Los detalles del debut de Alcaraz: unas Nike de calle, insectos molestos y una confesión a McEnroe

Los detalles del debut de Alcaraz: unas Nike de calle, insectos molestos y una confesión a McEnroe

En su primer partido del año, en el Open de Australia, Carlos Alcaraz saltó a la pista del Rod Laver Arena con su raquetero, como es lógico, y con un complemento inhabitual: unas Nike Dunk Low grises de calle. Quizá era publicidad: la marca ha convertido al español en una de sus estrellas. Quizá era coquetería: suele vestir ese modelo en los eventos en los que participa. El caso es que, después de vencer a Richard Gasquet (7-6 [5], 6-1, 6-2) y pasar a segunda ronda, Alcaraz cambió sus zapatillas técnicas por las zapatillas de vestir simplemente para marcharse al vestuario.

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«Gracias por llevar las mismas Nike que yo llevaba hace 40 años», le soltó John McEnroe, siempre certero, siempre bromista. El debut de Alcaraz en Melbourne fue ideal, el mejor partido posible para él, con sufrimiento, disfrute, aprendizaje y control, pero le superó en atractivo su diálogo posterior con McEnroe, uno de los entrevistadores invitados por el Grand Slam.

Por ejemplo, quien fuera número uno del ranking ATP entre 1980 y 1985 preguntó al español si a veces ejecutaba ciertos golpes sólo para el disfrute del público, si cometía errores en pos del espectáculo y éste contestó sincero: «A veces sí». «Con las dejadas, las subidas a la red… juego para mí, pero también intento que la gente se divierta. A veces no miro al marcador y busco golpes imposibles sólo para el público», respondió Alcaraz ante una afición entregada. Hacía 10 minutos que había terminado la acción, iba a llegar la medianoche en Australia y ahí estaban más de 10.000 personas escuchando sus palabras.

Otro ejemplo, McEnroe le señaló su sonrisa, reclamó a Alcaraz su truco para mostrarse contento en la pista, para no torcer nunca el gesto, y éste regaló una confesión. «Cuando era pequeño no disfrutaba, siempre estaba centrado en practicar, en practicar. Ahora intento disfrutar, creo que es clave en mi juego. Cuando sufro un poco miro a mi equipo y ellos me ayudan a volver a sonreír», explicó el actual número dos del ranking mundial en el final perfecto para un partido redondo.

La debilidad de Gasquet

Como rival de primera ronda, Gasquet fue ideal, exigente en la justa medida. A sus 37 años, el francés aguanta en el circuito con una técnica extraordinaria y un físico limitado. Aún luce en algunos ATP 500 y ATP 250, pero en los últimos cinco grandes que ha jugado ha caído en primera ronda, por ejemplo. Frente a él, sabedor que posiblemente vencería por resistencia, Alcaraz podía centrarse en situarse en la pista australiana, en encontrar su juego, en coger ritmo. Y eso hizo en el primer set, el único periodo competitivo del partido.

En la primera hora, con Gasquet todavía de una pieza, Alcaraz acusó la falta de torneos previos y, al mismo tiempo, supo mantener la calma. Ante la multitud de bolas de break desaprovechadas -hasta nueve-, una de sus tareas pendientes de la temporada pasada, se mostró eficaz con su servicio y se puso a trabajar. Sudores en el tie break. Algún que otro punto delicado. Y ya está. En cuanto resolvió el desempate, terminó la contienda.

Las cigarras que no se apartan

En segunda ronda le espera el italiano Lorenzo Sonego, con quien perdió el único enfrentamiento previo, en el Masters 1000 de Cincinnati de 2021. La mejoría en su juego parece obligada. En su estreno, Alcaraz se mostró fino físicamente, seguro con su servicio y peligroso en el resto, pero le faltó precisión -26 errores no forzados- y efectividad en los puntos decisivos. Nada en lo que no pueda trabajar. Si acaso, como preocupación queda la cantidad de insectos que se pasean por las pistas del Melbourne Park.

Otros tenistas continúan impasibles pese a la elevada presencia de una especie de cigarras, pero a Alcaraz le molestan, de eso no hay duda. Durante su encuentro ante Gasquet, hubo varios momentos en los que se detuvo para acompañar a los bichos fuera de la cancha y en alguno incluso acabó distraído, como en el mismísimo tie-break del primer set. En adelante deberá mostrarse ajeno.

kpd