El belga sufre un accidente sin consecuencias en los primeros kilómetros de la quinta etapa.
Evenepoel, tras su caída.LUCA BETTINIAFP
Remco Evenepoel, vigente campeón del mundo y segundo clasificado en el actual Giro, fue el protagonista de los primeros kilómetros de la quinta etapa de la ronda italiana. Muy a su pesar. La aparición de un perro en medio de la carretera, le obligó a maniobrar y provocó su caída. Después de unos momentos de incertidumbre, acompañado de varios compañeros de su equipo, el Quickstep, el belga pudo volver al pelotón sin problemas.
A simple vista no sufrió ninguna lesión, aunque pasó unos cuantos minutos gesticulando. Más allá de dolores, al parecer blasfemaba contra el dueño del perro que provocó su incidente.
En la etapa de este miércoles en el Giro, de Atripalda a Salerno, los ciclistas completarán 171 kilómetros con dos puertos de tercera categoría bajo la lluvia y el frío. El accidente de Evenepoel, de hecho, tuvo lugar después de la primera ascensión del día, Passo Serra, apenas cumplidos los diez primeros kilómetros de la etapa. En ese momento tres ciclistas, el francés Thomas Champion y los italianos Stefano Gandin y Samuele Zoccarato, ya habían tomado ventaja respecto al pelotón y habían formado la fuga del día
Cima de Ancares. León a un lado, Lugo al otro y, allá en el fondo, Madrid. Tan cerca. Tan lejos. Ben O'Coonor salvó el rojo. Ha transcurrido un día más. Madrid, en teoría, está más cerca. Ha transcurrido un día más, sí. Pero Madrid, en realidad, se aleja. O'Connor empezó la etapa con 3:16 de ventaja sobre Roglic. La concluyó con 1:21. Antes, culminando una escapada de 23 hombres que fue por el camino haciéndose jirones, Michael Woods, canadiense, veteranísimo (37 años), obtenía su tercer triunfo en la Vuelta a lo largo de sus distintas participaciones.
Había descolgado a Mauro Schmid y a un Marc Soler que gasta demasiadas energías en escaramuzas estériles. Es una fuerza de la naturaleza, pero nos asombra y duele tanto despilfarro en un deporte en el que dosificar los esfuerzos gana batallas y guerras. Él no los escatima. No es su táctica: es su naturaleza.
Woods, de paso, le proporcionaba al Israel su primer triunfo en la carrera. Su éxito era el zumo. La carne, la chicha, la sustancia estaba por detrás, en un pelotón que se quedó esquelético en la brutal subida de 7,5 kms., al 9,3% de media y unos cuantos picos del 15%, en la que sobrevivían en los puestos de cabeza, más o menos dispersos, los tenores de la prueba.
Y ninguno más afinado y con la voz más potente que Primoz Roglic. Un recital en tono y timbre. Le fue haciendo el coro Enric Mas hasta que enronqueció. Incluso lo superaron, sufriendo como perros, Landa y Carapaz. El mallorquín, en un terreno que le favorecía teóricamente, no dio la talla de ganador. Roglic le desnudó y los otros aspirantes al podio también le descubrieron sus limitaciones. Mas, al igual que Soler, es como es, es lo que es.
Queda mucha y muy importante Vuelta, y el ciclismo está lleno de lances inesperados, de giros copernicanos. Pero así, en principio, con todo lo que llevamos recorrido, él, Landa y Carlos Rodríguez, sexto ahora en la general, parecen destinados a luchar por los puestos secundarios del podio, con, incluso, dificultades para hacerse con una etapa. La pugna por el rojo es hoy por hoy un diálogo entre O'Connor y Roglic. El australiano va perdiendo la voz. El esloveno la va alzando, aproximándola al grito. No es descartable que OConnor, que anda en la pelea, pueda acabar sexto si sigue cediendo golpe a golpe, verso a verso
Roglic ha ido jornada a jornada comiéndole terreno y tiempo al australiano. Los periodistas hemos hablado y escrito de "mordiscos", "bocados", "dentelladas" y demás metáforas del reino animal muy del gusto del gremio y de los aficionados. Frecuentes recursos estilísticos perfectamente descriptivos, por otra parte. Pero Roglic no va pellizcando, ni mordiendo, ni tragando, ni devorando... Va royendo, como quien va desgastando un hueso hasta dejarlo en el tuétano. Roglic no es un carnívoro. Es un roedor. Eso sí, implacable. Se encamina, y mucho más con la contrarreloj final, hacia su cuarta Vuelta.
Este sábado tenemos una etapa larga, la más larga de la Vuelta (200 kms.), interesante, con un puerto de 3ª y otro de 1ª (Leitariegos), que acaba en Villablino. Pero destinada de hacer de puente entre la de Ancares y dos de las reinas de la carrera: la del Cuitu Negro el domingo y, tras el descanso del lunes, la de los Lagos de Covadonga. Nunca se sabe, la vida y el ciclismo te dan sorpresas. Pero, probablemente, quien salga de líder de Asturias llegará de líder a Madrid.
