El fichaje de la década en la Fórmula 1. Según anuncian varios medios italianos, Lewis Hamilton fichará como piloto de Ferrari para 2025. El siete veces campeón, a sus 39 años, intentará conseguir otro Mundial con la Scuderia con Charles Leclerc como compañero.
Si se confirma el movimiento, Carlos Sainz se quedaría sin equipo en cuanto acabe la temporada de 2024 y sus opciones ahora pasan por la propia Mercedes, de donde sale Hamilton, por Audi o por Aston Martin.
“Ha habido conversaciones. Todos sabéis que mi objetivo es empezar la temporada de 2024 sabiendo donde voy a correr en 2025 y mi prioridad es renovar [con Ferrari] y seguir muchos años más. Estoy muy contento en el equipo, creo que ellos también, así que si queremos las dos partes habrá que ponerse de acuerdo”, comentaba el español hace unos días, pero en principio esa negociación no ha llegado a buen puerto.
Según cuenta Marca, en las últimas semanas Hamilton se ofreció a Ferrari -es muy amigo de Fred Vasseur, el jefe del equipo- y el conjunto italiano aceptó su contratación. El británico tiene una cláusula de salida con su equipo actual y la ejercerá para completar el cambio.
“Según he podido saber las posibilidades de que Lewis Hamilton se vista de rojo Ferrari en 2025 son muy altas, de hecho no descarto que esté firmado ya. Lewis tiene contrato hasta final de 2025, pero con una opción de salida en 2024”, explica en ‘X’ Antonio Lobato, colaborador de EL MUNDO sobre el fichaje.
Hamilton llevaba más de un año mostrando su inquietud con el desarrollo del monoplaza de Mercedes. El británico no celebra ninguna victoria desde 2021 y en la última temporada, pese a acabar tercero en el Mundial por delante de Fernando Alonso, estuvo muy lejos de pelear con los Red Bull, especialmente con el campeón Max Verstappen.
En otoño Ana Peleteiro lo cambió todo, pero quiso cambiarlo todo, todo, todo, todo. Después de los Juegos Olímpicos de París 2024, dejó atrás a su entrenador en la última década, Iván Pedroso, y su casa de Guadalajara, para irse a su Galicia a prepararse con los consejos de su marido, Benjamin Compaoré. La mudanza, con razones profesionales y personales, ya era atrevida, pero la saltadora quiso llevarla más allá. A la misma pista, al mismo foso. De la mano de Compaoré, Peleteiro intentó modificar su pierna de batida, de la derecha, que había utilizado toda la vida, a la izquierda, para colmar así un viejo anhelo. Pese a que Pedroso lo desaconsejaba, Peleteiro siempre había pensado que con la otra pierna podría saltar más fácil y saltar más lejos y las primeras semanas le dieron la razón.
La que fuera bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 realmente volaba con su nueva técnica y soñaba con un futuro de marcas imposibles, quién sabe si más allá de los 15 metros. Pero empezaron los dolores en la pierna izquierda, la rodilla se quejó, y el doctor Pedro Guillén, especialista entre especialistas, mandó parar. Si quería seguir sana, tenía que volver a su batida de siempre.
Hace menos de un mes, aún curándose de esas molestias, Peleteiro regresaba a su técnica antigua en el Campeonato de España y triunfaba y se ganaba un lugar de privilegio en el Europeo indoor, donde este viernes (desde las 18.50 horas, Teledeporte) buscará el oro, pero al mismo tiempo se guardaba un secreto. Tiene que batir con la derecha como antes, pero ya no salta como antes. Si su estilo se basaba en unos brincos exagerados, arriba, muy arriba, ahora se impulsa sin coger altura. La revolución de Peleteiro se mantiene: consistir en volar bajo.
Peter DejongAP
"Estoy intentando saltar de forma más horizontal y mejorando de una vez por toda la técnica, que al fin y al cabo era algo que se me atravesaba desde hace años. La parte técnica es muy importante para ganar sobre todo en salud y longevidad. Benjamin es un crack planificando y confío mucho en su criterio. Las cosas están fluyendo muy bien y me encanta como entrenador", aseguraba este jueves, en la primera jornada del campeonato en Apeldoorn, Países Bajos, donde sólo hubo una final.
España, cuarta en el 4x400 mixto
En el nuevo relevo 4x400 mixto, España acabó cuarta por detrás de los Países Bajos de Femke Bol, de Bélgica y de Reino Unido. Fue un día con decepciones, como la eliminación de Mohamed Attaoui e Ignacio Fontes en los 1.500 metros y también con alegrías como la clasificación para la final de Esther Guerrero en los 1.500, de Jaime Guerra y Lester Lescay en la longitud y, claro, de Peleteiro en el triple salto.
