Otamendi silencia La Bombonera de Miami en un duelo de trincheras entre Boca y Benfica

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Boca, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo…” y el “Dale, dale, dale, dale, Bo…” sonaron sin parar en el Hard Rock Stadium, renombrado a ‘La Bombonera de Miami‘, donde miles de aficionados de Boca Juniors hicieron suyas las gradas como si el partido contra Benfica se celebrara en Buenos Aires. Los argentinos se pusieron 2-0 por delante, pero lo dejaron escapar a pesar de jugar gran parte del segundo tiempo con un jugador más. Otamendi, confeso seguidor de River, les silenció en el tramo final.

El primer partido de Miguel Ángel Russo al mando del equipo xeneize después de la serie de fracasos que terminaron con el despido de Fernando Gago dejó paso a una de las primeras sorpresas de este Mundial de clubes. Un Boca imponente, físico y vertical que pasó por encima del Benfica en los primeros 45 minutos. No lo vio Ander Herrera, lesionado a los 19 minutos.

Merentiel, en el 21, y Battaglia, en el 27, provocaron el delirio en el fondo argentino del Hard Rock, incrédulo ante lo que tenía delante. El primero lo hizo el delantero tras una gran jugada de Lautaro Blanco por la banda izquierda, caño incluido, y una buena definición al primer toque del atacante.

El segundo, con el ímpetu encendido de Boca, lo cabeceó a la red Battaglia tras una segunda jugada aprovechando un córner. Y así Boca, en un grupo que completan Bayern Múnich y Auckland City, daba un paso de gigante para estar en octavos de final.

Mientras, el Benfica trataba de asentar el golpe. El cuadro portugués, subcampeón de la liga portuguesa y eliminado por el Barça en octavos de Champions, hace crecer su equipo sobre Renato Sanches, Di María y los goles de Pavlidis, pero ninguno aparecía y las contras de Boca hacían daño. Tampoco Álvaro Carreras, pretendido por el Madrid.

Con el paso de los minutos, los lusos reaccionaron. Di María y el rápido Bruma comenzaron a entrar más en juego y Benfica empujó hacia la portería de Marchesin. Las distancias se recortaron rozando el descanso y con un penalti claro de Carlos Palacios a Otamendi en la salida de un córner. El VAR avisó al colegiado, el mexicano Cesar Arturo Ramos, y éste decretó el castigo al ver la imagen por la pantalla. Desde los once metros, Di María puso el 2-1 camino de vestuarios.

La segunda parte fue una trinchera tras otra. Una guerra convertida en final por el segundo puesto del grupo, asumiendo que el Bayern está un escalón por encima de ambos. Boca jugó con los tiempos y las sensaciones, entrando en la picaresca de tirarse en el suelo, provocar y alargar todo lo posible las pausas.

Benfica se desesperó por momentos y cayó en la trampa con la tarjeta roja a Belotti por juego peligroso, pero volvió a reaccionar con uno menos, olvidando las peleas con el rival y centrándose en el juego. Desde el banquillo, Bruno Lage ayudó con los cambios. Kokcu y Prestiniani acompañaron la posesión y Carreras empezó a ganar terreno por el carril izquierdo, llegando hasta línea de fondo y provocando córners

Uno de ellos, terminó en un formidable cabezazo de Otamendi, fan de River, para mandar callar al fondo xeneize. A Boca se le escapó una victoria en superioridad numérica y terminó sufriendo tras la expulsión de Figal por una temeraria entrada sobre Florentino en un tramo final de patadas y tanganas.

La tuvo el Benfica en el descuento, pero este Grupo C, si ambos ganan contra el Auckland City y caen contra el Bayern, va camino de decidirse por la diferencia de goles. Espectáculo asegurado.

kpd