La intrahistoria de la inesperada ‘pájara’ que deja a Juan Ayuso sin Giro: frío, dolor de rodilla, sin “feeling desde la salida” y sin “excusas”

La intrahistoria de la inesperada 'pájara' que deja a Juan Ayuso sin Giro: frío, dolor de rodilla, sin "feeling desde la salida" y sin "excusas"

Juan Ayuso acudió a la cima de San Valentino con gesto circunspecto, pero exhausto, el maillot blanco ya abrochado, las gafas en el casco, rendido a la evidencia y sin compañeros a la vista. A su lado, sólo Alfonso Eulalio, un ciclista portugués de segunda fila. Habían transcurrido 14:47 desde que Christian Scaroni y su compañero Lorenzo Fortunato entraran en meta agarrados de la mano, triunfantes, la primera victoria italiana del presente Giro. El gran hundimiento del español, tan inesperado que hasta ayer optaba a ganar la Corsa Rosa, se había producido un buen puñado de kilómetros atrás.

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En Santa Bárbara, todavía más de 40 kilómetros por recorrer, perdió rueda, se abrió el maillot y se dejó llevar. Sólo su compañero Igor Arrieta, su hombre de confianza y amigo en el UAE Team Emirates, le socorrió durante algunos kilómetros. «No se sentía bien desde el comienzo, sufrió mucho con el clima frío. Se ha tenido que poner dos, tres chaquetas. Incluso perdió tiempo en un momento y luego en el puerto no pudo seguir a los rivales», fue la única explicación del día, en palabras de su director Mauro Gianetti, que después habló de la juventud (21 y 22 años) de sus dos candidatos, ayer derrotados en mayor y menor medida. En el círculo cercano del corredor hablaban de la falta de “feeling desde la salida”, de que “no había piernas” ni tampoco “excusas”.

Será recordado este martes dolomítico, ciclismo de antaño, de explosiones y ataques, de caídas y de valientes, que amaneció fresco y lluvioso en Piazzola sul Brenta y terminó soleado y caluroso 203 kilómetros y cuatro puertos más allá. El día de la revolución, del abandono de Primoz Roglic (que volvió a besar el asfalto y dijo basta, ya herido), del colapso sin precedentes de Ayuso (ya sin Mikel Landa ni Jai Hindley en carrera, cuatro de los llamados a copar el podio de Roma) y del renacimiento definitivo de Richard Carapaz, un fouri classe que busca, seis años después, sumar otro Giro a su palmarés.

«Todavía no he hablado con él. Por la mañana ya no tenía las mejores sensaciones. Pero es normal, están siendo días duros para él con las caídas. Lo hemos tratado de gestionar con el equipo, pero después no ha sido posible», concedía Isaac del Toro sobre su compañero, desvelada al fin la dicotomía del UAE, aunque ahora estén en un buen aprieto. Porque el mexicano salvó la maglia rosa, pero por tan poco (26 segundos con Simon Yates y 31 con Carapaz) y con sensaciones tan agónicas, que las tres etapas de montaña que restan pueden dar al traste con el plan de Matxin.

Fue una jornada apasionante, porque, más allá de la explosión de Ayuso y el adiós de Roglic, queda tanto por resolver. Hay terreno y hay igualdad (hasta Derek Gee opta, a 1:31 de Del Toro). «No me voy a rendir. En los últimos tiempos no había tenido la salud ni la suerte. He demostrado lo que he trabajado. Todo lo que me ha costado volver aquí y… lo he hecho una vez más. Hoy mismo tuve una caída, pero he tenido la motivación de levantarme y volverlo a intentar una y otra vez», desafió el ecuatoriano, que hoy, con el Mortirolo camino de Bormio, lo volverá a intentar.

Descartado el podio, el triunfo a por el que venía, queda por ver cómo se recupera Ayuso y cómo actúa hasta Roma si las fuerzas le acompañan (está 17º en la general, a 13:27 del primero). Si se dedica a ayudar a su compañero Del Toro o busca la gloria personal de intentar ganar su segunda etapa, a repetir la gloria de la séptima etapa en Tagliacozzo, donde todo parecía entonces tan propicio.

Sensaciones y caídas

Ya las señalas no habían sido las mejores en los días previos, todo del revés desde el mismo amanecer y su caída en Albania. El secretismo y los mensajes contradictorios en el UAE (el español no acudió a la rueda de prensa del pasado lunes, el día de descanso, tampoco habló ayer); casi siempre Ayuso demasiado atrás en carrera, como despistado, en las escaramuzas de las etapas anteriores; los puntos de sutura que le fueron retirados el mismo lunes, aunque todavía la tenía tapada, el dolor que estos le provocaban. «Isaac es el más fuerte, está de líder por méritos propios y defenderemos y ayudaremos para que se mantenga esta situación», pronunciaba Josean Fernández Matxin.

Incluso, en la ascensión ayer del segundo puerto, Candriai, Juan paró a orinar y a desprenderse de uno de los dos pares de guantes que llevaba para resguardarse del frío y, cuando se dio cuenta, estaba sólo (el Ineos tirando del pelotón, gesto no muy deportivo) y con un minuto de desventaja. Le ayudó a volver Jay Vine, pero ya soportó un esfuerzo inicial de una etapa que iba a acabar siendo un calvario.

kpd