Su clasificación fue breve. En el primer intento no consiguió el pase directo porque se dejó demasiada distancia en la tabla -36 centímetros-, pero en el segundo lo logró sin apuros. Campeona ya en el Europeo indoor de 2019 y subcampeona en 2021 -en la última edición estuvo ausente por maternidad-, pocas rivales parecen capaces de rebasarla. Con Patricia Mamona y Maryna Bekh-Romanchuk fuera de las pistas, su éxito depende de ella misma. Deberá observar a la turca Tugba Danismaz, campeona hace dos años, y a la finlandesa Senni Salminen, y esquivar sorpresas.
En todo caso, con su espíritu competitivo, parece más que preparada. "Estoy en un remanso de paz absoluto. Creo que la cabeza es un 80% y estar bien mentalmente me ha ayudado a estar bien físicamente. Me siento en el mejor momento de forma de toda mi carrera. Entreno todos los días al máximo y creo que aún no he tocado ni mucho menos mi techo", proclamaba Peleteiro en plena revolución.
Hubo otras desconexiones, pero ahora, en estos precisos momentos, el peligro para Carlos Alcaraz es alto. De repente, adiós. La mente del español salió de la Philippe Chatrier, concedió un set a su rival en segunda ronda de Roland Garros, el holandés Jesper de Jong, y le colocó ante una posible eliminación. ¿Por qué? Imposible de adivinar, incluso de analizar. Pero en encuentros posteriores tendrá que evitar que vuelva a ocurrir. Porque Alcaraz regresó al partido y ganó por 6-3, 6-4, 2-6 y 6-2 en poco más de tres horas, pero se quedó con malas sensaciones. De una victoria plácida, agradable, incluso reparadora a una victoria rara.
En tercera ronda, ante el vencedor del duelo entre Sebastian Korda y Soon-Woo Kwon, el ahora tercer clasificado del ranking ATP deberá resolver si fue sólo un despiste o una rémora para su futuro. Su celebración al acabar lo decía todo: un resoplido y un brazo al aire tímido, mucho más tímido que de costumbre.
Y esto que hasta ese momento, hasta esa ruptura, la jornada había sido realmente buena para él. Especialmente para su derecha. Si en primera ronda ante el peculiar J.J. Wolf, Alcaraz tiró de inteligencia y oficio para golpear al máximo sólo "unas cuantas bolas", como admitió al finalizar, ante De Jong soltó valiente el drive. Volvió a sacudir la bola, a empujarla, a acelerarla, a empotrarla contra el muro del rival a toda velocidad. Dos meses después de la aparición del dolor, el español parece haberlo olvidado. Ahora es cuestión de volver a coger ritmo.
"Si no estás concentrado..."
Con las facultades recobradas, a Alcaraz se le notaron las semanas de inactividad, la falta incluso de entrenamientos. Si algo falló, falló la puntería. Está fresco, agresivo en el saque, acertado con el revés, pero la bola se le suele marchar unos centímetros más allá. Antes de su desconexión ya había cometido más errores no forzados de lo normal (acabó con 47, por 35 winners), principalmente con su drive, asunto peliagudo. Como ante Wolf, perdió su primer servicio y remató rápido el primer set, pero en el segundo set tuvo que sudar. Con 4-4 en el marcador, salvó una opción de rotura y pareció encarrilar su pase. Luego llegó su salida del partido y su necesario regreso.
De Jong también mereció mérito. Procedente del torneo clasificatorio, con un ranking muy bajo -es el 176 del mundo-, el holandés demostró un nivel muy superior al que la lista le otorga. ¿Cómo es posible que sólo haya ganado dos partidos ATP en su vida y uno fuera el pasado domingo? Su juego es interesante y su golpeo, potente. De alguna manera, De Jong ofreció un tenis parecido al tenis de Alcaraz, aunque sin su velocidad y sus recursos.
Con su derecha dominó muchos puntos y fue capaz de castigar al español con sus dejadas. "Ha estado mejor en las dejadas que yo", reconoció a Alcaraz que agradeció al público francés su apoyo para "olvidar ese tercer set". "Si no estás concentrado en cada set, en cada juego, en cada punto cualquiera puede hacerte daño", concluyó el español antes de marcharse. El próximo viernes, en tercera ronda, deberá revelar si lo ocurrido fue un accidente o una autentico motivo de preocupación.