Formará parte del Naismith Memorial Basketball Hall of Fame junto a Dirk Nowitzki, Gregg Popovich, Tony Parker y Becky Hammon
Pau Gasol con el trofeo de la Rising Stars Challenge en la que debutó como entrenador.Rick BowmerMUNDO
El español Pau Gasol, doble campeón de la NBA con Los Ángeles Lakers, figura entre los elegidos como nuevos miembros del Salón de la Fama de la NBA.
La NBA realizará el anuncio oficial de los nuevos miembros el próximo uno de abril durante la Final a cuatro de la NCAA en Houston (Texas) y, según la cadena estadounidense ESPN, entre los elegidos también están Dwayne Wade, el alemán Dirk Nowitzki, el francés Tony Parker y los entrenadores Becky Hammon y Gregg Popovich.
La ceremonia se celebrará el 12 de agosto en Springfield (Massacchussets) en la Naismith Memorial Basketball Hall of Fame.
Gasol disputó 18 temporadas en la NBA, con Memphis Grizzlies, Lakers, San Antonio Spurs, Chicago Bulls, Milwaukee Bucks y Portland Trail Blazers.
Novato del año en 2002, en temporada regular, el pívot español disputó 1.226 partidos en la NBA (1.150 de ellos como titular) y logró 17 puntos, 9,2 rebotes, 3,2 asistencias y 1,6 tapones de media por encuentro.
En la postemporada, Gasol jugó 136 encuentros (122 partiendo desde el quinteto inicial) y promedió 15,4 puntos, 9,2 rebotes, 3,2 asistencias y 1,7 tapones.
Estas cifras a lo largo de 18 temporadas le sitúan entre los mejores jugadores europeos de la historia de la NBA junto a otros nombres muy destacados como Dirk Nowitzki, Tony Parker, Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis.
Pero más allá de los números, Gasol también ha dejado huella en la NBA por momentos inolvidables como su amistad con el fallecido Kobe Bryant o el memorable salto inicial frente a su hermano Marc en el partido de las estrellas de 2015.
En la misma Fonteta que ocho años atrás había comprobado el éxtasis de la primera ACB del Valencia Basket y una de las mayores afrentas sufridas por el Madrid en los últimos tiempos, en la Fonteta que anoche se despidió para siempre del baloncesto después de 37 temporadas taronjas (a unos metros aguarda a su estreno el impresionante Roig Arena), el equipo de Chus Mateo alzó su Liga número 38, la segunda consecutiva, la tercera en cuatro años, para reivindicar a un colectivo sobre el que pendía la amenaza del año en blanco. [70-81: Narración y estadísticas]
Lo logró con un contundente 3-0 en la final, sin resquicio ni opción para el Valencia de Pedro Martínez y su juego frenético, completamente apagado en la final por un Madrid sólido como una roca, otro recital defensivo que dejó en 70 puntos a los que no es raro que pasen de 100. Un Madrid que no tuvo un héroe y sí muchos esta vez, mérito de un Chus Mateo que terminó logrando lo que no tuvo a principio de curso, una rotación amplia y de garantías. Y así, protagonistas de la final fueron Andrés Feliz o Bruno Fernando. Y no tanto pero también Hezonja (16 puntos y nueve rebotes), Campazzo, Llull, Tavares o un Musa que pudo jugar su último partido de blanco.
Al Valencia le sobró ímpetu y le faltó concentración y pausa defensiva. También acierto. Mucho (2 de 15 en triples en la segunda parte). Le ocurrió en el arranque y después. Lo emocional se agolpaba en la Fonteta, también el calentón del error arbitral en su contra en los minutos decisivos del segundo round. Y el Madrid, experto en estos terrenos y ambientes, fue todo lo contrario. Bajó la temperatura al juego, impuso la intimidación de Tavares y empezó a herir ofensivamente con demasiada facilidad. Su despliegue no iba a resultar brillante, pero sí muy efectivo.
Bien temprano se hizo con eso que llaman el tempo del choque. Dos triples de Llull estiraron la ventaja en el amanecer y el segundo dos más uno de Bruno Fernando, especialmente acertado e incisivo el angoleño -también en defensa con sus tapones-, pusieron la máxima por entonces (19-29). Ocurrió justo después de una antideportiva de Llull a la que siguió una técnica en la tangana para Garuba. Una primera alarma roja que el Valencia logró apagar antes del descanso, espoleados por Puerto y López Aróstegui. Un triple final, sobre la misma bocina, del alero vasco llevó incluso con ventaja a los locales a los vestuarios (40-39).
Bruno Fernando, ante el Valencia Basket.ACB Photo
El Madrid había echado de menos el protagonismo de Campazzo y Tavares, apenas un punto entre la pareja que no deja de ser el pilar de su baloncesto. Y de más sus pérdidas y sobre todo los rebotes ofensivos del Valencia.
Pero todo eso se iba a solucionar de un plumazo a la vuelta, cuando el Facu arrancó como mejor rinde, ritmo de vértigo para un tremendo 0-15 que dejó helada a la Fonteta y también a Pedro Martínez, quien tardó de más en parar el parcial con un tiempo muerto. Se estrenó Campazzo y también Tavares, ya en la batalla. En apenas tres minutos, al Valencia se le había plantado una montaña delante.
Llull celebra una de sus canastas, en la Fonteta.ACB Photo
Iba a resultar el momento clave del duelo, pues ya todo fue un querer y no poder taronja (nueve puntos en el tercer cuarto), un remar contra corriente contra un Madrid que no lograba romper del todo la noche, pero tampoco dejaba resquicios para la remontada local. Y que abrochó el título con un parcial de 2-12 en los últimos minutos en una Fonteta ya en silencio.
Perder en casa contra el Manresa no es a estas alturas de la temporada un serio trauma para un Real Madrid líder en la ACB y en Euroliga. Pero sí ilustra bien las vulnerabilidades del actual campeón europeo y, de paso, la ambición del trabajo que est
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