Hace poco más de tres años, el 28 de junio de 2021, este chico que sonríe con dientes de oro era una de las mayores perlas del triple mundial, un privilegiado que a los 16 años ya había saltado más de 17 metros, que había sido campeón del mundo sub-18 y sub-20. Desertó del equipo cubano que viajaba a Oslo y solicitó asilo político en España. De salto en salto, el más grande era el vital, el que le impedía acudir a los Juegos de Tokio entonces, el que le ha hecho que en todo este tiempo no haya podido ver a sus padres.
Para saber más
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En febrero de 2022 el Gobierno español concedió a Jordan Díaz (La Habana, Cuba, 2001) la nacionalidad y el pasado mes de abril World Athletics el permiso para debutar con España. Lo hizo el domingo, clasificándose para la final del Europeo con un salto de 17,52. Este martes en Roma buscará su primera medalla, compartiendo favoritismo, rivalidad e incluso recorrido con el también cubano Pedro Pichardo (compite por Portugal). Aunque los sueños y todos los sacrificios de Jordan tienen su diana en París, “el objetivo fundamental”. “Si salto 18 metros, que sea en los Juegos”, expresa en EL MUNDO.
- Entre la imposibilidad normativa para competir y las lesiones (tendón rotuliano), estos meses previos no han resultado sencillos.
- Fue complicado mantener la cabeza bien. Ver las competiciones por televisión, saber que podía haber estado ahí. Que mi nivel era súper top, pero no podía estar. Jode mucho, pero era una consecuencia de lo que había hecho. Eso me quita un poco de culpa, por decirlo así. Son cosas que pasan en el deporte.
- Todo el mundo da su medalla por segura en París.
- Yo trato de quitarme toda la presión posible. Todo lo que pueda me lo quito. Los medios de comunicación suponen un plus, saber que se cuenta con una medalla mía para España. Eso es bueno. Te mete presión. Un oro en París son palabras mayores. Son unos Juegos y todos van al máximo nivel. Una plata o un bronce también sería una medalla increíble. Yo digo que voy a estar en ‘octavos’, entre los ocho mejores. Y ahí que salga el salto. El nivel es muy grande. Dependerá del día de cada uno, todo puede pasar.
- ¿Qué supondría?
- Me cambia la vida. Me daría la vuelta a la vida y no tanto por el dinero. Sería por mi familia. Yo les he dicho que les voy a llevar la medalla. Eso haría que todo el sacrificio de dejar mi vida y mi familia en Cuba valiera la pena. De todas formas, hay más competiciones. Soy joven, me quedan muchas. Pero ahora sería un buen punto de inicio.
- ¿El salto perfecto se le aparece en sueños?
- Se sueña demasiado con el salto perfecto. Hasta durmiendo, todos los días de este mundo, se sueña con eso. Es un pedazo de sueño. Y que salga en el momento oportuno. Yo no estoy pensando en los 18 metros (su mejor marca es 17,87), pero si los salto, ojalá me salga en los Juegos. Me dicen que tengo que hacerlo antes. No, no, a mí ojalá que me salgan en los Juegos. Ahí. Y si con eso hago cuarto, será porque ha sido la competencia más fuerte de la historia del atletismo.
- Sólo seis atletas en la historia han pasado de 18. ¿Ha visto en vídeo aquel de Jonathan Edwards en 1995 (18,29, récord del mundo vigente)?
- Muchas veces, es una locura. Corre mucho y el primer paso es increíble. Y el último, una puta locura. La velocidad es algo muy importante y el primer apoyo, que es el más complicado. Estéticamente es… Él es el diferente en el triple. Todos somos altos, fuertes… Bueno, yo no soy fuerte. Y él es chiquitico…
- Renunció a los pasados Juegos para ser español.
- Fue un proceso difícil. Tenía que hablarlo con mi familia, fue complicado y me apoyaron. Lo bueno fue que me pillo en cuarentena. Me dio mucho tiempo para pensarlo bien. Tomaría esa decisión cien veces, sin pensar. Lo tenía muy claro. Las cosas estaban difíciles en Cuba. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
- Desde entonces no ha visto a sus padres.
- En teoría, son como ocho años sin ir al país. Ellos podrían venir a España, pero es complicado. Aparte de los Juegos, sueño con el momento de reencontrarme con mis padres.
- ¿Cómo recuerda su infancia en La Habana?
- Estaba todo el día jugando en la calle. Al fútbol, con la pelota… Haciendo locuras, como todos los niños. Hasta que empecé en el atletismo y todos esos juegos me los tuve que ir quitando poco a poco. Fue de casualidad, no es algo que quería. Mis amigos se apuntaron a atletismo y yo también. Y cuando me quise ir, mi madre no me dejó, porque sabía que me quitaba mucho tiempo, que llegaba a casa cansado y no jodía tanto.
- ¿Qué haría si pudiera regresar?
- Mi casa es lo que más echo de menos. Si fuese por mí, me pasaba la semana en mi casa. Y luego estaría de viaje por Cuba con mi familia.
- ¿Por qué es tan especial Iván Pedroso?
- En mí ha cambiado absolutamente todo. Desde la mentalidad a la técnica, me lo ha cambiado todo. Es una persona que siempre está ahí, al punto, al detalle de la técnica. ‘Tienes que levantar un poco el pie, tienes que acelerar…’. Me ha ayudado bastante, porque es algo que me faltaba. Y la paciencia. Él va al paso, no te apura de que ahora tienes que saltar 20 metros. Siempre despacito, primero por aquí, luego por aquí… Todo muy cuadriculado.
- La velocidad es la principal evolución.
- Es lo que más he trabajado con él, lo único que me faltaba. En Cuba era mucho más salto y salto. Ahora corro demasiado, parezco velocista.
- ¿Cómo es Jordan fuera de la pista?
- Soy una persona que siempre me estoy riendo. Paso mucho tiempo jugando a la Play, con amigos. Me gusta hacer planes, ir a cenar, a tomar algo. A veces el deporte me priva un poco de eso, pero lo intento. Soy una persona alegre.
- Lo de la Play es más que un hobbie.
- Tengo mi canal de twitch, pero me falta organizar algunas cosas que no sé. Buscar un amigo que me lo gestione bien, por eso no hago tantos directos. Te digo, me gusta mucho ese mundillo. Cuando lo tenga bien, le daré más caña.
- ¿Qué le aporta España?
- Las personas aquí son increíbles. Son alegres, acogedoras. Me han apoyado bastante para ser recién llegado, estoy muy contento.
- ¿Fue bien acogido por el resto de atletas?
- Al principio hubo recelo. Pero se fue evaporando muy rápido. Creo que ya se me tiene como uno más, como si fuera de aquí.
- Ana Peleteiro, que tan importante fue para ti (con ella entrena y fue crucial en su deserción) no se cansa de denunciar los insultos racistas que recibe. ¿Ha sufrido racismo en España?
- Racismo no hay en España, hay racistas. Yo no he sufrido ningún tema de racismo gracias a Dios. España no es un país racista. Es asqueroso y está bien que Vinicius o Ana luchen por lo que están luchando. Yo no he vivido nada y no puedo generalizar. Insisto, España no es un país racista. Hay racistas como lo puede haber en Italia o en Alemania o en otros países europeos.
- ¿Tiene pensado cómo celebraría una medalla olímpica?
- No sé. Lo que me de. He pensado en la medalla, pero no en el después. Me pongo en la Gran Vía con la ropa de competición y doy tres volteretas. Qué se yo.