Arrebata, tras 38 años, el récord de España de la milla e Ingebrigtsen, a punto de destronar a El Guerrouj
García Romo celebra, en 2021, su victoria en los 1.500 del campeonato de Europa sub 23GETTY
Tuvieron que pasar 38 años para que el récord de España de la milla, el más antiguo de nuestro atletismo, dejara de pertenecer a José Luis González. En Oslo, el 27 de julio de 1985, el toledano realizaba 3:47.79. Y ha sido en Eugene, en la final de la Liga de Diamante, donde Mario García Romo ha esculpido unos nuevos números: 3:47.69. García Romo, cuarto en una carrera preparada para que Jakob Ingebrigtsen batiese el récord del mundo de Hicham El Guerrouj (3:43.23), terminó en cuarto lugar.
El noruego se quedó al borde del registro del marroquí. Sus 3:43.73 suponen, desde luego, récord de Europa y la tercera marca de todos los tiempos, tras la segunda del keniano Noah Ngeny (3:43.40). El estadounidense Yared Nuguse, con 3:43.97, también bajó de los 3:44.00.
Paradójicamente, del mismo modo que la soberbia pero insuficiente prestación de Ingebrigtsen realza la figura de El Guerrouj, la triunfante de García Romo eleva también la de González, alzada en las pistas en unos tiempos no tan tecnológicamente avanzados (pistas, zapatillas, etc.) como los actuales. La milla no es una distancia olímpica, pero goza de un inmenso prestigio en el mundo anglosajón y nórdico. González en su momento y ahora García Romo hacen que de ese prestigio participe el atletismo español.
Una amenaza abate a cualquiera un poco alto o un poco ancho que quiera empezar a correr: «Te vas a romper las rodillas». El atletismo siempre se ha supuesto un deporte para hombres y mujeres livianos, pequeños, finos, pero aparece Mario Mairena y acaba con el tópico. Campeón de España y del Arnold Classic Europe de powerlifting, donde llegó a levantar 341 kilos en sentadilla o 207 kilos de press de banca, en los últimos tres meses ha corrido tres medios maratones, en Marbella, Fuengirola y Málaga, para demostrar que todo es posible.
«Pesaba 140 kilos y quería demostrar que la gente grande puede correr, digan lo que digan los fisioterapeutas. No es cuánto pesas, si no cómo te preparas. Si entrenas bien, la musculatura que has adquirido en el gimnasio te protege para que no te hagas daño», proclama Mairena desde su gimnasio de crossfit, el CrossFit Puerto Banús, con una trayectoria deportiva realmente curiosa.
En Google aparece un Mario Mairena siendo presentado como nuevo jugador del Floriana de la Premier League de Malta.
Soy yo, soy yo. Mucha gente no lo sabe, pero antes de empezar con el crossfit hice carrera en el fútbol como portero. Me formé aquí en Málaga, estuve en los equipos sub-21 del Northampton o el Queen's Park Rangers e incluso hice una prueba para el Chelsea, pero no me cogieron porque decían que era bajito y mido 1,86 metros. De ahí me fui al Floriana, a Malta, y recibí una oferta del Vestsjælland, de la Primera División danesa, pero por un problema en el transfer, no llegué a firmar y tuve que estar seis meses parado. Ahí empecé a bajar escalones y perdí la motivación. Me aficioné al crossfit y decidí que todo lo que fuera a hacer en el deporte dependería exclusivamente de mí, no de directivos o representantes.
Un vídeo en el balcón
En el crossfit Mairena progresó tan rápido que se dio cuenta que lo que le gustaba desde niño no era el fútbol, era la competición. En la categoría Open llegó a estar entre los mejores de España, abrió su propio gimnasio y, con su experiencia en el fútbol, tuvo una idea. ¿Por qué no convertirse en agente y ayudar a solventar problemas como los que él vivió como portero? Abrió The Fittest Managers, la primera agencia de representación de deportistas de crossfit, y en ella trabajó hasta que llegó la pandemia.
