El primer triple de Sergio Llull en Euroliga se lo hizo a un rival improbable, el Panionios griego, y ya han pasado más de 15 años. Desde este martes de abril, en una noche de vuelta a las buenas sensaciones ante el Baskonia camino de la Final Four, nadie anotó tantos como el balear. Tenía el récord de Juan Carlos Navarro (623 en 341 partidos) a tiro y se dio un homenaje en el desenlace del primer partido de cuartos de final; en su encuentro 403, son ya 624 (un 33,4% de acierto) con nombre propio, ‘mandarinas’ que seguirán.
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Llull, 36 años, plasma su eternidad con récords. Esta misma temporada se convirtió en el jugador con más partidos de la historia del Real Madrid, en el máximo anotador blanco en ACB o en el que más triples ha anotado en la Copa del Rey, también adelantando a Navarro. “Es un honor, un privilegio estar en lo alto de esa lista y pasar a un jugador como Navarro, en el que siempre me he fijado y ha sido un referente para mí”, se sinceró el capitán nada más terminar, pronto mirando a lo colectivo: “Para que se deje de hablar un poco de récords…”.
Había fallado ya tres ante el Baskonia, como en Kaunas hace unos días se quedó en un 1 de 6, como si el récord se empeñara en retrasarse. Pero quizá el más difícil de todos ellos, esquinado, desequilibrado, con un defensor encima, fue el del premio. Marca de la casa. A falta de siete minutos, Llull alcanzó la cifra mágica. Poco después, la rebasó. Chus Mateo, atento, le sentó al momento, para que el WiZink se pusiera en pie en homenaje a su héroe.
En su camino a la leyenda le llegó el turno de Europa, en esa Euroliga que marcó con canastas inolvidables como la de la última Final Four en Kaunas, esa que conquistó hasta en tres ocasiones. Sólo hay un jugador (Kyle Hines, con 420) que ha disputado más encuentros en la máxima competición continental que él, una marca que si todo va bien despedazará también el curso que viene. Porque la fecha de caducidad del capitán blanco no se intuye aún. Una vez superados los tremendos baches que las lesiones dejaron en él -especialmente la de rodilla, sufrida en su plenitud, allá por 2019-, Llull luce con una estupenda regularidad, pieza fundamental en el engranaje de Chus Mateo. “Es increíble lo que ha hecho. Es una gozada tenerle con nosotros. Nos aporta muchas cosas. Experiencia y esa sensación de apretar a todos, jugadores y entrenadores”, le elogió su entrenador.
La carrera de Llull es una oda a la superación. Llegó al Real Madrid desde el Manresa y pronto derribó barreras, impulsado en primer lugar por la confianza que le otorgó Joan Plaza. En esa Euroliga que ahora le homenajea por su récord y en la que ha asestado al menos un triple a 39 equipos, aquel base nacido en Mahón arrancó fallando sus siete primeros intentos. Ahora encabeza una lista con acento español. Pues relegó al segundo puesto a Navarro, Sergio Rodríguez es tercero (602 triples en 401 partidos) y Rudy Fernández cuarto (593 en 345), por delante de Wilbekin, quinto (588 en 234).