney ha publicado en sus redes sociales una colaboración pagada con Nike en la que anuncia unas mallas y un sujetador deportivo de la marca, lo que ha indignado a muchos usuarios de redes sociales y a rostros reconocidos del deporte ya que, según publican medios como el Daily Mail, Mulvaney, que se identifica como mujer, no se ha sometido a la cirugía del cambio de sexo.
La nadadora olímpica británica Sharron Davies está liderando el boicot a Nike tras la decisión de firmar un acuerdo publicitario para anunciar sujetadores con Mulvaney. Esta nadadora que ganó la plata en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 asegura que esta decisión de Nike supone un “paso atrás” para el deporte femenino.
“Es muy frustrante. Damos dos pasos adelante con World Athletics y Swim England protegiendo el deporte femenino y luego Nike hace esto”, ha asegurado en GB News. Se refiere así a la decisión que tomó el año pasado la Federación Internacional de Natación de restringir la participación de nadadoras transgénero en competiciones femeninas.
Caitlyn Jenner, quien fuera medallista olímpica -que hizo la transición de género en 2015 y es popular, también, por haber sido padrastro de las Kardashian- ha asegurado que la asociación de Nike con la influencer trans es “un ultraje”. Jenner ha recalcado una serie de tuits que para ella, que creció “admirando” a Phil Knight -el fundador de Nike- es “una pena” ver cómo una empresa tan emblemática actúa así.
“Podemos ser inclusivos, pero no a costa de la mayoría de las personas, y se puede tener algo de decencia sin dejar de ser inclusivos. Esto es un escándalo”, ha sentenciado. Y es que, en su opinión, la inclusividad pasa por “dejar de intentar borrar a las mujeres”. “Las diferencias entre hombres y mujeres son reales y son algo bueno. Tampoco hace eso que los trans sean algo malo”, insiste.
El año anterior, Carlos Alcaraz se marchó de Melbourne con el ánimo por los suelos, desmoralizado por una derrota en cuartos ante Alexander Zverev donde apenas mostró su tenis. Ayer no fue así. Ante Novak Djokovic perdió en la misma ronda del Open de Australia por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4, pero fue un aprendizaje, más que una decepción: en el futuro no le volverá a pasar. Desde que acabó el encuentro, incluso antes, Alcaraz entendió que había caído en la trampa en la que muchísimos otros cayeron antes, que se había dejado enredar. A sus 21 años, un error perdonable.
Al salir de la pista Rod Laver, el español se subió a la bicicleta estática del gimnasio para soltar la mente, recibió el consuelo del equipo del propio Djokovic -empezando por su nuevo entrenador, Andy Murray- y se metió en la ducha. Fue una ducha larga. Había perdido por culpa del juego psicológico, ya lo sabía, pero necesitaba digerirlo. Después, antes de abandonar el recinto y volar de vuelta a España, aceptó ante los medios de comunicación lo ocurrido.
"Estaba controlando el partido y en el segundo set le he dejado volver. Ha sido mi gran error. Tenía que haberle llevado al límite y no lo hice. Luego empezó a sentirse mejor y fue más agresivo. Yo tuve mis oportunidades, pero casi todos los puntos importantes cayeron de su lado", analizó el actual número tres del mundo, que no perderá el puesto pese al tropiezo: se va con los puntos que vino.
El momento Djokovic
En la primera hora de partido, Alcaraz fue superior a Djokovic. Su derecha gobernaba, disfrutaba de las dejadas. Ya se intuían algunos problemas con su segundo saque, pero el resto de sus golpes eran decisivos. Con todo a su favor, el español conseguía el primer break, el primer set y se abalanzaba hacia la victoria cuando Djokovic mandó parar. Como muchas otras veces, reclamó un tiempo muerto médico para curar unas molestias en el aductor de la pierna izquierda, se marchó al vestuario y obligó a una pausa de 10 minutos. Al volver ya todo era distinto. Los intercambios se acortaron, se ralentizaron, se trastabillaron y Alcaraz no supo reconstruirlos.
"Cuando he visto que Novak tenía problemas físicos, ha sido como si dejáramos de jugar al mismo nivel. Parecía que iba a ser más fácil y me he centrado en no cometer errores. Por eso he dejado de golpear la bola como antes. Después ha sido muy difícil volver", confesaba el español, que participó de las dudas. ¿Realmente Djokovic estaba herido? Los precedentes invitaban a la suspicacia, más con el rendimiento del serbio en el último tramo del encuentro.
DAVID GRAYAFP
Sobre la pista, después de su celebración, el vencedor de 24 Grand Slam aseguró que se reservaba los detalles de su dolencia porque sigue en competición, que se hubiera retirado si hubiera perdido el segundo set, que los medicamentos habían hecho efecto justo después y que sólo el viernes en las semifinales ante Zverev podrá comprobar si está al 100%. "No digo que haya hecho show, pero en el segundo set se le veía con problemas y en el tercero y el cuarto no se veía nada. No creo que se hubiera retirado si hubiera perdido el segundo set. Un tenista que piensa en retirarse no juega así después", opinó Alcaraz que proclamó que la derrota le haría mejor. "Me voy con la cabeza alta", aseguró.
Ahora, en Doha, más cemento
En los próximos días deberá analizar en profundidad y aprender del partido, del enredo de Djokovic y también de su mala racha en superficie dura. Pese a su historial en el resto de 'grandes', en la pista dura 'aussie' sigue sin disputar unas semifinales, un vacío que se une a sus problemas en los torneos indoor del final de la pasada temporada. En pretemporada ha mejorado su saque para intentar ser más peligroso, pero necesita mejorar más si quiere dominar.
Para ello, este febrero competirá en el ATP 500 de Doha nuevamente sobre cemento en lugar de marcharse a Brasil y Argentina para disputar sus torneos de tierra batida. Será la preparación ideal para los Masters 1000 de Indian Wells y de Miami de marzo y, al mismo tiempo, un incentivo económico. El torneo qatarí ha aumentado de categoría -de ATP 250 a ATP 500- y para ello ha propuesto una bolsa de premios que ha hecho que se apunten también Jannik Sinner, Djokovic o Daniil Medvedev.