Europeo de Estambul
Saúl Ordóñez, indispuesto, fuera de las semifinales del 800, mientras Marta Pérez y Marta García alcanzan la final del 3.000.
En una primera jornada sólo vespertina y todavía sin finales, el Europeo arrancó con las series clasificatorias de los 800 metros masculinos. Por desgracia, no figuraba en ellas Mariano García, quien, tras establecer en Boston, el pasado día 4, un nuevo récord nacional en 1:45.12, fue desacelerando la moto a la que debe su mecánico apodo hasta aparcarla en el garaje.
Desvistió la prueba de españoles, pero no la dejó desnuda. Allí estaban, por orden teórico de importancia y revestidos con todas las justificadas ambiciones, Saúl Ordóñez, Adrián Ben y Javier Mirón. Pero Ordóñez, precisamente él, no pasó el corte. El campeón de España, el ganador del mitin de Madrid, el hombre que llegaba con la mejor marca de su vida (1:45.88), acababa, con un registro paupérrimo (1:51.72), último de su lentísima serie. Una carrera ganada a paso de tortuga por el polaco Mateusz Borkowski por encima de 1:49.
Existía una explicación. Saúl llevaba unos días indispuesto y era el primero en lamentar su inesperado fiasco. España agotaba así una bala irremplazable. Ben y Mirón, en cambio, segundos en sus respectivas series, pasaban por puestos fácilmente, sobre todo Ben, a las semifinales, con números parecidos: 1:47.32 y 1:47.38, respectivamente.
Debutante internacionalmente a los 28 años, Lorea Ibarzabal, sin complejos, también pasó a las semifinales de los 800 femeninos. Segunda en su serie con 2:04.63, no estará acompañada por Daniela García, cuarta en la suya con una marca mejor (2:04.20), pero insuficiente según las reglas del juego, porque accedían a las semifinales las dos primeras de cada serie y los dos mejores tiempos. Corrió con valentía y torpeza, con demasiados metros por las calles exteriores. Keely Hodgkinson, se paseó, elegante y fluida, con 2:01.67. Hizo un entrenamiento de calidad. No hay, probablemente, un oro más claro en este Campeonato.
Estarán en la final de los 3.000 las dos españolas, las dos Martas: Pérez y García. La primera, sexta en su serie, por puestos. La segunda, séptima en la suya, por tiempos. Pero no dieron buena impresión. Acabaron demasiado exhaustas. Belén Toimil, en cambio, no accedió a la final de lanzamiento de peso. Acabó decimotercera con 16,88, lejísimos de su tope del año (18:27).
Los 1.500 masculinos cerraron la jornada. Sombra y sol para los españoles en el común lamento por la ausencia voluntaria de Mohamed Katir y Mario García Romo. Y mientras Ignacio Fontes fracasaba en su intento de llegar a la final, Jesús Gómez se plantaba en ella con solvencia. Fontes se hundió en la última recta. Entró en ella primero y terminó sexto con 3:44.33. Gómez le mantuvo el pulso al británico Neil Gourley, el segundo en la escala de aspirantes al oro tras Jakob Ingebrigtsen, y fue segundo con 3:41.26.
Fontes había corrido en la primera manga. Gómez, en la segunda. Ingebrigtsen, en la primera. No pudo tomárselo con más calma y seguridad. A falta de 400 metros para la meta era el último. Aceleró sin una mueca, sin un rictus y, como se clasificaban los tres primeros por puestos, llegó… tercero. Debe dosificar sus fuerzas porque también va a participar en los 3.000, donde le aguarda, en gran forma, el siempre optimista Adel Mechaal.
Hay un viernes lleno de finales: las femeninas de 3.000, lanzamiento de peso, pentatlón (en el que cada una de las cinco pruebas es una final en sí misma) y 60 metros. Y las masculinas de peso, triple salto y, sobre todo, 1.500, con Gómez e… Ingebrigtsen.