Real Sociedad 3 Benfica 1
Suma su tercera victoria consecutiva en Europa y puede convertirse en el primer club español clasificado esta temporada a falta de dos jornadas
La Real Sociedad se ha vuelto inalcanzable en Europa. Nada lastra su vuelo, ni el peso de las estrellas de la Champions ni el nombre de los rivales, a los que desarma sin miramientos antes de que puedan ponerle en problemas. Los donostiarras no caminan como novatos, más bien muestran un descaro que en LaLiga, en las grandes citas, no ha conseguido rentabilizar pero que en Europa aflora. Como una apisonadora arrolló al Benfica en apenas 20 minutos para poder meterse en unos octavos de final que no alcanzaba desde hace 20 años. [Narración y estadísticas]
Su efectividad fue extraordinaria antes de que los portugueses pudieran reaccionar. Lo intentaron, pero cuando el partido estaba volcado y calentado en exceso por un grupo de aficionados que se dedicó a enturbiar con el lanzamiento de bengalas a la grada del Reale Arena.
Con tres tiros certeros aturdieron al campeón de Portugal, desdibujando a un equipo cuartofinalista de la pasada Champions. Le gustan a la Real las salidas explosivas. Antes del minuto 10 se puso de cara los duelos ante el Inter, el Salzburgo y la visita al estadio da Luz. A los seis minutos de un duelo esencial para el conjunto luso, Mikel Merino remató un balón de Aihen en una jugada que nació de un córner y catalizó Kubo. Sin reponerse del primer golpe, llegó el segundo cinco minutos después. La intensidad en la presión provocó el error de Florentino, que acosado en la salida del balón buscó apoyarse atrás en Otamendi sin apreciar que era Oyarzabal quien se beneficiaría de su asistencia para marcar el segundo.
El vendaval se había desatado. Anularon otro gol de Merino porque su remate, rebotado por el meta Trubin, rozó su mano, pero el recorte a Neves y el derechazo con el sello de Barrenetxea fue incontestable. Benfica no sabía cómo frenar a un equipo que hasta estrelló un penalti en el poste. Cazó Otamendi a Oyarzabal, pero el lanzamiento fue de Brais Méndez, que buscaba ser el primer jugador español que marca en cuatro partidos seguidos en Champions.
Los portugueses agradecieron llegar al descanso sin más peso en su mochila y reaccionaron en la segunda parte, que iniciaron con un tanto de Rafa Silva. Se volcaron en la portería de Remiro, con más ímpetu que cabeza mientras parte de sus aficionados lanzaba bengalas al campo.
Ya habían protagonizado altercados en los aledaños del estadio y sólo consiguieron aturdir a sus propios jugadores. Apenas con un tiro lejano de Otamendi probaron al meta donostiarra. La Real había entendido el mensaje y cerró un partido con el que hace historia.