El confesor de Tadej Pogacar es el Kapo del pelotón. El ciclista más deslumbrante del siglo pone su destino en las manos prodigiosas de un vasco. Joseba Elguegazal es un masajista vizcaíno de 42 años que lleva unido al esloveno desde hace un lustro. Ambos coincidieron en la Vuelta a España y desde entonces son inseparables. En un año, entre carreras y concentraciones, coinciden durante más de 200 días. Kapo, que trabajó en la granja de su padre y fue portero de discoteca, estudió fisioterapia y pronto se abrió paso en el ciclismo. Empezó en el Caja Rural y en 2019 le contrató el UAE. Nadie conoce mejor los músculos del genial esloveno.
Joseba es uno de los capitanes del ejército español de Pogacar. El bicampeón del Tour, en su reto de reconquistar la Grande Boucle, se ha rodeado de 24 hispanos que sobresalen por su altas prestaciones. Al frente de todos ellos se encuentra Josean Fernández'Matxin', un vasco de 53 años, el máximo responsable técnico de la escuadra patrocinada por Emiratos Árabes Unidos, con sede en Magnago (Italia). Él descubrió a Pogacar. Es el padre, tutor y guía del fenómeno. El preparador de Basauri comparte la gestión del UAE con los italianos Mauro Gianetti y Andrea Agostini.
El UAE teams, cuyo presidente es Matar Suhail al Yabhuni Al Dhaheri, que cuenta con la absoluta confianza del príncipe heredero de Abu Dabi, funciona como una empresa, en la que trabajan cerca de 80 profesionales y 40 corredores. Los ciclistas españoles son Juan Ayuso, 21 años, estandarte de una nueva generación, que este sábado se estrena en el Tour de Francia; Marc Soler (30), que también estará en la salida de Florencia y que es uno de los gregarios preferidos de Tadej Pogacar; Igor Arrieta, un navarro de 23 años, hijo de un ex ciclista y preparador deportivo del Movistar, que no va al Tour, y Pablo Torres, un madrileño de 18 años, integrante del equipo nodriza.
El ángel de la guarda
UAE desplaza al Tour a ocho corredores y a alrededor de 30 especialistas y técnicos. Entre ellos destaca la figura de Alejandro Torralbo, considerado el mejor mecánico del mundo. Este cordobés de 61 años lleva en el ciclismo más de 40, ha trabajado con Indurain, Olano, Ullrich, Chava Jiménez, Sastre, Valverde. Él es el más veterano de los cuatro mecánicos desplazados y se ocupará de la puesta a punto de la bicicleta de Pogacar y de sus siete compañeros. El esloveno, además de Ayuso y Soler, contará con la ayuda del portugués Joao Almeida, el franco-ruso Pavel Sivakov, el belga Tim Wellens, el británico Adam Yates y el germano Nils Politt.
Torralbo compartirá tertulias y sobremesas con su amigo Paco Luna, un masajista valenciano de 55 años que ya cuidó a Marco Pantani y que ahora es el ángel de la guarda de Ayuso. En el Tour cada corredor cuenta con un masajista. En este departamento también están integrados Lucio Domínguez, un manchego que trabajó en el Kometa de Alberto Contador; Cristian Batanete, un ovetense de 40 años, y José Teixeira, un vasco de 67, que es otra institución en el World Tour, con larga trayectoria en formaciones de primer nivel. Ellos colaborarán esporádicamente en el Tour ejerciendo labores de intendencia, en varias ocasiones se les verá en los arcenes de la carretera entregando bidones a los corredores.
El UAE también cuenta con la colaboración de Daniel Ortega, un fisio experto en deportes de resistencia (atletismo, natación y triatlón) y Víctor Moreno, recuperador y profesor en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Este alicantino es un apasionado del deporte, ha recibido el Premio Nacional de Investigación por un trabajo sobre las lesiones de los futbolistas.
Espaguetis con queso y pimienta
La evolución de Pogacar está controlada desde larga distancia por Íñigo San Millán, un vitoriano de 52 años. Es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, donde realiza trabajos clínicos y de investigación en metabolismo celular, especialmente en diabetes, enfermedades cardiometabólicas y cáncer. Compatibiliza su labor de Alto Rendimiento en el UAE con la preparación de la primera plantilla de fútbol del Athletic de Bilbao.
Pogacar mantiene una sintonía especial con Esteve Ramírez, porque nadie prepara mejor su plato preferido: espaguetis con queso y pimienta. Este cocinero de 34 años, que a los 22 se marchó de Barcelona a Francia para aprender el oficio, se unió al equipo en 2019. También estará en el Tour y cuenta con dos estrechos colaboradores: Luis Fernando Olalla e Israel Ruiz.
Pogacar y sus gregarios, en Florencia.AFP
Esteve Ramírez adereza los platos siguiendo las instrucciones de Gorka Prieto, un navarro de 34, reputado nutricionista. El diseña los menús y vigila la dieta. A Pogacar le insiste en que debe ser prioritaria la ingesta de hidratos de carbono, con el consumo de arroz, pasta, quinoa, boniatos, cereales y patata. También le advierte de que debe tomar las mínimas cantidades de grasas y huir de los risottos, aceite y postres con mantequilla.
