Real Madrid – Partizan (21.00 h., DAZN)
El base, a punto de cumplir 37 años, determinante en el resurgir del Real Madrid ante el Partizan con su rendimiento y su experiencia. Hoy, el quinto y decisivo en el WiZink
El pasado junio, Sergio Rodríguez decidió volver al equipo del que más se siente. Desde que se fue rumbo a su segunda etapa en la NBA, hubo oportunidades para el retorno, pero ninguna se concretó. Esta vez era una llamada que no podía rechazar para despedir, quien sabe si este verano, una jugosa carrera profesional. Un último baile con el Real Madrid y por qué no, paladear de nuevo el sabor del éxito. No ha sido una temporada sencilla para el canario y, sin embargo, llegada la hora de la verdad, en el abismo de Belgrado, apareció cuando no demasiados confiaban.
Lo hizo como se presuponía que debía ser su aportación al colectivo de Chus Mateo desde que se ideó su vuelta. En los planes ya no se dibujaba un Chacho dominador como el del periodo 2010-2016. Ahora eran otros factores los que le hacían apetecible. Su conocimiento del club y del vestuario, la experiencia de quien también ganó Euroligas en otros mares y el talento ofensivo del que hizo de la imaginación la diferencia. Un complemento en el tan señalado puesto de base para acompañar desde su veteranía a Nigel Williams-Goss, Sergio Llull y Adam Hanga.
Para saber más
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Pero el trayecto hasta el quinto partido de la inolvidable serie contra el Partizan que culminará esta noche en el WiZink (21.00 h., DAZN) ha tenido más sinsabores de los esperados para el Real Madrid y para el propio Sergio Rodríguez. Salvo pequeños destellos no se vio su versión más plena en un equipo en el que eran ahora los aleros los que acaparaban la pelota. La derrota en semifinales de la Copa no apuntaló especialmente el proyecto de Mateo, siempre bajo la alargada sombra de Pablo Laso. Y muchas de las críticas se centraron en la dirección de juego, más hirientes con los continuos rumores sobre el posible retorno de Facundo Campazzo.
El Chacho atravesó aquel oleaje con la calma de quien ya pisó todos los terrenos. Con el bagaje del único jugador en la Euroliga junto a Vassilis Spanoulis que anotó más de 3.500 puntos (es séptimo con 3.584, a 15 de Printezis) y superó las 1.500 asistencias (con 1.718 es segundo, por detrás de Calathes). Y con todos los récords que acecha. Si, por ejemplo, esta noche suma tres puntos de valoración superará a Juan Carlos Navarro (3.890) en el octavo puesto de la clasificación histórica de la Euroliga. Si reparte dos asistencias, se colocará quinto en el histórico de playoffs, por delante de Diamantidis y Teodosic (147 cada uno).
La calma en la pelea
Por eso, cuando más le necesito el colectivo, emergió en su doble papel de líder en el vestuario y jugador diferencial en la pista. Y nada menos que en el infierno de Belgrado para el imposible del Real Madrid de devolver una serie única (es la primera vez que ambos ganan los dos a domicilio) a Madrid.
Los detalles marcan la diferencia. El Chacho nunca fue de esos líderes que se hacen notar con aspavientos. Hay dos momentos únicos de su ascendencia durante el playoffs. En mitad de la brutal tangana del WiZink, él fue uno de los que templó los ánimos de manera más influyente. Hay un momento de la batalla en el que agarra y calma a Kevin Punter, con quien disputó una Final Four hace dos años con el Armani (también con Zach Leday), para que la cosa no fuera a mayores.
Más significativas son las palabras que dedicó a su compañero Mario Hezonja durante el tercer duelo, en el Stark Arena, cuando el Madrid se tambaleaba 15 abajo como un boxeador sonado. Lo admitió el propio croata, que esa noche acabaría atrapando 14 rebotes jugando de ala-pívot, como tendrá que hacer hoy ante las ausencias de Gaby Deck por lesión y Gerschon Yabusele por sanción (Vincent Poirier es duda por unas molestias en el gemelo). “La entrada del Chacho fue muy importante porque empezó a gritar como un veterano de verdad. Hay que escuchar más a gente así, por su voz, su experiencia. Primero me levantó a mí y luego a todo el equipo”. “¡Si agachas la cabeza, te la levanto!”, le dijo exactamente. “Y nos ha levantado a todos”, certificó su compañero.
De las palabras, Sergio Rodríguez pasó a la acción en el cuarto, con ocho puntos sin fallo y siete asistencias. Imparable su conexión con Tavares para todo el Partizan. En unas semanas, el Chacho cumple 37 años y está atravesando su 20ª temporada como profesional. Ganó un Mundial en Saitama, medallas olímpicas y oros continentales, se aventuró en la NBA a la que volvió tras ganar la Euroliga con el Real Madrid y también fue estrella del CSKA campeón de Europa (2018) y finalmente del Armani de Ettore Messina. Su contrato de blanco acaba en unas semanas y aún no hay noticias sobre su porvenir. Por si acaso, su empeño es volver a una Final Four, la que sería su octava, un penúltimo baile en Kaunas.