Masters 1000 de París
El murciano abandonó después de notar otro pinchazo cuando sacaba en el tie break de la segunda manga, con 3-6 y 6-6 en contra
Carlos Alcaraz concedió la derrota por lesión ante Holger Rune en cuartos de final del Masters 1.000 de París. El murciano, que diez antes había recibido asistencia médica por un problema en el costado izquierdo, abandonó después de notar otro pinchazo cuando sacaba en el tie break de la segunda manga, con 3-6 y 6-6 en contra. Que iba a ser una tarde dura podía intuirse viendo el nivel que arrastraba el danés en las últimas semanas, y que mantuvo para dominar a su amigo y rival. La lesión añade más sal a la derrota. Rune, que el domingo perdió la final de Basilea ante Auger-Aliassime, reserva revancha en semifinales contra el canadiense, el tenista más en forma del circuito.
Alcaraz y Rune se conocen demasiado bien. Estos días había vuelto a hacerse viral una imagen de cuando hicieron pareja de dobles en Les Petits As, el torneo internacional más prestigioso para menores de 14 años. Asomó por primera vez por las redes del murciano en junio, cuando ambos se metieron en la cuarta ronda de Roland Garros. Y este jueves volvió a rescatarla con el emoji de los ojitos, levantando expectación para este duelo -el primero en profesionales si se obvia el Next Gen de hace un año. El primero de una lista que promete ser muy larga.
Alcaraz y Rune son compañeros de generación (2003), aunque la evolución está siendo bien distinta. La irrupción del murciano fue más temprana y explosiva; la del danés va a fuego más lento, si es que es lento que ya sea uno de los 20 mejores del mundo. Y ese fue el nivel, si no más, que mostró ante el número uno. Rune fue inabordable desde el servicio y supo explotar muy bien la debilidad de Alcaraz con el revés. Solo en el primer set, el murciano acumuló siete errores no forzados con ese golpeo.
Las noticias no eran mejores con el servicio: en esa primera manga, el del Palmar solo ganó el 36% de los puntos jugadores con su segundo saque, un dato todavía más dañino en una tarde en la que los primeros tardaron en entrar. Si hubo una imagen que resumió ese bloqueo fue el sexto juego, que llegó a ir ganando por 40-15. Después llegó un mal revés a dos manos, una dejada muy mal medida, un smash que se quedó en la red… Y como guinda una bola de Rune que dejó pasar creyendo que iba fuera y que confirmó el break para el danés.
REACCIÓN, LESIÓN Y DERROTA
Buscando las llaves, Carlos Alcaraz cambió de estrategia en el segundo set. Como desde la línea de fondo el mando era de Rune, empezó a subir más a la red. A buscar el saque y volea, acortar los puntos, a rehuir un cuerpo a cuerpo en que el danés estaba siendo superior. La receta funcionó, aunque de vez en cuando seguía asomando esa falta de finura que aquejó toda la tarde, mucho antes de pedir asistencia médica.
De hecho, en uno de esos muchos errores no forzados, Alcaraz quiso pegar un raquetazo de frustración a la bola, y hasta ese golpeo le salió mal dado. El murciano negaba con la cabeza, se gritaba “¡Vamos!” intentando animarse, cabreado por no haber aprovechado ninguna de las dos bolas de rotura, pero nada funcionaba. Hasta que en una tarde donde todo salió a la contra, un pinchazo en el costado izquierdo puso un final anticlimático a un duelo que prometer ser generacional.
Con las Finales ATP al fondo, Alcaraz prefirió conceder una derrota que había merecido a poner en peligro la recta final del curso.