Luis Rubiales dimitirá mañana tras ser abandonado por todos por su polémico beso a Jenni Hermoso

Luis Rubiales dimitirá mañana tras ser abandonado por todos por su polémico beso a Jenni Hermoso

Dimisión o deshonrosa destitución. No había más opciones en el horizonte de Luis Rubiales, así que ha optado por dejar la presidencia de la Federación Española de Fútbol después de días cuestionado por su inapropiado beso a Jenni Hermoso tras la final del Mundial Femenino y la gestión que hizo de la crisis. Tras una larga reunión con sus colaboradores más cercanos, y viendo cómo se resquebraja su figura con el paso de las horas, optó por comunicar que presentará su dimisión a la Asamblea General. Las voces que pedían su salida en público y en privado se habían multiplicado hasta dejarlo solo. El Gobierno, con el que coqueteó en su eterna guerra con LaLiga y la Liga F, le amenazaba, la FIFA le expedientaba y el fútbol español le estaba abandonando.

La Asamblea General Extraordinaria que convocó para mostrar su fuerza será el lugar donde firme su final antes de que sea más evidente que no tenía salida. El comunicado de Jenni Hermoso a través del sindicato FUTPRO pidiendo «medidas ejemplares» dinamitó los planes del presidente. No habría cierre de filas e incluso estaba en duda que la asamblea se llegase a celebrar. Su constitución pasa, según los Estatutos de la RFEF, porque haya presentes al menos la mitad de los 140 asambleístas, 70, y muchos no piensan asistir.

Ni siquiera todos los miembros natos, los 19 presidentes de la federaciones territoriales, asistirán. La Federación Vasca anunció que no acudiría «ante la gravedad de lo sucedido en la entrega de trofeos de la final del Campeonato del Mundo y la posterior gestión de los acontecimientos». De hecho, se plantea abandonar también la junta directiva, donde su presidente Javier Landeta tiene condición de vocal

Luis Rubiales, durante la recepción a las campeonas en La Moncloa.EFE

Otros presidentes consultados por EL MUNDO, aseguraban que acudirían a escuchar las explicaciones del presidente porque es su «deber» , pero ya matizaban que su presencia no significaba que no reprueben el comportamiento Rubiales. Con todos ellos mantiene Rubiales la reunión prevista a las 10:30 de la mañana, dos horas antes de la convocatoria de asamblea. Ya intunían, y deseaban, que le podría trasladar su decisión de dejar el cargo, como así será. No vían otra salida. Tres de ellos vivieron de cerca la gestión de esta crisis porque estuvieron en la final en Sidney y, a la mayor parte de los consultados, les inquietaba cómo afectaría al fútbol español la imagen de un presidente enrocado tras la evidente conducta «inaceptable» de besar a una jugadora. Si Rubiales tenía escapatoria, la firme postura de Hermoso le cerró todos los caminos.

Los clubes, en contra

Las federaciones no le iban a dar la espalda sin escucharle, pero los clubes ya habían decidido que sí. Entre los profesionales, de manera mayoritaria. Osasuna, Getafe, Betis, Mallorca,Villarreal, Cádiz, Elche, y Rayo Vallecano avisaron de que no acudirán, como tampoco el FC Barcelona ni la Real Sociedad, a cuyo presidente, Jokin Aperribay, le parecía que esta asamblea «no tiene demasiado sentido». Tampoco lo haran el Alavés, Leganés, Eibar, Las Palmas, Lugo, Sporting, Tenerife, Ponferradina y Zaragoza. Si rotundo fue el presidente del Getafe, Ángel Torres, pidiendo la dimisión, también lo fue el del Atlético, Enrique Cerezo: «Debe ser consecuente y presentar su dimisión».

Ni siquiera entre los clubes a partir de Primera RFEF, el fútbol modesto en el que tanto dijo volcarse Rubiales, había intención de presentarse de forma mayoritaria. El Amorebieta expresó por qué: «No incluye el único punto que justificaría su convocatoria: la dimisión de de Luis Rubiales».

De perfil se iban a poner también jugadores, profesionales y amateur, y los entrenadores salvo los que están a sueldo de la RFEF como Jorge Vilda. No forman parte de la asamblea, pero Carlo Ancelotti dejó claro que el comportamiento de Rubiales «no ha sido el de un presidente de Federación» y Míchel, técnico del Girona, mostró su apoyo a Hermoso.

Del colectivo arbitral nadie se pronunció, pero si la Asamblea podía ser un paripé, cada hora que pasaba había más dudas de que no se volviera en contra Rubiales evidenciando la imagen de su soledad. Y de eso ha querido huir.

Presionado por el Gobierno

El fútbol como estamento era el único asidero para Rubiales y hasta la FIFA, en silencio durante cuatro largos días, le dio un revés al anunciar que su Comisión Disciplinaria estudiará una sanción. El institucional y político ya lo perdió y la presión aumenta.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien presumía de tener buena sintonía, consideró sus disculpas insuficientes y le señaló el camino: dimisión o intervención el Consejo Superior de Deportes. Si ante otros escándalos como la Supercopa de Arabia gestionada por Piqué o los presuntos pagos de fiestas y viajes con dinero público miraron para otro lado, ahora no.

El ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaño, se lo recordó ayer, -«el Gobierno actuará. Las cosas no se pueden quedar así»- y el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, insistió. «Es la gran oportunidad de que el fútbol demuestre que respeta los derechos de las mujeres y los defiende. La RFEF seguirá sus propios procedimientos pero el CSD tomará sus propias decisiones a partir del lunes», advirtió. Rubiales tiene horas para evitar que las tres denuncias que han sido presentadas lleguen al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).

No está acostumbrado el presidente a que el CSD le ponga contra las cuerdas. En su papel de árbitro entre la Federación y las ligas profesionales, sus resoluciones han caído más del lado federativo, especialmente en el caso de la Liga F en cuestiones como el sorteo del calendario, el trofeo, que la Federación se negó a ceder, o la cesión del 20% de los ingresos comerciales para compensar a la RFEF.

Los días de gloria de Rubiales han llegado a su fin. Si inició mandato con un fiasco en el Mundial de Rusia en 2018, con el escándalo de la destitución de Julen Lopetegui, lo cierra en 2023 con la selección femenina campeona del Mundo y otro escándalo, su beso a Jenni Hermoso, al que esta vez no ha logrado sobrevivir.

kpd