La trepidante Eurocopa, en la que, por añadidura, España ha producido la mejor impresión de las Selecciones participantes, tiende a hacer olvidar que el resto de la vida deportiva sigue su curso, que el fútbol no lo es todo y que, a la vuelta de la esquina, aguardan los Juegos Olímpicos de París.
El Comité Olímpico Español (COE) dio a conocer oficialmente los nombres de los abanderados de nuestra delegación: la regatista Támara (con tilde) Echegoyen (Orense, 1984) y el piragüista Marcus Cooper (Oxford, 1994). Era un secreto a voces. Bueno, ni siquiera era un secreto. En una designación por méritos, pero también por eliminación, ellos llevarían nuestra bandera en la “Opening Ceremony”.
Es una norma no escrita, una convención aceptada que las banderas las porten los deportistas más laureados. El honor femenino hubiera debido corresponder a la piragüista Maialen Chourraut, con un oro, una plata y un bronce, frente al oro en Londres2012 de Echegoyen en la clase Elliott6m en compañía de Ángela Pumariega y Sofía Toro.
Pero Maialen competirá en las series de K1 al día siguiente de la larga, fatigosa y noctámbula ceremonia inaugural. Es cierto que Echegoyen, junto a Paula Barceló en la clase 49erFX, empezará su tarea en Marsella, a 800 kms. de París, dos días después. No es mucho tiempo para descansar de un desplazamiento considerable y prepararse psicológicamente para afrontar un desafío de máxima exigencia. Sin embargo, todo el mundo, empezando por la ilusionada Támara, que, a diferencia de Maialen, no está sola en la competición, ha estimado que las posibilidades de medalla no sufrirán menoscabo.
La elección de Marcus Cooper (un oro y una plata) no presentó ningún problema de orden competitivo, índole temporal o naturaleza jerárquica. Comenzará su trabajo el martes 6 de agosto. Y si bien registra menos laureles que Saúl Craviotto (dos oros, dos platas y un bronce) y Rafa Nadal (dos oros), el piragüista ya fue abanderado en Tokio2020, junto a Mireia Belmonte, cuando una única bandera unisex dio paso ya en adelante a una femenina y otra masculina; y el tenista, en Río2016.
Para un deportista, portar la bandera de su país en el desfile de apertura de unos Juegos Olímpicos supone un honor de relevancia biográfica, revestido de una pátina de trascendencia histórica. Homenajea, individualiza, enorgullece, otorga una especie de capitanía de lo mejor del deporte de su nación en el encuentro con lo mejor del deporte del mundo, en el supremo escenario del planeta.
De un modo indirecto, suplementario, la designación de Echegoyen y Cooper reconoce y expresa la importancia de la vela y el piragüismo en el historial olímpico español. Ninguna otra especialidad nos ha aportado tantas medallas: la vela, 21. El piragüismo, 20.