Josep Pedró, un charcutero en el Dakar: “La crisis me dejó sin patrocinadores y me dediqué al negocio familiar”

Josep Pedró, un charcutero en el Dakar: "La crisis me dejó sin patrocinadores y me dediqué al negocio familiar"

En mitad del desierto de Arabia Saudí, una cajita y dentro de la cajita, un sobre de 100 gramos de jamón ibérico, «jamón del bueno, bueno, del mejor». Es un capricho, por supuesto, pero también es un recuerdo, un talismán, un cable a tierra.

Del 3 al 17 del próximo mes de enero, Josep Pedró será uno de los participantes que recorrerán los casi 8.000 kilómetros del Rally Dakar, pero el resto del año es charcutero. De hecho, estos días, antes de preparar la maleta para irse a Yanbu, la ciudad que acoge el prólogo, va a tope para gestionar los pedidos navideños que llegan a las tiendas de su familia, las tiendas La Garriga, tanto en Barcelona -en el barrio de Sarrià- como en Madrid -en plena Castellana-.

«Estas fechas son una locura, se me junta todo, pero ya será mi tercer año en el Dakar y he aprendido a delegar tareas de la empresa. Si no es imposible llegar», cuenta Pedró, que en 2024 llegó a meta en el puesto 37 y en 2025 tuvo que retirarse por una caída. En esta edición 2026 el objetivo vuelve a ser acabar.

Realmente usted Lleva el Dakar en la sangre.
Totalmente. Ya era la pasión de mi padre, que participó en la edición de 1992 entre Rouen y Ciudad del Cabo [acabó el 112 en la categoría de coches]. Yo por entonces tenía cinco añitos y ya empecé a probar con una Merlin 50 de trial de mis hermanos, aunque hasta los 10 o 11 años no competí. En casa veíamos todas las imágenes que llegaban del Dakar, no nos perdíamos nada.

El adiós de los circuitos

Pedró se inició en el motociclismo en el mundo del off-road, es decir, el motocross, los que pisan el barro, pero con 15 años le seleccionaron para la Telefónica Movistar Cup y se pasó a los circuitos. De ese certamen habían salido Dani Pedrosa, Casey Stoner o Toni Elías: era su oportunidad en el mundo de la velocidad.

Fue cuarto en un Campeonato de Europa, corrió un par de pruebas en el Mundial de Supersport, pero cuando iba a probar en el Mundial de 250cc, se acabó. En 2008, cuando tenía 20 años, la crisis inmobiliaria le dejó sin sponsors y le obligó a la retirada.

«Seguí un año como pude. Con una furgoneta, un remolque y arreglando yo mismo la moto, pero era imposible. Lo dejé y me dediqué a los estudios y al negocio familiar», recuerda Pedró, que a partir de ese momento estuvo una buena época sin dar gas. Es más, sin hacer nada.

«Dejé el deporte por completo. Cero deporte. Era totalmente sedentario. Por eso unos años después decidí volver a la moto, al off-road, al motocross y tuve la suerte de conocer el equipo All1». cuenta el piloto.

El Dakar más salvaje

Después de una desgracia, el fallecimiento del joven Alex Llibre en un accidente, su hermano Carlos y un grupo de amigos decidieron correr el Dakar para rendirle homenaje -el rally era una de las 101 cosas que Llibre se había propuesto antes de morir- y Pedró se sumó a ellos. Así debutó en 2024, estableció relación con su actual equipo, el Pedregà Team, y vio crecer una obsesión por el rally que aún dura.

Tanto que este año correrá en la categoría Original, una categoría en la que no se permite asistencia y que obliga a los pilotos a cargar con todo, incluida su propia tienda de campaña. Café para los muy cafeteros.

«Es la esencia pura del Dakar, lo que se vivía antiguamente en esta carrera, buscando soluciones en solitario, durmiendo en una tienda de campaña y arreglándote tú mismo la moto al final de cada día. Siempre había querido correr en esta categoría, aunque sé que será complicado. Mi reto más grande será la mecánica. No soy mecánico y para un piloto es difícil solventar algunas averías», analiza Pedró, que no ambiciona una posición final, pero sí alcanzar la meta.Y entonces, seguro, abrir su preciada cajita y comer por fin jamón ibérico, «jamón del bueno, bueno, del mejor».

¿Qué le dice su padre de cómo se corre ahora el Dakar?
Que es una evolución natural. Hay gente muy crítica, pero el Dakar sería muy aburrido si todavía se hiciera en África con los recorridos de los años 90. Todo ha evolucionado muchísimo, los vehículos, los equipos, los pilotos… y la carrera cada vez es más complicada. La gente que realmente ha vivido el Dakar entiende cómo ha cambiado el rally y la lógica que hay detrás.

kpd