El futbolista egipcio Ahmed Refaat, delantero del Modern Future de la primera división de Egipto, ha muerto este sábado a los 31 años debido al “fuerte deterioro de su estado de salud”, después de que en marzo sufriera un paro cardíaco de más de una hora durante un partido de liga.
“El Modern Future FC anuncia el fallecimiento de Ahmed Refaat, jugador del primer equipo y de la selección egipcia, como consecuencia de un fuerte deterioro de su estado de salud”, dijo el club en un comunicado, que recordó que el delantero sufría “una crisis de salud” desde el episodio en el terreno de juego el pasado 11 de marzo.
El club no ofreció más detalles sobre las circunstancias de la muerte de Refaat, quien en marzo fue hospitalizado en una unidad de cuidados intensivos tras sufrir un paro cardíaco de más de una hora durante un partido de la liga doméstica.
El futbolista se desplomó en el minuto 88 del encuentro entre el Modern Future y el Al Ittihad de Alejandría, un partido en el que Refaat había entrado en el minuto 60 para sustituir a un compañero.
El árbitro suspendió el juego y el delantero fue ingresado en el hospital Zamzam, cercano al estadio, donde finalmente fue reanimado tras múltiples intentos fallidos.
Refaat fue dado de alta el 11 de abril, un mes después, y desde entonces continuó recibiendo tratamiento y usando un marcapasos.
El futbolista militaba en las filas del Modern Future desde octubre de 2021 y la temporada pasada anotó un total de nueve goles en 29 apariciones, mientras que también debutó con la selección egipcia en 2021, con la que disputó cinco partidos.
Hace justo 60 años que el Real Madrid ganó su primer título europeo, una larga historia con muchos triunfos y también largos períodos de sequía, el último de los cuales terminó hace ya un decenio con la llegada de Pablo Laso y el regreso del éxito, prolongado en 2023 con otra Euroliga tras aquel extraño cambio de entrenador.
La lamentable derrota de Berlín, con un equipo que empezó durante 10 minutos como si fuese heredero de los mejores Boston C
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La forma en la que se afronta la adversidad establece la condición competitiva. Es difícil, pues, saber qué se puede esperar de un equipo hasta que no va por detrás en el marcador. España no lo había estado en toda la primera fase, por lo que se trataba de una prueba por la de que debía pasar. Georgia no es uno de los adversarios que la llevan al extremo, pero en esas situaciones, importa el trance, no el rival. Le sucedió también a Inglaterra frente a Eslovaquia. La selección reaccionó mucho antes que los pross, gracias al disparo de Rodri, pero es evidente que la presión lastra la velocidad
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Vienes de un marzo negro, de una depresión de resultados preocupante y atisbas el domingo con los periódicos informando de un tropiezo de los colosos. Estás lejos, pero quién sabe... Es imposible, pero y si... Tienes que ganar todo y ellos perder bastante, pero quizás...
Toda época oscura tiene final. Tras semanas de lluvia, siempre sale el sol. La luz es Barrios. Hay que sentir para seguir creyendo. Y el canterano lo hizo, y con él, el Atlético, que remontó el gol de Agoumé con un tanto de penalti del de siempre y la fe del número 8. [Narración y estadísticas, 1-2]
Quiere creer y soñar el Sevilla. Poco importan las dos últimas y dolorosas derrotas, que su temporada en casa sea floja, por decirlo educadamente, y que la planificación deportiva sea cuestionada día sí, día también, por la grada del Pizjuán. De hecho, uno de sus fichajes más cuestionados, Lucien Agoumé, quiso transmutarse en Toni Kroos, ahora que estamos en cuaresma, y cuando despertaba el partido metió un putt con el interior desde el borde del área para batir a Oblak. Quedaba un mundo, pero la declaración de intenciones no era mala.
El Atlético, por su parte, empezó vago, con una presión desordenada y un bloque medio, como sin saber si morder o esperar. Un sueño para un Sevilla que tiene una identidad extraña este año, más largo que compacto y con querencia por el juego directo. Jugadas de cuatro pases y gracias. En una de esas, Ejuke desbordó a Molina para ponerla en el corazón del área pequeña, Oblak y Le Normand salvaron el segundo antes de los primeros 20 minutos.
Entonces llegó uno de los errores, habituales este curso, que impiden que el Sevilla aspire a mayores hazañas. Un balón que no iba a ningún lado en el área, Badé decidió perseguirlo como un búfalo hasta que arrolló a Gallagher. Penalti incuestionable y esta vez, pese a la historia interminable del doble toque, lo pateó Julián y lo introdujo en la portería de Nyland. El partido empezaba de nuevo con media hora menos.
Julián celebra su tanto.Jose Manuel VidalEFE
Sevilla y Atlético son espejos en esta fase de la temporada. Jugando a destellos, acodados en sus mejores jugadores y con poco control del juego. Uno de esos destellos lo protagonizó Lukebakio, la estrella sevillista, la única esta temporada, puso un pase medido a Akor que lo estrelló ante un atento Oblak. Lo dicho, poco fútbol y muchas oportunidades. Las defensas, especialmente la rojiblanca, apáticas. Aunque Badé, a veces, no sabía qué portería guardaba.
Simeone apremió a sus pupilos que terminaron apretando al final de la primera parte. Tras 45 minutos en tercera, decidieron jugar en sexta los cinco del descuento. A estas alturas de liga ya no te puedes permitir tirar una parte a la basura y menos tras la mala experiencia ante el Espanyol. Aún así, si Gallagher hubiera resuelto mejor una contra tres para uno, el Atlético se habría ido uno arriba en el marcador. Inmerecido, sí, pero a falta de ocho jornadas hay que ganar por lo civil o por lo criminal.
Sacó Simeone a Molina en el descanso, cuya primera parte no iba a pasar a la historia, y la segunda comenzó parecida al inicio del encuentro, intensidad sevillista y ocasión de Akor, bien resuelta por Lenglet y luego otra de Kike Salas. Ambas provocadas por errores de Griezmann en salida. Cada vez se explican menos los minutos que el Cholo concede al francés. Una cosa es respetar la historia, que la tiene e inmejorable, y otra que sea intocable en un maratón de partidos ya complicado para un veinteañero, imposible para un veterano.
Oblak recoge objetos del césped.Jose Manuel VidalEFE
Lo retiró en el minuto 55 por Sorloth y también saltó al terreno de juego Koke, ausente el último mes. El equipo creció en intensidad, pero el partido se interrumpió por una protesta contra la directiva por parte de la grada Gol Norte. Soto Grado detuvo la contienda cinco minutos tras la caída de decenas de objetos.
Lanzamiento de objetos
Tardó un tiempo el Atlético en recalentarse tras el parón y aprovechó la electricidad de Riquelme, que salió por un invisible Giuliano, para volver a empujar hacia la portería de Nyland. Precisamente, podría haber desnivelado el marcador el canterano rojiblanco si Gallagher hubiera puesto bien el pase atrás. Estaba solo en el punto de penalti. El Cholo vio el momento y quiso prolongarlo con Lemar, más toque y profundidad que el inglés al que sustituyó, pero casi lo lamenta después de que Badé, tras un córner, por poco adelantara a un Sevilla que ya se centraba más en aguantar que en atacar.
El Atlético, pese al cansancio, pese a la depresión, nunca dejó de creer y tuvo que ser un canterano, el que tiene marcado el escudo en el pecho, el que aprovechó el tropiezo de los titanes en el descuento. Barrios puso la izquierda tras un gran eslalon y Nyland solo pudo mejorar la foto. A tres del Real Madrid y a siete del Barça, Imposible... o casi.