Carlos Diaz
«Todo se canceló y estaba aburridísimo en casa, tomando cervezas mientras veía a mis amigos por videollamada. Después de una de esas quedadas virtuales, salí al balcón y me puse hacer sentadillas con 200 kilos. No sé por qué me grabé y lo subí a redes sociales. Y me escribieron varios entrenadores preguntándome para quién competía en powerlifting. No tenía ni idea de qué era eso», recuerda y de ahí a ser campeón de España hubo un camino muy corto: apenas tres años. El powerlifting consiste en levantar el máximo peso posible en tres ejercicios clásicos, sentadillas, press de banca y peso muerto, así que Mairena se puso fuerte, muy fuerte.
"¿Sólo un medio maratón?"
Llegó a pesar 140 kilos, pero ya había logrado su objetivo así que pasó al siguiente. La revista Men's Health le propuso que corriera un medio maratón y él contestó bravo: «¿Sólo uno?». «Les dije que correría tres seguidos», rememora antes de explicar como se puso en manos del atleta aficionado Carlos Rojo y empezó a trotar, y a cambiar su cuerpo -ahora pesa 127 kilos-, y adaptarse al deporte.
«En las semanas de entrenamiento para los medios maratones estaba reventado, nunca había sufrido tanto. El cuerpo me pedía descanso, me pedía más comida, fue duro, pero ahora quiero más», proclama entre entrenamientos.
¿Y qué será lo próximo?
Muchos proyectos. El mundo del running es muy chulo. En el powerlifting hay mucha competitividad, mucho odio, pero en el running todo el mundo me anima. Probaré el Hyrox, que combina fuerza y carrera, pero ya me han salido muchas propuestas para hacer más carreras. Tengo un reto con la velocista olímpica Sonia Molina que será interesante. Y este año debutaré en maratón, en Valencia, y quizá antes en Berlín. Incluso me gustaría probar el maratón de Sables. Correr me parece duro, pero engancha.
Hace un año los padres de Paul McGrath reservaron su viaje para los Juegos de París: vuelos y apartamento, todo, y sin posibilidad de cancelación. No fue orgullo paternal, ni mucho menos una locura, fue lo más sensato. Porque McGrath debutará como olímpico este verano a los 22 años y es probable que lo haga con una medalla. Este sábado en el Europeo de Roma certificó la progresión que lleva desde hace años con un oro en los 20 kilómetros marcha.
Era su debut con la selección, pero no era una sorpresa. De madre española y padre escocés -y muy seguidor del Celtic-, desde sus inicios en la marcha en Gavá a los cinco años, McGrath prometía éxitos. Fue bronce en el Mundial sub20 de 2021, campeón de Europa tanto sub20 como sub23 y este mismo año le ganó el Campeonato a España a todo un Álvaro Martín, vigente doble campeón del mundo.
Al llegar entre los mejores ya era uno de los favoritos. En la prueba de este sábado, McGrath se mantuvo en el grupo hasta que saltó el sueco Perseus Karlström, subcampeón del mundo tras Martín el año pasado, y se fue con él. A media prueba, el título ya estaba entre ellos y se resolvió para el sueco, cosas de la experiencia. McGrath llegó a demarrar y marcharse, pero entre avisos al español Karlström remontó para llevarse el oro.
Lester Lescay es uno de los genuinos representantes de algunas de las más notorias características del actual atletismo español. Joven (23 años), talentoso (8,35 en salto de longitud en 2024, sexta marca mundial del año) y no nacido aquí. Lo hizo en Cuba, en Santiago.
Recién nacionalizado, forma con Jordan Díaz -naturalizado en 2022, plusmarquista nacional y campeón olímpico de triple salto, también cubano, de La Habana, 24 años recién cumplidos el 23 de febrero-, la pareja más notoria por origen y similitud de especialidades atléticas, del espejo deportivo español. El deporte como visible reflejo del paisaje sociológico y ciudadano del país.
