Evenepoel vuelve a la cumbre 136 días después de su accidente

Evenepoel vuelve a la cumbre 136 días después de su accidente

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Loor al ciclista inconmensurable y al hombre indestructible. Reverencia frente a quien, 136 días después de un accidente entrenándose que le costó fracturas, luxaciones y contusiones, volvió a triunfar. Pleitesía ante quien es capaz de ganar nada más reaparecer, como si nada hubiera ocurrido, como si el tiempo se hubiera detenido, para repetirla, en la última victoria, la crono del Mundial, 208 días atrás. Veneración suscitada y sostenida por, en una palabra, en un solo nombre, Remco Evenepoel.

El himno nacional de Bélgica es ‘La Brabançonne’. La Brabanzona. De Brabante, una de las cinco provincias valonas de Bélgica. Y, casi simbólica, patrióticamente, Remco Evenepoel eligió la Flèche Brabançonne, 162 kms. entre Beersel y Overijse, con 21 ascensiones, para dar sus primeras pedaladas en la temporada 2025. El resto de los “Fab Six” (Pogacar, Van der Poel, Vingegaard, Roglic, Van Aert) ya había salido a escena. Y todos con victorias. Excepto Van Aert, que ha rozado varias y no ha conquistado ninguna. Igual que en esta Brabanzona, dominado al sprint por la múltiple excepcionalidad del genio intratable.

Quizás haya que celebrar por encima de todo que Remco no se cayera. No es una observación frívola en el caso de un corredor víctima frecuente de graves accidentes, el último de los cuales lo sometió a tal prueba física y psicológica que estuvo a punto de destruirlo. La victoria brabanzona es un canto al talento profesional y al coraje personal de quien, sometido a casi todas las pruebas posibles, las ha ido superando una a una.

Todo empezó y, valga el juego de palabras, comenzó a terminar a 50 kms. de la llegada. En los 500 metros de adoquín al 9,2% de media y con un porcentaje máximo del 14,9% del Moskesstraat, atacó Van Aert. Se le unió Evenepoel. La carrera se fragmentó al instante, como cortada a hachazos de un gigante ciego y furioso. Un poco más allá, en el Holstheide, un kilómetro sin empedrado, pero al 11%, saltó Remco (Soudal). Se le le pegaron Van Aert (Visma) y los 22 años del británico Joseph Blackmore (Israel), ganador del Tour del Porvenir de 2024.

El sufrimiento de Van Aert

La precoz escapada del día, seis hombres, entre ellos Antonio Jesús Soto, del Caja Rural, ya era un recuerdo. Bueno, un olvido. El trío hizo camino. Los sucesivos pasos, en el circuito, del Herstraat, el Moskesstraat, el Holstheide, etc., vieron volar al terceto, siempre con alrededor de los 50 segundos de ventaja, porque por detrás también se corría mucho, aunque no lo suficiente. Tendrían que haber estado por allí Pogacar y Van der Poel para tener alguna posibilidad de caza.

Ya muy dentro del bucle final de tres vueltas, a 16 kms. de la meta, Blackmore reventó. El pelotón se lo tragó poco después como quien ingiere un fruto tan maduro que ya no se mantiene en el árbol. Sólo existía un mano a mano entre un Remco impasible y un Wout que no podía ocultar un rictus de sufrimiento. A dos kilómetros de la llegada y ya con un minuto de ventaja, los dos gigantes empezaron a mirarse, a estudiarse, a escrutarse…

En el momento de la verdad definitiva, luego de todas las verdades parciales, Evenepoel demarró. Van Aert, a su estela, no pudo, sin embargo, y pese a exprimirse, superarle. Agachó la cabeza y dobló la rodilla en gesto de fatiga y señal de acatamiento al rey. Y Remco, exultante, emocionado, después de tantas coronas de espinas en, precisamente estas fechas, recuperó la de oro y piedras preciosas.

El pelotón de ilustres llegó a 27 segundos. Antonio Morgado hizo tercero. Y Alex Aranburu, cuarto. Pero fue como si no existieran. Evenepoel reclamó en silencio todos los focos y también ellos, y también mudos, se plegaron a su orden.

kpd