La España de los olvidados se abona a la épica y se clasifica para las semifinales de la Copa Davis

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“Somos un equipo juegue quien juegue. A eso nos aferramos, esa es nuestra fortaleza. Ya era así cuando jugaban Nadal y Ferrer y los dos estaban entre los cinco mejores del mundo. Y ahora es así con más motivo. Tenemos pasión, tenemos ganas, nos tenemos unos a otros”, proclamaba Jaume Munar en una oda al grupo: todos a una, cuatro hombres orgullosos contra el mundo. España se clasificó este jueves para semifinales de la Copa Davis con todos los pronósticos en su contra y la unidad como argumento.

La República Checa era un rival que lo tenía todo para levantar la Ensaladera -tres jugadores entre los 30 mejores del mundo y un especialista en dobles- y pese a ello sucumbió ante el pundonor del conjunto que capitanea David Ferrer. Después de la derrota de Pablo Carreño,Munar evitó la eliminación y Marcel Granollers y Pedro Martínez completaron la remontada con una victoria por 7-6(8) y 7-6(8) sobre la pareja formada por Tomas Machac y Jakub Mensik. La baja de última hora de Carlos Alcaraz fue una decepción, pero puertas adentro, en la intimidad de la concentración, el equipo español se conjuró para intentarlo todo. A aquellos que no son el número uno les llaman “los olvidados” en redes sociales y ya quieren dejar de selo. El sábado se enfrentarán al vencedor de la eliminatoria entre Alemania y Argentina y ahora a ver quién les niega opciones de éxito.

“Sé jugar a tenis para jugar aquí en la Davis”, se gritó Martínez antes de saltar a la pista del Bologna Fiere junto a Granollers en el duelo decisivo y con ese espíritu era imposible que bajaran los brazos. Mensik, que ya había vencido a Carreño gracias a su saque, se suponía el checo más letal, pero pronto destapó sus nervios y la dupla española fue a por él. Sus errores permitieron que Martínez y a Granollers salvaran tres bolas de set en el tie-break del primero y un fallo suyo fue decisivo para cerrar el triunfo. En la muerte súbita del segundo set hubo igualdad -los checos tuvieron dos bolas de set más- hasta que Mensik se entregó con una doble falta.

La confianza de Munar

Unas horas antes, Munar había dado una clave de lo que pasaría más tarde: la confianza lo es todo en el tenis. Quien fuera un especialista en tierra batida que luchaba y luchaba hoy es un tenista capaz de vencer a cualquiera en cualquier situación. A los 28 años, en la mejor temporada de su vida, venció a Jiri Lehecka por 6-3 y 6-4 en el segundo partido de los cuartos de final y demostró que es el líder. El tenista a quien agarrarse, un guía para creer en la séptima Ensaladera.

Luca BrunoAP

En este deporte, y más a final de temporada, entre lesiones y crisis, que haya un jugador con tanta determinación es extraño. Lehecka, número 17 del mundo y el segundo mejor tenista en esta Final a Ocho, tenía más recursos que el español: más potencia, mejor físico. Pero en ningún momento se creyó capaz de vencerle. Solo en el segundo set, cuando ya estaba todo perdido, sacó el orgullo y logró inquietar a Munar. En el resto del encuentro se impuso la fe del español, especialmente sólido con su servicio.

La derrota de Carreño

Antes de su éxito, en el primer partido de los cuartos, el triunfo de Mensik ante Pablo Carreño obligaba a España a la gesta. Pese al marcador, 7-5 y 6-4 en una hora y 39 minutos de juego, Carreño tuvo sus opciones, pero el éxito no dependía ya de él. Después de años de dolores en el codo derecho, quien fuera uno de los diez mejores del mundo ha perdido las armas con las que tumbaba a un adversario así y solo le quedaba la resistencia. Mensik venía en mala racha, con ciertos problemas físicos, y podía enredarse en errores propios. Lo haría después. Pero en ese primer partido no lo hizo.

El checo, campeón esta temporada del Masters 1000 de Miami, ya mostraba la falta de confianza que le condenó en el dobles, pero el saque (sumó 20 aces) y la derecha le bastaron para llevarse el primer punto. En el set inicial Carreño llegó a adelantarse con un break (4-3) que apenas le duró unos minutos y luego aguantó hasta dos bolas de rotura antes de entregarse en la tercera. En el segundo set, con Mensik más afinado, peleó sus servicios, pero la empresa ya era demasiado complicada.

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