La lucha de Marc Roma por volver a andar con un exoesqueleto: “Me anima poder ver el mundo de pie”

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“Las motos me siguen gustando, no lo puedo negar. Me subí a mi primera moto cuando tenía tres años, toda la vida he estado en este mundillo y lo sigo disfrutando cuando voy a ver correr a mis amigos. La verdad es que me viene el recuerdo del accidente cuando voy a un circuito, supongo que es inevitable, pero no me ha hecho odiar las motos”.

Marc Roma tiene 16 años y está aprendiendo a andar de nuevo. Muchos días, incluso el día de Navidad, cuando invita a EL MUNDO a una sesión, entra en la Fundación Step by Step de L’Hospitalet de Llobregat, se viste con un exoesqueleto y junto a su fisioterapeuta, Joan Romero, se pone manos a la obra. Ahora un paso, ahora otro; primero lento, luego más rápido. Puede hacer giros e incluso, según explica, ya ha probado un prototipo que supera escaleras y rampas. El futuro es esperanzador, realmente esperanzador, pero de momento el esfuerzo es máximo. Colocarse el esqueleto cuesta -tiene velcros y cierres de rueda-, ponerse de pie cuesta, mover una pierna cuesta, mover la otra cuesta…

David RamírezAraba

Romero debe ponerse detrás para sostenerle y para ajustar la máquina a su ritmo a través de la computadora que lleva en la espalda, que no es más que un móvil con una aplicación específica. El aparato en algún momento se atasca y hay que llamar a la asistencia de la empresa española ABLE Human Notion, una start-up nacida de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Con el tiempo, Roma podrá ser independiente, caminar solo, pero tanto él como el exoesqueleto todavía están aprendiendo.

“Llevo unas 10 o 12 sesiones. Cuando tuve el accidente estuve tres meses ingresado en el Instituto Guttmann y en uno de los últimos días ya lo probé. Luego he estado viniendo aquí. Me anima mucho volver a ver el mundo de pie, volver a hacer los movimientos de caminar, aunque todavía me queda. Además es muy importante, para los músculos, para los huesos. De momento este exoesqueleto es médico y cuesta unos 80.000 euros, pero están desarrollando uno para uso doméstico que costará unos 30.000 euros. Confío en que en unos años podré tener uno en casa”.

El día del accidente

El 11 de mayo, Marc Roma, hijo de Nani Roma y Rosa Romero, corredores del Dakar de toda la vida, sufrió una caída cuando competía en el Europeo de motocross en el Circuito Municipal Jorge Prado de Lugo. Como cualquier piloto ya había lamentado incidentes, pero ninguno tan grave: pese a la asistencia de su mecánico y de su madre, se quedó tumbado en la tierra, no se podía mover. Había sufrido una lesión en las vértebras T3-T4, una paraplejía que hoy le impide moverse de cintura para abajo. Hoy derrocha energía, pero reconoce que no siempre fue así.

¿Cómo fueron esos primeros días?
Lo pasé un poco mal, me costaba estar contento, encontrar la motivación. Supongo que es lo normal ante algo así. No podía evitar pensar qué hubiese pasado si hubiera reaccionado de otra manera, si no hubiese corrido esa prueba, incluso si no me gustasen las motos. Pero al final te das cuenta de que es lo que hay, que no se puede cambiar la realidad. Tiraré adelante y pelearé todo lo que pueda.

La adaptación a la nueva vida

La familia Roma Romero vive en una casa de payés en medio del campo en Santa Maria de Merlès, un pueblo de apenas 175 habitantes entre Berga y Vic, en la Cataluña central. No es el mejor entorno para moverse con una silla de ruedas, pero Marc Roma lo ha conseguido. Gracias al ascensor construido en la masía y a algunas pequeñas adaptaciones en el interior de la vivienda, el joven puede hacer vida normal, incluso tiene un pequeño gimnasio para trabajar a fondo en su rehabilitación.

David RamírezAraba

Estudiante de primero de Bachillerato en el Instituto Castell Del Quer de Prats de Lluçanés, incluso ha encontrado un hobby: una handbike, una bicicleta adaptada que se mueve con las manos. Ya no puede subirse a una moto, pero sigue adorando la velocidad. De hecho, asegura que, a partir del 3 de enero, no se perderá ni una etapa del Dakar que correrá su padre, Nani, campeón en motos (2004) y coches (2014) que hace un par de años superó un cáncer de vejiga.

“El accidente no me ha cambiado mucho la vida, la verdad. No sabía qué estudiar y sigo sin saberlo, la verdad. En casa me siento totalmente independiente, mis padres se pueden ir fuera unos días y no pasa nada. Y con mis amigos hago la misma vida que antes. No hablamos de lo que ha pasado. Y si voy a casa de alguno y hay 20 escaleras pues me cogen entre todos y para arriba. Me ha pasado lo que me ha pasado, pero no me siento triste porque no estoy solo. Tengo mucho apoyo de mi familia y de mis amigos”.

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