La eterna resurrección del Borussia Dortmund

La eterna resurrección del Borussia Dortmund

Bellingham, Haaland, Dembélé, Lewandowski, Gündogan, Aubameyang o Götze. Todos estos nombres están ligados a la historia reciente del Borussia Dortmund, un club que ha hecho de la regeneración una virtud y una fuente de ingresos. El club alemán lleva resucitando de manera continua desde 2005 sin ser expulsado de la aristocracia de la Bundesliga ni de la Champions y muy consciente de que su filosofía debe ser detectar el talento, engordarlo y venderlo.

Es cierto que los títulos se ven lejanos, y que arrastra una leyenda negra que le impide atraparlos cuando los roza con los dedos, pero garantiza una supervivencia que esta temporada le lleva a los octavos de la Champions ante el PSV después de haber puesto en serios apuros al PSG y de haber expulsado con rotundidad a Milan y Newcastle. Tres ricos sucumbiendo ante un equipo estoico que vio su desaparición de cerca en 2003.

Dos años después de ganar el campeonato vino la quiebra. Más de 200 millones de deuda y la necesidad de vender el Westfalia Stadium a a un grupo inversor pero quedarse pagando un alquiler que no pudo afrontar, como tampoco los salarios de su plantilla. Fue su eterno rival, el Bayern Múnich, quien le prestó tres millones para saldar la deuda con sus futbolistas. Con la soga al cuello, su director general, Hans-Joachim Watzke lo estabilizó con una idea clara: recomprar el estadio con un acuerdo de patrocinio con la aseguradora Signal Iduna y comenzar un proyecto deportivo que le ha mantenido entre los cuatro primeros de la liga alemana desde la temporada 15/16.

LA LLEGADA DE KLOPP

Clave fue su apuesta por Jürgen Klopp para el banquillo desde el verano de 2008 al de 2015. Dos Bundesligas, una Copa y una final de Champions que se llevó el Bayern en 2013. Pero, sobre todo, un estilo que caló en la vertical tribuna sur del estadio, el llamado Muro Amarillo, 25.500 localidades de pie que recuerdan con sus mosaicos la grandeza del club, vista quien vista la camiseta. El continuo relevo no minó los ánimos porque dejaba llena la caja para volver a construir. Ésa era la tarea del director deportivo Michael Zorc y del jefe de ojeadores Sven Mislintat. Hummels, Kagawa, Mkhitaryan, Jadon Sancho, Isak o Akanji son otras apuestas que demuestran su olfato. En casa también los fabrican, empezando por Götze y acabando con el jovencísimo goleador Moukoko.

El premio estuvo a punto de llegarles el pasado mayo. Desperdiciaron ocasiones para ser campeones y romper la hegemonía del Bayern, pero llegaron vivos a la última jornada. Sólo tenían que ganar al Mainz con el Muro alentando. La última Bundesliga llegó en 2012, con Klopp aún en el banquillo, y el sueño era que el equipo de Edin Terzic volviera a ser campeón comandados por un Bellingham cuya salida ya se veía inevitable. Se les escapó el título con un empate que partió el alma de todo el estadio. Esta temporada, el nuevo milagro les mantiene peleando por la próxima Champions, pero a 17 puntos del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso. En la actual, no aflojan. Comandados por los veteranos Reus y Emre Can, y con los goles de Füllkrug y Adeyemi, quieren volver a los cuartos que no alcanzan desde 2021.

kpd