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Logró dos oros en los 4×100 estilos y finaliza el campeonato con 38 metales, manteniéndose junto a Australia como una de las grandes potencias
La fiesta terminó. La jornada de clausura, la octava, del formidable Mundial de Natación de Fukuoka deparó un último récord del mundo, el décimo, para halago definitivo del paladar.
Llegó de la mano de Ruta Meilutyte, que, después de igualar el sábado, en las semifinales, el récord de los 50 braza (29.30), lo superó en la final con 29.16. Otro “mordisco” de consideración para un trayecto tan corto. Las demás pruebas, como si no quisieran compartir, estorbándolo, el primado de la lituana, regresada de su propio infierno psicológico, coquetearon con los récords sin llegar a conquistarlos.
Estuvo a punto otra vez Sarah Sjöström. Su plusmarca (23.61) en las, también, semifinales de los 50 libre presagiaba otra en la final. Pero, con 23.62, a la sueca le faltaron, pues, una centésima para igualarlo y dos para batirlo.
No estuvo tan cerca, pero tampoco le anduvo lejos, en los 1.500, el fondista tunecino, ya vencedor en los 800 y plata en los 400, Hahmed Hafnaoui. Sus 14:31.54 rozaron los 14:31.02 de Sun Yang, establecidos en los Juegos de Londres 2012.
Los otros vencedores individuales del día fueron Hunter Armstrong (USA) en los 50 espalda (24.05) y, en los 400 estilos, la perla canadiense, Summer McIntosh (4:27.11), que, ya en el primer tramo, el de mariposa, hundió hasta el fondo de la pileta las esperanzas de la “otra Katie”, estadounidense: Grimes, segunda con 4:31.41.
Una pregunta flotaba en el aire. Bueno, en el agua: ¿Ganaría por fin Estados Unidos algún relevo? Se habían disputado seis, entre masculinos, femeninos y mixtos, y los americanos se habían quedado en cinco platas y un bronce.
La respuesta fue: sí. Y por partida doble, en los 4×100 estilos. Los masculinos y los femeninos. Ambos ya se decidieron a las primeras de cambio, en el inaugural tramo de espalda, con las postas de Ryan Murphy y Regan Smith. Los chicos ganaron con 3:27.20, récord de los Campeonatos. Las chicas, con 3:52.08.
Esos dos oros en las pruebas que echaban el telón redondearon una gran jornada para las barras y estrellas, con tres oros y cuatro platas de un tirón. Un postrero arreón de orgullo para adelantar a China y mantener esas jerarquías históricas que sitúan a Estados Unidos y Australia como las grandes potencias.
Y así quedó el escalafón, en el que mandan los oros: Australia: 25 medallas (13-7-5); Estados Unidos, 38 (7-20-11) y China, 16 (5-3-8).
Con los calendarios arrastrando aún las secuelas del covid, la próxima cita mundialista tendrá lugar en Doha, en febrero de 2024, con los Juegos de París en el horizonte.