Mathias Pogba acusó a su hermano de contratar a un brujo para perjudicar a Mbappé, pero el fútbol español también cuenta con su historial de hechizos, conjuros, curanderos y maldiciones
Mohamed Diop cogió un folio en el que había impreso el escudo del Elche, luego conectó mentalmente con unas brujas, escribió un texto y unos cuadraditos en otro folio y se fue al mar, donde los dobló, los metió en el agua, y los frotó hasta que se deshicieron. Repitió algo parecido con el escudo del Valencia, solo que en vez de echar los papeles al Mediterráneo, calzó con ellos una estantería. Con ello, explicó este hechicero senegalés, el Elche se salvaría la temporada pasada y el Valencia bajaría a Segunda. Su efectividad fue del 50%.
El jugador de la Juventus Paul Pogba, según su hermano Mathias, contrató a un hechicero para que Mbappé no diera una en un PSG-Manchester United de los octavos de la Champions de 2019. Pogba, de origen guineano, declaró a los investigadores que llevan la causa contra su hermano por chantajearle, que lo del hechicero fue verdad, pero no para fastidiar a su compañero de selección sino para evitar lesiones, según publica The Mail on Sunday.
Lo de ir a hechiceros es algo bastante habitual en jugadores de origen africano, en un continente con un largo historial de selecciones con brujos en plantilla, y en el que lo mismo te aparece un murciélagos muerto en el centro del campo, como denunció Zimbabwe el año pasado, que te encuentras a un tipo como el del estadio Omar Bongo de Gabón, dándole vueltas a una marmita con una cuchara gigante detrás del banquillo, cada vez que el rival coge la pelota. Todo probablemente con la misma naturalidad con la que nosotros echamos agua bendita a los vestuarios nuevos, ofrecemos una copa a una virgen o acariciamos un Jesús del Gran Poder oculto en la pechera, como el ex presidente del Betis Manuel Ruíz de Lopera.
El fútbol español nunca ha estado exento de conjuros, hechizos, maldiciones, curanderos y meigas empezando por O Bruxo Torrado, al que acudieron durante años Del Bosque, Camacho, Pirri, Valdano, Juanito, Butragueño o Raúl de espaldas a los servicios médicos del Real Madrid.
No sabemos si a Mbappé le darán miedo esos rituales, pero sabemos que por ejemplo a Ibrahimovic no. En enero del año pasado se enzarzó con Lukaku en un Milán-Inter, y el sueco le soltó al belga de origen congoleño: “Vete a hacer tus rituales vudús de mierda a otro sitio”. Para entenderlo había que remontarse hasta 2017, cuando el Everton estaba a punto de renovar a Lukaku y, justo antes de la firma, cuenta el propietario del club, llamó su madre desde África porque un hechicero le había dicho que no lo hiciera.
El ex madridista Emanuel Adebayor acusó a su propia madre de haberle hechizado para acabar con su carrera como futbolista. Y en Colombia todavía le imputan al brujo brasileño Helio Sillman haber acabado con la carrera de James Rodríguez en el Mundial de 2014, justo antes de fichar por el Madrid, por haberle hecho “macumba”, que consiste en atarle las piernas a un muñeco de trapo.
Cuatro brujos kenianos de la región de Ukunda aseguraron que se habían reunido con Mourinho en un lugar secreto justo antes de llegar al Madrid. “Nos pidió que le ayudáramos a triunfar en su nuevo trabajo”, dijo a AFP el chamán Mzee Makthub. El portugués reconoció haber estado de vacaciones en un resort en Mombasa, pero negó lo de los brujos a través de su portavoz, Eladio Paramés: “Es profundamente católico y cree en Dios, (…) en el trabajo y no en los milagros de un brujo cualquiera”.
Dimitry Seluk, representante turco de Yaya Touré, se sirvió de las redes sociales para convocar a los “chamanes africanos”, y que lanzaran “una maldición” sobre Guardiola para que no volviera a ganar la Champions, por el trató que le había dado a su representado durante su etapa en el City. Eso fue en 2018. Meses más tarde de su tuit el City perdió un partido de Champions contra el Olympique de Lyon y Seluk posteó un dibujo de Yaya Touré con vestimenta tradicional africana pinchando un muñeco vudú de Pep.
El futbolista camerunés, Bernard Tchoutang, contó en el programa francés SFRSport ‘Vestiari’, cómo en la Copa de África de 2000 un Eto’o de 18 con el que no contaba el seleccionador, logró ser titular y marcar en la final contra la Nigeria: “Teníamos un ritual antes del desayuno. Siempre nos saludábamos todos. Eto’o siempre llegaba el último. Entonces deja uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis personas sin saludar. Y va a por Job. Le coge la mano así y le saluda: Hola Job. Dos horas después vamos al bus para ir al entreno. Y Job que no está, nadie entiende nada. Vamos a ver y Job está enfermo en la cama, ¡tiene una diarrea!… No es posible”. A Eto’o le sentó fatal que Bernard contara aquello, y reaccionó con dureza en las redes sociales: “El odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de cualquier inteligencia”
Didier Drogba cuenta que en la selección de Costa de Marfil ahuyentaban los malos espíritus con ceremonias en cementerios. Otras veces los hechiceros preparan brebajes o polvos mágicos con huesos y animales sacrificados. Ochieng, portero de Kenia, contó que una vez al entrar al vestuario vio a dos personas echando polvos en las ropas de los jugadores.
En la Copa de África de 2002, celebrada en Mali, se prohibió a los equipos que llevaran brujos. Y sus semifinales fue detenido con violencia el mítico portero del Espanyol Thomas N’Kono, acusado de haber tirado al césped un ‘grisgrís’, una bolsita llena de pelo, hierba, hojas o cortezas.
Aunque la exclusiva de estos rituales no pertenece al fútbol africano. En Latinoamérica tampoco andas escasos. En 2013, por ejemplo, durante la Copa Libertadores, la policía se incautó de un alijo de brujería en el hotel en el que se hospedaba el Atlético Mineiro de Ronaldinho: muñecas, velas y botellas con el nombre del astro brasileño, que formaban parte de un ritual llamado ‘payé’ de brujos paraguayos.