ATP 250 de Brisbane
Se impuso por 7-5 y 6-1 en su vuelta a las canchas casi un año después. “Es un día muy emocionante para mí. He regresado con un nivel positivo”.
La última vez que Nadal y Thiem se habían visto las caras fue en la fase de grupos de las ATP Finals de 2020. Venció el austriaco en dos desempates, camino de su segunda final consecutiva del torneo. Ambos estaban entonces en la cresta de la ola. Nadal había ganado en primavera su decimotercer Roland Garros. Thiem venía de llevarse el Abierto de Estados Unidos.
Tanto tiempo después, pues es mucho el transcurrido a la velocidad que se desarrolla el tenis, la primera ronda del ATP 250 de Brisbane presentó el retrato de dos grandes tenistas sometidos a los crueles avatares de la competición. Thiem, 30, lleva dos años intentando recuperar su sitio tras una grave lesión de muñeca. Nadal, 37, vuelve después de una temporada completa en los márgenes, tras ser intervenido en el psoas el pasado junio.
En la fotografía presente fue el español, que se impuso por 7-5 y 6-1, en una hora y media, quien salió más favorecido. Por momentos, daría la impresión de que el año perdido fue sólo un breve paréntesis. Nadal, 672º, no emitía síntomas evidentes de convalecencia. Servía bien, percutía sobre el revés a una mano de Thiem de modo similar a como lo hizo en los 15 duelos precedentes entre ambos y exhibía la agresividad que le distingue desde hace ya mucho, cuando, obligado por el azote del tiempo, decidió economizar esfuerzos.
A la cuarta opción de set
Llegado el noveno juego con una secuencia similar para que ambos resolvieran cómodamente sus turnos de servicio, Nadal respondió al envite de Thiem, que elevó la apuesta metiendo punch en su revés. Fue entonces cuando volvimos a ver los gestos de reafirmación del poseedor de 22 títulos del Grand Slam, el reconocible “¡Vamos!” después de cerrar un hermoso intercambio con volea baja de revés, los semblantes de ilusión en su box… Sería el español quien definiese antes del desempate, al aprovechar su cuarta opción de rotura.
Thiem, 98º, ex número 3 del mundo, asumió riesgos, pero falto de precisión. Está lejos del tenista que se presentó ante Nadal en dos finales consecutivas de Roland Garros. Acusó el golpe y apenas presentó oposición en el segundo set ante un adversario que, una vez más, supo leer bien el momento por el que pasaba el partido. Escapó pronto en el marcador hasta lograr su primera victoria desde que el 16 de febrero de 2023 derrotó a Jack Draper en el Abierto de Australia.
Aún a la espera de evolución, con toda la prudencia que aconsejan las circunstancias, son buenas noticias para Nadal, que responde en una de las situaciones más delicadas de su extraordinaria carrera. Vuelve a estar aquí. Con el mismo espíritu de toda la vida. “Es un día muy emocionante para mí. He tenido la oportunidad de volver a jugar y hacerlo a un nivel positivo”, comentó a pie de pista.