María P. Schlegel, una española en la creación de la nueva NBA del voleibol: “Es emocionante, es algo histórico”

María P. Schlegel, una española en la creación de la nueva NBA del voleibol: "Es emocionante, es algo histórico"

A los 30 años, María P. Schlegel ya había jugado al voleibol en medio mundo. En Alcobendas, donde se formó, o en el Haro Rioja, pero también en Italia, República Checa o Alemania. Y precisamente allí estaba este verano, compitiendo en la Champions y la Bundesliga con el Münster, cuando un anuncio apareció en sus Stories de Instagram. Nacía una nueva liga. En Estados Unidos. Al estilo NBA. ¿Se marchaba a la aventura?

«Lo vi claro, era una muy buena oportunidad. Decidí contactar directamente, mandar mi curriculum y vídeos de mis jugadas, hablar con los entrenadores… Y aquí estoy. Era arriesgado, podría haber llegado a Estados Unidos, que todo fuera un desastre y tener que volver a Europa sin contrato con ningún equipo. Pero ha ido muy bien», explica Schlegel desde Columbus, la capital de Ohio, porque sí, sí, ha ido muy bien. En el primer partido de la primera temporada de la Pro Volleyball, la nueva liga yankee femenina, su franquicia, Columbus Fury, reunió a 8.000 personas en un pabellón y pronto esperan alcanzar el lleno, los 9.400 asistentes. Perdieron ante los Grand Rapids Rise, pero eso es lo de menos, de momento.

¿Es diferente la Pro Volleyball a una liga en Europa?
Sí lo es, por el potencial de la liga. El año pasado en Nebraska hubo 92.000 aficionados en un partido de voleibol universitario; se superó el récord de más público en un partido femenino que tenía el Barça. En Estados Unidos siempre ha habido mucho interés por el voleibol femenino, pero les faltaba una liga profesional. Ahora ya la tienen, con todo el espectáculo que le ponen, con todos los recursos y las infraestructuras. El otro día entrenamos en un pabellón enorme, gigante donde cabían 43 campos de voleibol. Para mí es emocionante, estoy viviendo algo importante en la historia de mi deporte. Es el país correcto en el momento correcto.

En su primera temporada, la Pro Volleyball cuenta con siete equipos, en Columbus, Atlanta, Orlando, San Diego, Grand Rapids, Las Vegas y Omaha y para 2025 ya ha anunciado franquicias en Dallas, Indianápolis y Kansas City. En algunos lugares comparte pabellones con equipos profesionales de hockey hielo, como en Columbus o en Atlanta, y en otros, como Orlando o Omaha, con conjuntos de la NCAA, la liga universitaria. De entrada asegura un salario base de 60.000 dólares brutos a todas las jugadores, aunque los premios pueden alcanzar el millón de dólares a repartir entre todo el equipo.

«Hay muchos incentivos e imagino que irán subiendo los sueldos. En los mejores equipos de Italia o Turquía puedes cobrar más, pero el salario medio de todas las ligas de Europa es más bajo», comenta Schlegel, que compagina su carrera con un notable éxito en redes sociales. Entre Instagram y TitTok supera los 350.000 seguidores mostrando sus rutinas como deportista profesional.

¿De dónde vienen esos números?
Un poco de casualidad, como pasan con estas cosas. Durante la pandemia jugaba en República Checa, estaba sola y empecé a subir vídeos para entretenerme, como algo personal. Tuvieron buena acogida y seguí haciéndolo. Cuando llegué aquí me di cuenta que en Estados Unidos hay mucho más mercado, me contactaron varias marcas en cuanto llegué. Fue sorprendente.

Hija de Mike Schlegel, ex jugador estadounidense de la ACB en Ferrol, Forum Filatélico o Estudiantes que falleció por un cáncer en 2009, y de Carmen Mosegui, ex atleta uruguaya especializada en 400 metros, María P. Schlegel se crió en Piedras Blancas, cerca de Avilés, e iba para atleta, como su madre. A los 18 años, siendo campeona de España junior en salto de altura -con 1,79 metros, la misma marca que Ruth Beitia a esa edad- recibió una beca y se marchó a entrenar al Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Su futuro estaba sobre el listón, estaba claro. Pero todo falló en los siguientes cuatro años, perdió la ayuda y de milagro regresó al voleibol que jugaba de adolescente, en el instituto, por pura diversión.

Ahora, más con su experiencia internacional, la esperanza es que en 2025 pueda clasificar a España para su primer Mundial desde 1982. «Todas queremos estar en la selección, pero hay una parte personal complicada de gestionar. Las condiciones podrían ser mejores, la verdad», denuncia. Con su palmarés, que la selección llegue a la élite parece difícil. Es más sencillo, sin duda, que Schlegel forme parte del éxito de la nueva NBA del voleibol femenino y que llene pabellones por todo Estados Unidos.

kpd