ATP 250 de Brisbane
Venció por 6-1 y 6-2, clasificándose para cuartos de final, donde se medirá este viernes (11.00 h. en España) con Jordan Thompson, también australiano
Una vez confirmado que, como el alumno brillante y aplicado que es, está listo para volver a clase, Rafael Nadal puso en práctica un ejercicio de devastación frente a Jason Kubler, que en los tres primeros juegos del partido sólo pudo anotarse un punto. Una vez resueltas las lógicas dudas inherentes a la reaparición después de 349 días sin disputar un partido individual, el español confirmó que continúa firme en su puesta a punto.
Después de Dominic Thiem, un gran jugador muy venido a menos, le llegó el turno a al ídolo local, 102º, que celebró una volea de revés, su segundo punto en el encuentro, ya 3-0 y 15-30 abajo, como si se tratara de un logro mayúsculo. Tal vez lo fuera, a la vista de cómo se desarrolló la confrontación. Nadal venció por 6-1 y 6-2, en una hora y 23 minutos.
Este jueves bajo techo, debido a la lluvia, Nadal sigue generando asombro. Incluso tratándose de quien se trata, y con la jurisprudencia que han sentado sus ya numerosas y triunfales reapariciones, esta vez el asunto era más delicado, pues nunca había estado tanto tiempo lejos de la competición y ha vuelto a ella con 37 años.
Sí, aún es pronto para hacer valoraciones de peso, son sólo dos partidos y ante rivales ahora mismo de escasa cualificación, pero la manera de desenvolverse, la velocidad de piernas, el acierto con el servicio, la convicción y la precisión en todos sus golpes, la facilidad con que golpea la derecha invertidam, la solvencia… Todo cuanto hace augura un jugador pujante, quién sabe si anticipándose a las fechas inicialmente señaladas, en primavera, en la tierra batida.
Tibio amago de reacción
Cuando Kubler, maltratado a lo largo de su carrera por graves lesiones de rodilla, precisó atención del fisioterapeuta del torneo en el codo derecho ya estaba 5-0 abajo, sin apenas poder abrir la boca, sometido por el brazo rearmado del ex número 1 del mundo, que empezó el torneo como 672º y ya figura en la clasificación virtual de la ATP como 450º. A la vuelta, el de Brisbane, hizo un amago de reacción, ganó un juego y se puso 0-40, tres bolas de rotura evanescentes.
Kubler, buen doblista, campeón el pasado año en el Abierto de Australia junto a su compatriota Rinky Hijikata, cambió el plan ya con break abajo en el segundo. Condicionado por su lesión o con la idea de atenuar los daños en el marcador, se fue a la red dándose el insólito gusto de llevarse un juego plácidamente. Nadal, 20 ganadores, ocho errores no forzados, había recibido un warning por exceder el tiempo de descanso entre uno y otro set, pero nada iba a alterar su conducta.
Le espera este viernes (11.00 h. en España, Movistar) otro australiano, Jordan Thompson, 55º, al que ha derrotado en sus dos cruces: 2022, primera ronda de Roland Garros, por un triple 6-2, y 2020, octavos de Paris-Bercy, 6-1 y 7-6 (3). “Había visto vídeos de Jason y es un jugador muy sólido atrás, así que sabía que necesitaba ser agresivo y jugar con determinación”, comentó tras el encuentro. “Cada día que tengo la oportunidad de jugar y de sentirme competitivo es un premio”.