¿Para qué sirve la final de consolación? “Acabar cuarto es una mierda, lo peor”

¿Para qué sirve la final de consolación? "Acabar cuarto es una mierda, lo peor"

Mundial de balonmano

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España busca el bronce del Mundial ante Suecia y en Suecia en un partido extraño, de escaso peso, pero importante para los jugadores

España, en el calentamiento de los cuartos.Sasa Pahic SzaboIHF

Ejercicio rápido de memoria: ¿Quién ganó la final de consolación del último Mundial de fútbol? ¿Y el partido por el tercer puesto de la última Euroliga? Si son seguidores de Luka Modric o del Barça de baloncesto quizá se acuerden. Pero se olvidarán pronto. Los partidos entre los derrotados en las semifinales de cualquier torneo son incómodos, normalmente extraños y dejan escaso poso en la afición. Sólo son realmente atractivos en los Juegos Olímpicos. ¿Por qué jugarlos entonces? Por el negocio, claro, toda final exige un prólogo, pero también por los jugadores.

Aunque parezca lo contrario, la mayoría valoran marcharse a casa con una victoria como recuerdo y una medalla al cuello. En el hotel Scandic Talk de Estocolmo, este sábado, pese al tute del traslado de madrugada desde Gdansk, la selección española se levantó con otro ánimo, caras alegres, energía, gracias al objetivo de vencer a Suecia este domingo (18.00 horas, Teledeporte) en la final de consolación del Mundial.

«Es que acabar cuarto es una mierda, es lo peor. En el Mundial de 2015, por ejemplo, llegamos a semifinales, que está muy bien, pero perdimos los dos últimos partidos y nos fuimos a casa como si nos hubieran eliminado en la primera fase, todos hechos polvo. Irte con una medalla es algo importante, algo grande, aunque no se valore tanto», comenta en conversación con EL MUNDO Jorge Maqueda, un especialista. Hasta en seis ocasiones ha jugado un partido por el tercer puesto, con cuatro victorias y dos derrotas. Venció en el Mundial de 2011, como ahora en Suecia y ante Suecia, en el Europeo de 2014, en los Juegos de Tokio 2020 y en el Mundial de 2021. Y perdió en el Europeo de 2012 y en aquel Mundial de 2015.

«Ahora te sabe a poco por culpa del disgusto de las semifinales, pero cuando pasa el tiempo te acuerdas de la medalla. También será importante para tener un mejor Preolímpico, así que hay que ganar», explica también Alex Dujshebaev mientras su hijo mayor, Hugo, revolotea a su alrededor en el hall del hotel. El pequeño, Leo, está en su casa de Kielce, con su abuelo, un tal Talant.

El trabajo psicológico

«Lo más difícil en estos partidos es estar centrado, encontrar la motivación tan rápido después de una derrota tan dura», comenta el mayor de los Dujshebaev, convencido de que en las semifinales ante Dinamarca se pudo hacer más. Es el sentir del equipo. Que el rival era muy bueno ya se sabía, Landin, Hansen, Gidsel, pero se perdió por los errores propios, por fallos en lanzamientos sencillos. En el entrenamiento de ayer en el gigantesco Tele2 Arena, Jordi Ribera trataba de borrar lo ocurrido de la mente de sus jugadores a partir del silencio. Ni un comentario sobre la derrota: todo indicaciones sobre Suecia.

«Ya sabemos de qué va. El físico no importa tanto. Son partidos psicológicos. El equipo que se recupera antes de la decepción por no estar en la final es el que se lleva la victoria. Es una putada que te eliminen, pero no podemos volver a jugar las semifinales», finaliza Maqueda y, en su análisis del rival, un nombre: Jim Gottfridsson.

Sasa Pahic Szabo / kolektiffMUNDO

Y es que este Mundial le ha vuelto a salir torcido a Suecia. Hasta cinco veces ha organizado el campeonato y sólo en la primera, en la prehistoria, en 1954, acabó campeona. En el resto, todo decepciones, como en 2011, cuando perdió el bronce contra España. Esta vez era la buena y nada. Su selección, resucitada por fin tras los tiempos de Magnus Wislander, venía de ser campeona de Europa en 2022 y subcampeona mundial en 2021. La organización al completo estaba centrada en su victoria, con todas las prebendas posibles, desde elegir grupo de primera ronda a mantenerse en una sede fija. Y pese a todo, un chasco. Su estrella, su central, Gottfridsson, se rompió un dedo en los cuartos contra Egipto y todo el proyecto se vino abajo.

En semifinales, ante Francia, el golpe anímico todavía estaba latente y los otros referentes, el lateral Eric Johansson o el portero Andreas Palicka, no consiguieron el pase. Ante España este domingo el equipo escandinavo es una incógnita. En el futuro no serán muchos los aficionados que recuerden lo qué ocurrió en la final de consolidación, pero los jugadores sí lo harán, vaya si lo harán.

kpd