En la sección de entrenadores figura Didac Navarro, un valenciano de 48 años que fue contratado por Matxin en 2022. Fue seleccionador español de ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos de Pekín. También destaca Javier Sola, un sevillano de 37 años, que llegó en 2023 y que es profesor de Ciencias del Deporte en la Universidad de Loyola. Cumple su segunda temporada junto a Pogacar.
La nómina del ejército español se completa con el biomecánico David Herrero, un bilbaíno de 44 años, ex ciclista del Euskaltel, experto en la preparación de pruebas de contrarreloj, y con el abogado Íñigo Landa, licenciado por la Universidad de Deusto, experto en el asesoramiento a deportistas y a entidades deportivas. Un ejército multidisciplinar para la reconquista del Tour.
«JuanAyuso tiene los huevos bien colocados. Es ambicioso, ganador, muy completo y tiene carácter». A un veterano técnico de UAE no le sorprende el estupendo arranque de curso del español. El discípulo de Joxean Fernández Matxin ha subido al estrado de los sobresalientes y de ahí nadie le desplaza. En el último mes ha sumado ocho podios en cinco carreras. A sus 21 años es el mejor mortal en esta nueva temporada dominada por Vingegaard, Pogacar y Evenepoel.
«Ayuso está muy centrado, siempre está atento a las mejoras técnicas y a la nutrición. En muchos aspectos me recuerda a Alberto Contador», señalan desde el UAE. «Es un killer», insiste Matxin.
«Que me comparen con Contador es muy gratificante, él es uno mis ídolos. Pero todavía tengo mucho por hacer y aprender», ha dicho Ayuso, que acaba de comprobar en posición de privilegio el poderío de Vingegaard en la Tirreno-Adriático. El español finalizó segundo, venció en la contrarreloj inaugural (derrotó a Filippo Ganna, el mejor especialista del mundo) y sumó dos segundos puestos en sendas etapas ganadas por el Jinete pálido danés. «Todo el equipo me ha ayudado mucho. Ha sido agradable compararme con algunos de los mejores escaladores del mundo. Soy realista y sé que ahora mismo no puedo desbancar a Vingegaard con un ataque, pero estoy satisfecho con lo conseguido. Sé que voy en la dirección correcta», advertía el pasado sábado, en la víspera de la conclusión de la ronda italiana.
Antes de acudir a la cita de los dos mares sumó una victoria en la clásica Faun-Ardèche, un segundo puesto en la Faun Drôme (no peleó la victoria a su compañero Marc Hirschi), un tercero en el trofeo Laigueglia y un segundo en la contrarreloj mutilada de la Vuelta a Andalucía. En el estreno de la temporada, en el sterrato de la Clásica de Jaén, fue vigésimo. Su formidable rendimiento ha generado una gran ascenso en el escalafón del UAE y ahora pugna con Almeida, Adam Yates, McNulty y Hirschi por ser el lugarteniente más cualificado de Pogacar.
País-Vasco, Amstel...
Ayuso atesora carisma y nunca pasa desapercibido. En su primera participación en la Vuelta, en 2022, terminó tercero. El pasado año, tras cinco meses en blanco por una lesión en el tendón de Aquiles, conquistó dos etapas en la Vuelta a Suiza (acabó segundo) y una en el Tour de Romandía. Logró la medalla de plata en el campeonato de España de ruta. «Ese tiempo que estuve parado fue muy duro, pero aprendí mucho en el aspecto mental. La ayuda del rehabilitador Víctor Moreno y de toda mi familia fueron fundamentales», confesó tras superar su experiencia más ingrata.
Ayuso ha convertido el podio en su estancia habitual y ahora pretende prolongar sus exhibiciones en un mes de abril muy intenso, con exigentes visitas a las clásicas de las Ardenas. Y es que el chico de Jávea también es candidato a las pruebas de una día debido a su notable punta de velocidad en subida. Alumno aplicado de Alejandro Valverde. Desde el 1 al 6 competirá en la Vuelta al País Vasco, donde volverá a enfrentarse a Vingegaard. El 14 acudirá a la Amstel Gold Race, el 17 irá a la Flecha Valona y el 21, a la Lieja-Bastoña-Lieja. En La Decana, su clásica favorita junto al Giro de Lombardía, será la única ocasión en la que coincidirá con Pogacar. En el Monumento belga tendrá que colaborar con el esloveno en su objetivo de resarcirse de aquella maldita caída del pasado año que lastró su rendimiento en el Tour.
Ayuso cerrará su temporada de primavera en el Tour de Romandía: 23-28 de abril. Luego descansará y se concentrará en altura para preparar su debut en el Tour de Francia, la carrera por la que se hizo ciclista. «Participar en el Tour es cumplir mi sueño. En el equipo todos trabajaremos para Tadej, si me dan un poco de rienda suelta lo aprovecharé», señala. Sus objetivos después del Tour serán los Juegos Olímpicos, el Mundial, Quebec, Montreal y el Giro de Lombardía. La Vuelta a España queda excluida en la planificación del mejor de los mortales.