Lesionados, ninguno de los dos compitió en el recién finalizado Campeonato de España en Pista Corta (short track), la pista cubierta de siempre, celebrado en el pabellón madrileño Gallur. Pero sus figuras estuvieron latentes, mientras otras, numerosas, pintaban presencialmente el agradecido y agraciado lienzo étnico y generacional de nuestro atletismo. Multirracial en lo físico (pieles en distintos tonos oscuros, tostados, de Latinoamérica y África). Joven en lo cronológico (menos de 25 años).
Desplazados por razones políticas o económico-vitales, hay muchos, hombres y mujeres, de diferentes edades, nacidos o criados aquí, compitiendo en distintas modalidades, incrementando de continuo un fenómeno que empezó hace tiempo. Una característica global, pero más acusada, por razones culturales y geográficas, en España, que ha conducido momentáneamente a que, en pruebas olímpicas, siete récords de España masculinos y seis femeninos los ostenten atletas no nacidos entre nosotros.
Attaoui se proclama vencedor de la final masculina de 1.500 metros.EFE
Es el caso de los actuales plusmarquistas españoles de 800 metros, ambos, de 23 años. El monarca al aire libre, Mohamed Attaoui, quinto en los Juegos Olímpicos de París, nació en Marruecos. El recordman en sala, Elvin Josué Canales, en Honduras. Attaoui ganó en Gallur los 1.500. Canales fue tercero en los 800. Los dos exhibieron su clase en pruebas de gran nivel general.
Entre las mujeres, Tessy Ebosele, de 22 años, lesionada en la final de salto de longitud cuando iba segunda a cuatro centímetros del oro, subcampeona mundial sub-20 de triple salto, y bronce en longitud en el Europeo sub-23, nació en Marruecos, pero de familia procedente de Nigeria. Con año y medio de edad, llegó a España con su madre en una patera y obtuvo la nacionalidad española en 2021.
María Vicente (23 años, Hospitalet de Llobregat), llamada a ser una de las mejores atletas de pruebas combinadas del mundo, con un deslumbrante historial juvenil, vendría a establecer un puente unisex entre las cunas extranjeras y las nacionales. De madre conquense y padre cubano, convaleciente de una rotura en el tendón de Aquiles sufrida en marzo de 2024, tampoco compitió en Gallur. Pero, en la ilusionada impaciencia de volverla a ver en las pistas, su imagen sobrevoló toda la competición.
Ebosele, durante la final de salto de longitud en Gallur.EFE
Noveles atletas de pura cepa española destacaron en Gallur y se proyectan con fuerza hacia el atletismo a cielo abierto. Jaime Guerra (25 años) saltó 8, 14 en longitud. Adrià Alfonso (22) estableció, con 20.65, un nuevo récord de España de 200 metros. Los 200 no se programan en los grandes campeonatos en pista corta, pero el registro de Alfonso es una interesante referencia para la larga de los estadios.
Sin parangón en el pasado, una reciente y nutrida generación femenina de cuatrocentistas siembra esperanzas de éxitos en los relevos 4x 400. El nacional de Gallur fue el aperitivo del inminente Europeo de Apeldoorn (Países Bajos), del 6 al 9 de marzo, y de todo lo que venga después. Lideradas por la veterana Paula Sevilla (27 años), lucen Blanca Hervás (22), Carmen Avilés (22), Daniela Fra (24), Eva Santidrián (25) y la benjamina Berta Segura (21).
Se anuncia una época brillante en los 110 vallas con los consagrados Quique Llopis (24 años, cuarto en los Juegos de París, único europeo en la final) y Asier Martínez (misma edad, campeón de Europa y tercero en el Mundial en 2022, sexto en los Juegos de Tokio). Se les ha incorporado el recién llegado Abel Jordán, 21 años, campeón de España de 100 metros y, en Gallur, de 60. Quedó segundo, tras Llopis, en los 60 vallas, a los que no accedió Asier al tropezar con uno de los obstáculos.
Blanca Hervás.Europa Press Sports
He ahí un humano mosaico territorial. Un valenciano, un navarro y un gallego. Rica dispersión para una más rica unión. Jordán, además, estudia en California. Personaliza el moderno internacionalismo de una vieja nación que se abre al mundo y, al mismo tiempo, hacia él se expande.