Ha sido un movimiento rápido que ha cogido al mundo del baloncesto por sorpresa. Poco después de las 10 de la mañana de este viernes, el Bayern de Múnich anunciaba, mediante un comunicado, que Pablo Laso abandonaba su banquillo “por motivos personales”. Pocos minutos después, en un tuit, la Liga Endesa había público su destino: el banquillo del Baskonia.
Laso regresa así a la que fue su casa, el club de su cuidad, donde debutó en la élite y donde permaneció una década, la inicial de su carrera como jugador, entre 1985 y 1995, cuando fichó por el Real Madrid. Como técnico, no había estado nunca en Vitoria. “Regresa a casa”, ha sido la frase escogida por su nuevo equipo para darle la bienvenida.
En el comunicado emitido por la entidad bávara explica que, con esta decisión, se cumple así “el deseo del dos veces ganador de la Euroliga de rescindir su contrato”, que originalmente estaba en vigor hasta el verano de 2025.
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En la única temporada, de las dos que firmó -con opción a una tercera-, en que ha permanecido en Múnich, el técnico ha llevado al Bayern a conquistar el doblete en Alemania -el segundo de la historia del club-, con la Copa en febrero y la reciente Bundesliga hace un par de semanas, cinco años después de la última, de la mano de jugadores como el hispano-congoleño Serge Ibaka o el argentino Leandro Bolmaro.
En la Euroliga la trayectoria del conjunto entrenado por el vitoriano fue más discreta, finalizando en decimoquinta posición la fase regular, fuera tanto de los puestos de ‘play off’ como de ‘play in’.
El director general de la sección de baloncesto del Bayern, Marko Pesic, explicó en la nota que “la decisión personal de Pablo” les “sorprendió”, pero que lo respetan “mucho como entrenador y como personalidad” y tienen que “agradecerle mucho su trabajo y su gran compromiso durante la exitosa temporada pasada”,
“Le deseamos a Pablo todo lo mejor para el futuro; siempre estará asociado a nosotros, y no sólo por la doble victoria”, concluyó.