Trail running
A sus 47 años, compañero de siempre de Kilian Jornet, ganó la última Ultra Pirineu aun sin plan de entrenamiento: “Salgo a la montaña y, si puedo, me aprieto”.
“Lo conocí en una presentación del equipo Salomon, en 2007 o en 2008. Antes ya se kilómetros, pero cuando empecé a entrenar con él… bueno era Kilian, ahora todo el mundo ya sabe de qué es capaz. Igual tenía sólo 17 o 18 años, pero ya se veía que era diferente, que tenía algo especial, que siempre buscaba ir más allá”.
Cuando Kilian Jornet llegó, Miguel Heras ya estaba ahí. Y ahí sigue, a sus 47 años, carrera tras carrera, victoria tras victoria, la última en la pasada Ultra Pireneu, una carrera de montaña de 100 kilómetros y 6.600 metros de desnivel.
El trail running es un deporte relativamente reciente, lleno de jóvenes, aún en crecimiento, con marcas todavía incorporándose -las últimas, Decathlon o Zara-, pero hace años ya había unos locos que cruzaban montañas y más montañas a toda velocidad. Luis Alberto Hernando, Agustí Roc, Iker Karrera, Tofol Castanyer y así muchos, como Heras. Hace una década fue segundo en el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB), la carrera más importante del mundo, y apenas ha cambiado. Sigue con el mismo sponsor, Salomon, sigue con los mismos objetivos y sigue con el mismo plan, es decir, ninguno.
“No tengo ningún plan ni de entrenamiento ni de nutrición. Si salgo a la montaña y puedo, me aprieto; si ese día no tengo fuerzas, me aprieto menos. Estoy convencido de que hay demasiado control; nunca he llevado pulsómetro”, expone el veterano que ha ganado de todo, casi todo en España: Transgrancanaria, Transvulcania, Ultra Trail Vail d’Aran, Penyagolosa Trails, Desafío Somiedo, Ultra Sierra Nevada y podios en Zegama, Canfranc-Canfranc…
Todo como corredor; todo también como fontanero. Porque hasta hace dos meses, cuando se sumergió en la creación de un centro de alto rendimiento en La Covatilla, Heras no había abandonado su oficio a pesar de los éxitos. En realidad, antes era imposible.
“Yo soy de Béjar, a los pies de La Covatilla, y la montaña siempre ha sido mi patio: de joven ya hacía salidas, bicicleta, escalada… Pero me dedicaba al baloncesto. Sólo después, cuando ya lo dejé, empecé a competir en raids de aventura y más tarde, en 2006, en carreras de montaña porque Salomon necesitaba a alguien para el Mundial. Nunca pensé que habría quien viviría de las carreras de montaña. ¿Cómo va a subir gente allí arriba a vernos o a grabarnos? Los directos que se hacen ahora eran impensables entonces”, reconoce Heras. Según comenta, antes ya había calidad, buenos corredores, pero faltaba cantidad, los 15 o 20 aspirantes a los triunfos que ahora. Según comenta, antes el material era muy pesado.
- ¿Con qué se corría por la montaña en sus inicios?
- Todo pesaba mucho, era material fabricado para el montañismo, para el senderismo, no existía el minimalismo. Recuerdo que con Kilian ya hacíamos recortes, todo casero, para quitarle peso a unas zapatillas y a una mochila. Hace 15 años ir al UTMB con un cinturón o con una riñonera como la que usé en la Ultra Pirineu era imposible.
Entre sus recuerdos, la vez que se perdió en el Montblanc y tuvo que abandonar o algunas carreras compartidas con su hermano Roberto, ex ciclista, cuatro veces vencedor de la Vuelta, que todavía hoy compite en pruebas de trail. “Diría que físicamente estoy mejor que a los 30 años. Me veo más rápido, también trabajo más el llano, que antes lo evitaba. Y psicológicamente, algo parecido. Cuando empecé tenía más nervios, más ansiedad, pensaba demasiado en la competición. Ahora llego a las carreras con una pachorra que me sorprende hasta a mí. Muy, muy calmado”, asegura el corredor veterano, que niega una y otra vez, entrevista a entrevista, la retirada.
A su edad, a los 47 años, es muy difícil competir en otro tipo de deportes, más explosivos, más intensos, pero en las carreras de larguísima distancia, donde prima mucho la resistencia y la mentalidad, Heras incluso tiene ventaja. “Es que ni pienso cuándo lo dejaré. Sólo cuando me preguntan por ello, pero igualmente no sé qué decir. Igual sufro una lesión o me pasa y tengo que retirarme. Pero de momento, ¿por qué lo voy a dejar? Disfruto de la montaña, me lo paso bien”, finaliza Heras uno de los que, cuando llegó Kilian Jornet, ya estaba ahí.