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El Comité de Ética y Disciplina del organismo internacional sanciona al noruego por abandonar un torneo sin justificación
La partida más famosa del siglo XXI no es especialmente brillante. Un joven gran maestro, prometedor pero semidesconocido, derrotó al número uno del mundo en septiembre de 2022. Magnus Carlsen abandonó al día siguiente el torneo de San Luis (Estados Unidos), sin más explicaciones que un comentario en Twitter ilustrado con un vídeo de Mourinho. Era aquel en el que el portugués decía: «Si hablo, me meto en problemas». Todo se ha resuelto, 14 meses después, con un tirón de orejas a Carlsen de 10.000 euros, pese al rimbombante nombre del caso juzgado por el Comité de Ética y Disciplina de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE): «Presuntas acusaciones infundadas de trampa y menosprecio de los intereses y el buen nombre del ajedrez como deporte».
Días después de la célebre partida, Carlsen volvió a abandonar contra el estadounidense Hans Niemann, esta vez por internet. Hizo un solo movimiento y apagó su cámara, con lo que terminaron de dispararse las especulaciones sobre el joven de 19 años. Sabíamos que de muy joven había hecho trampas por internet, en Chess.com, y que la plataforma le había perdonado después de su confesión. Luego se sucedieron las reacciones a favor de uno y otro. El estadounidense Hikaru Nakamura apoyó al que no era su compatriota y Garry Kasparov criticó a Carlsen por acusar sin pruebas. La plataforma, por su parte, expulsó otra vez al jugador sin nuevos motivos y surgió incluso la disparatada teoría de que Nieman podría haber hecho trampas con ayuda de unas bolas anales vibratorias, manejadas por control remoto.
Magnus tardó en hablar de forma abierta, pero al final contó que pensaba que Niemann había hecho trampas muchas más veces de las que admitía y que no estaba dispuesto a jugar con un rival así. El caso acabó en los tribunales, donde el americano perdió el primer asalto pero acabó ganando la paz. Primero se querelló contra Carlsen, Chess.com y Nakamura, entre otros, con una demanda en la que pedía cerca de 500 millones por daños y perjuicios. Luego perdió el juicio en primera instancia, pero el juez se inhibió en alguna de las acusaciones, con lo que dejaba peligrosos flecos sueltos. Al final, se firmó un acuerdo extrajudicial. Se cree que hubo alguna compensación económica, aunque se desconoce la cantidad.
La FIDE, entretanto, se mantuvo bastante al margen, aunque anunció que seguía en marcha su propia investigación. Después de más de un año de espera, este miércoles ha publicado de tapadillo el fallo de su Comité de Ética y Disciplina, sin anunciarlo en su página de noticias. A estas alturas, nadie se esperaba que fuera capaz de iluminar a todos con la verdad, aunque es cierto que ha sorprendido con el castigo al número uno del mundo.
Magnus Carlsen deberá pagar (o recurrir) una multa de 10.000 dólares por abandonar el torneo de San Luis. En cambio, se le declara inocente del resto de acusaciones. Para Hans Niemann es una victoria menor, porque la FIDE no hace mención a sus posibles trampas, pero tampoco le reconoce el daño causado a su reputación. En realidad, el expediente se abrió de oficio, así que la Federación no lo considera acusación ni parte. Al menos pudo dar su versión en Dakota del Norte el pasado mes de septiembre.
JUGADOR DE ALTIBAJOS
La única sanción de la Comisión se refiere al abandono de Carlsen. «No había ninguna razón válida para la retirada, ya que el demandado no corría riesgo de volver a enfrentarse al GM Niemann después de la ronda 3 y no se podía lograr nada con su retirada, salvo cuestionar la suficiencia de los mecanismos de juego limpio empleados por la organizadores», detalla la sentencia.
Hans Niemann, de carácter difícil y aficionado a las provocaciones, ha seguido alternando resultados espectaculares con actuaciones mediocres. Algunos sostienen que es un gran maestro genial pero irregular. Otros están convencidos de que hace trampas cuando las condiciones son propicias, aunque nadie ha descubierto su sistema, si lo tiene. Según las investigaciones de la FIDE, al menos en San Luis no hay indicios de que hiciera nada indebido. El propio informe explica que el juego de Niemann se caracteriza por sus «altibajos».
Hace unos días, el americano arrasó en Zagreb y ganó en el Torneo de la Paz, con tres puntos de ventaja sobre sus seguidores. Lo hizo 53 años después que Bobby Fischer y Niemann no dudó en publicar las fotos de las dos victorias y compararse con el mito: «Dos americanos solitarios contra el mundo, enfrentados a una improbabilidad inconmensurable». Su actuación, medida en puntos Elo, había sido una de las mejores de la historia, algo que en principio está fuera de su alcance. Los propios organizadores declararon que sospechaban de él, pero que no podían probar nada. Quizá se ganen otra demanda.