Les costó arrancar, por la tensión de los días previos, pero la ola expansiva se extendió rápidamente. París, Francia, ha hecho historia con unos Juegos inolvidables, divertidos, con sedes de postal, ceremonias inaugurales y de cierre impactantes, un entusiasmo como no acostumbra la ciudad y un nuevo monumento nacional: el pebetero olímpico. Unos juegos, también, tranquilos y seguros, en los que no ha habido problemas.
“Nosotros, que vivimos desde hace más de dos semanas en un país donde teníamos la sensación de que el aire es más ligero, no queremos que la vida retome su cauce“, ha dicho este lunes el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha recibido a algunos de los profesionales movilizados para el evento deportivo.
Hoy ha tocado hacer balance, aunque la resaca post olímpica durará días. Macron ha dicho que “después de estos Juegos hay nostalgia”. “Es lo que hemos vivido durante dos semanas en un país donde hemos visto que algo había cambiado. Esta es el verdadera cara de Francia. Durante años nos dijeron que no era posible, que la ceremonia no era realizable, que la seguridad no se podía garantizar, que el Sena no sería apto al baño, que Francia no podría tener tantas medallas. Gracias porque lo habéis hecho, habéis hecho un trabajo increíble”, ha dicho.
Francia ha acabado quinta en el medallero (64 medallas), ya tiene nuevos héroes, como Léon Marchand o incluso Tony Estanguet, el presidente de Paris 2024 y encargado de la organización, coreado ayer como una estrella en Stade de France, durante la ceremonia de clausura. Las sedes olímpicas han estado llenas, con 10 millones de billetes vendidos y más de tres millones de personas en las fan zones. Han sido los primeros juegos paritarios. “Ha sido un éxito extraordinario que ha conquistado el país, de organización y de seguridad”, según Macron.
“Nada hubiera sido posible sin el movimiento deportivo en su totalidad”, ha añadido el presidente, que ha tenido palabras para los voluntarios, deportitas y fuerzas del orden, propias y extranjeras. A los encargados de organizar los actos de apertura y clausura. “Podemos ser creativos y rigurosos, podemos estar completamente locos y bien organizadores. Quiero agradecer la creatividad de Thomas Jolly y Tony Estanguet” ha dicho, en referencia al director artístico encargado de los actos.
Había dudas sobre todo relativas a la seguridad, pero 35.000 agentes han estado movilizados cada día para que no hubiera problemas. “Han hecho un gran sacrificio tantos días, se han privado de tiempo de estar con sus familias”, ha dicho. Había dudas sobre si el agua del Sena permitiría realizar las pruebas de nado en el río. Se pudieron hacer y, a priori, no hay deportistas hospitalizados.
Había dudas sobre la saturación en los transportes, pero no ha habido problemas de organización. 45.000 voluntarios de 200 países han ayudado a hacerlo posible. “Hay cosas que el espectador no ha visto y es el trabajo que ha hecho posible que no haya una amenaza, que se haya podido producir esta unión popular en las calles. Gracias a los servicios de seguridad y de Interior”, que han permitido evitar lo peor. Ha habido un millón de investigaciones administrativas han permitido desmantelar 100 tentativas, ha dicho el presidente.
Ha lanzado un mensaje de unidad, la que ha mostrado Francia estos días: uno de los “legados inmateriales” de estos Juegos. Y ha recordado: la aventura continúa, con los Paralímpicos que arrancan a finales de agosto.