Juego en blanco para Carlos Alcaraz. Juego en blanco para Carlos Alcaraz. Y así otro y otro. En este Open de Australia, el número dos del ranking, ya clasificado para cuartos, ostenta virtudes ya conocidas, como su velocidad, la dureza de su derecha o su reacción en el resto, pero hay un punto fuerte que nace de una mejora reciente: el saque. En todo el torneo, Alcaraz sólo ha cedido un rotura, ante Lorenzo Sonego en segunda ronda, y acumula dos partidos consecutivos, ante Juncheng Shang y este lunes en octavos ante Mionir Kecmanovic, sin conceder ni una oportunidad de break.
Durante su carrera ha tenido partidos inspirados, como en 2002 en Wimbledon, cuando sumó 30 aces contra Jan-Lennart Struff o el año pasado en Madrid, cuando alcanzó los 225 kms/h ante Alexander Zverev, precisamente su próximo rival. Pero estos días en Melbourne está exhibiendo una consistencia en el servicio que le puede llevar al Olimpo.
En pretemporada, en Villena, junto a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, estuvo trabajando en esa regularidad y de momento marcha. «Me insiste en que debo mantener la intensidad todo el rato y es algo en lo que estoy trabajando», admitía Alcaraz ayer sobre su técnico, ausente estos días en Melbourne, pero presente de alguna manera en la pista. Su pupilo está cumpliendo. «Juan Carlos le pide que, sin perder su velocidad y su fuerza, sea más consistente. Que meta más buenos saques seguidos», confesaba a este periódico Antonio Cascales, parte del equipo de Alcaraz.
Con sólo cuatro partidos jugados este año y a falta de rivales de más entidad, los números son excelentes. Respecto a la temporada pasada ha mejorado su porcentaje de primeros saques (68% por 66%) y, sobre todo, ha aumentado los puntos ganados con ese primer servicio (78% por 72%). En esa faceta, en el primer Grand Slam del año, está exactamente en las mismas estadísticas que sus principales rivales, Novak Djokovic y Jannik Sinner, y sólo por detrás de especialistas como Hubert Hurkacz, que se medirá en cuartos a Daniil Medvedev.
Cuarto en la historia
La velocidad de sus servicios es más o menos la misma -aún no ha superado los 215 kms/hora en el torneo-, pero lo que han cambiado son los ángulos. Durante la preparación en diciembre, Ferrero insistió a Alcaraz en que sus saques abiertos fueran más cortos, en que forzara así a sus rivales a abrirse y lo está consiguiendo. Como hacía en la Ferrero Tennis Academy con marcas en el suelo, lo está haciendo en la Rod Laver Arena. Ante Kecmanovic, este lunes, sumó cinco aces, pero su rival no consiguió ningún punto al resto. Muchos de los winners del español llegaron en su segundo golpe y con su servicio apenas permitió intercambios.
«Ha funcionado todo. He hecho un partido casi perfecto», analizaba Alcaraz, feliz con lo conseguido. Su 6-4, 6-4 y 6-0 a Kecmanovic fue importante por lo que significó, es el cuarto jugador más joven en llegar a cuartos de final en los cuatro Grand Slam, sólo por detrás de Boris Becker, Rafa Nadal y Novak Djokovic, pero también fue importante por la rapidez.
Porque para llegar a esta fase Alcaraz apenas se ha desgastado y se va encontrando rivales cansados o directamente exhaustos. Pasó con Shang, que se retiró lesionado, pasó con Kecmanovic, al límite, y posiblemente pasará mañana con Zverev. Con su habitual irregularidad, en este Open de Australia el alemán ya ha disputado dos encuentros a cinco sets y acumula 14 horas en pista. La última paliza fue este lunes ante Cameron Norrie, cuando tuvo que llegar incluso al super tie-break para ganar por 7-5, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6(3).
«Ha jugado partidos duros y será complicado para él», apuntaba Alcaraz, aunque Zverev le advirtió que está listo. Ambos se han enfrentado siete veces con resultados dispares -tres victorias el español y cuatro el alemán-, pero existe un precedente que recuerda a la situación actual. En cuartos de final del último US Open, Zverev apareció agotado después de una paliza ante Jannik Sinner y Alcaraz le superó en tres sets.
