La Virtus de Scariolo sorprende al Real Madrid

La Virtus de Scariolo sorprende al Real Madrid

Actualizado

El conjunto italiano asalta el WiZink y los blancos suman su tercera derrota de la temporada en la Euroliga (92-95)

Acción del Real Madrid – Virtus.JUANJO MARTINEFE

Van pasando las semanas y el Real Madrid de Chus Mateo no termina de coger forma. No es cuestión de resultados, que no siempre acompañan, sino de juego, que no se define. Cuesta recordar una plantilla blanca con tantos recursos, pero sin claridad en la dirección al equipo le falta continuidad en el juego y propósito cuando hay apreturas. Cuando hay un apuro, este Madrid a medio hacer se entrega a sus puntales sin otro plan que esperar que funcione. Contra la Virtus de Bolonia fue Gaby Deck, que anota, defiende, rebotea, y seguramente cosería un botón si lo necesitara su equipo. El argentino lideró el intento de remontada con un final soberbio, pero ni su mejor noche de blanco (28 puntos) evitó una nueva derrota del Real Madrid en la Euroliga (92-95).

Una reacción tardía que dio algo de emoción al desenlace, pero no bastó para borrar una desventaja que alcanzó los 15 puntos a mitad del último cuarto. A diferencia de los otros partidos que se resolvieron por rentas tan cortas, en este el marcador es engañoso: por más que nadó, el Real Madrid nunca llegó a tener posesión para empatar o ponerse por delante en el último cuarto. Tan hondo era el agujero en el que se había metido. Y esta vez no solo por un ataque que funcionó a tirones, sino por la defensa, precisamente algo que estaba siendo uno de sus pocos valores seguros. Antes de terminar el tercer cuarto, la Virtus ya había metido más puntos que en cualquiera de las cuatro primeras jornadas.

La mala noticia es que ya está terminando octubre, y la buena, que todavía es octubre. Después de prescindir de un entrenador que marcó una época en el club, y sumar tantas piezas de gran tamaño, el Real Madrid iba a necesitar tiempo para encajarlo todo. Salvo ante rivales más asequibles, el equipo blanco está funcionando a fogonazos, que a veces bastan para llevarse la victoria, y otras, como el domingo ante el Baskonia, o este jueves ante la Virtus, lo dejan en la orilla. Ya son tres derrotas en la Euroliga, ninguna por más de tres puntos.

El fogonazo de Hezonja

Quizá el jugador que mejor encarne esos fogonazos sea Mario Hezonja. Hubo un tiempo en que el alero croata apuntaba al cielo -“puta estrella”, decía el informe de la cantera del Barça- pero nunca ha logrado sacudirse esa irregularidad que ya lo condenó en la NBA. También en el Real Madrid alterna explosiones anotadoras con tardes anónimas, una moneda al aire que ante la Virtus salió cara: 18 puntos en menos de 16 minutos. La gestión de las rotaciones es otra de esas cosas que Mateo aún necesita pulir.

El primer arranque de Hezonja sirvió para desatascar un partido que amaneció con los aros cerrados, como si se hubiera quedado atrapado en esa tregua que se concedió el WiZink Center para ovacionar con redoble a Sergio Scariolo: por exentrenador blanco y por el reciente oro del Eurobasket. El bresciano a su vez saludaba al banquillo rival, probablemente a Mateo, que fue su ayudante en el conjunto blanco, en Unicaja y en la selección española. Terminada la tregua, le robó la cartera.

La Virtus empezó la temporada como uno de los favoritos a meterse en playoffs, pero le está costando arrancar. En buena medida por la baja de su estrella, Tornike Shengelia, al que una lesión en el hombro le costó el Eurobasket y este inicio de curso. Parecía que iba a debutar en Goya, pero se quedó vestido de calle. Tampoco hizo falta al equipo italiano.

Un agujero en defensa

Por todas las dudas en ataque, el Real Madrid estaba siendo una de las defensas más ásperas en este arranque de la Euroliga. Solo Olympiacos había escapado del lazo. Pero ni esa tabla tuvieron los blancos contra el cuadro boloñés. Les faltó dureza, atención y comunicación en los cambios. Entre Ismael Bako y Mam Jaiteh sumaron 20 puntos en la pintura con solo dos fallos y el danés Iffe Lundberg no encontró freno de camino al aro.

Poco a poco los arreones del Real Madrid fueron quedándose cortos. Daban para coger pequeñas ventajas, pero no despegarse. Para mandar, pero no sentenciar. Y la Virtus, como un martillo, fue golpeando y golpeando hasta echarlo abajo. Al final del tercer cuarto llevaban más puntos (70) de los que habían metido en cualquier partido (66). Mediado el último, la ventaja era de 15.

Ahí apareció Gaby Deck, multiplicado hasta el último rincón del WiZink Center. Con el Madrid cargado a la espalda. Una estampida de un hombre que arrastró a los blancos hasta ponerlos a solo tres puntos. Una reacción poderosa, pero tardía. Una derrota que define a un equipo todavía a medio hacer.

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