No existe mejor forma de despedirse que la que empleó el Villarreal para decir adiós a Europa. El equipo de Marcelino se marchó ovacionado por su afición tras llevar al límite al Olympique de Marsella. Estuvo contra las cuerdas el equipo francés, al que su portero salvó de echar por la borda los cuatro goles de renta que traía del Vélodrome ante un conjunto amarillo que hizo un partido sublime, pero al que su mala noche en Francia ha acabado condenando. [Narración y estadísticas (3-1)]
Si el Villarreal no fue capaz de remontar no fue por falta de interés sino de acierto. De haber estado un poco más fino en la definición habría llevado como mínimo a la prórroga a un Olympique que, pese a arrancar con carácter, se fue diluyendo con el paso de los minutos. Jörgensen, recambio de última hora de Reina en la portería, tuvo que meter la punta de los dedos nada más comenzar el encuentro para desviar un lanzamiento de falta de Veretout.
No tardó el conjunto amarillo, sin embargo, en aplicar el plan que Marcelino había trazado sobre la pizarra. El técnico apostó por un equipo lo más veloz posible para tratar de explotar esas transiciones rápidas que tanto rédito le dan. Sacrificó a Baena para dejarle la banda a Guedes y formar por primera vez un tridente con Gerard y Sorloth. El catalán partía en principio desde la banda pero con libertad para moverse por delante del trío formado por Parejo, Capoue y Coquelin, que se adueñaron totalmente del centro del campo.
Rival acomplejado
Capoue acaparó el protagonismo en un primer tiempo al que al Villarreal únicamente le faltó haber sumado algún otro gol al 1-0 del francés, que irrumpió en el área para cabecear un centro de Kiko Femenía. Sólo dos minutos después se lamentaba tras ver cómo se le marchaba fuera otro remate en el área. Por entonces, el equipo castellonense ya acumulaba méritos para llevar algún tanto más ante un rival acomplejado. Sorloth, un dolor de cabeza para la defensa francesa, encaró a Pau López tras driblar a Balerdi, pero Mbemba apareció en el último momento para cortar.
El Villarreal generaba peligro al contragolpe, pero también haciendo circular el balón con velocidad ante una defensa posicionada. Una docena de disparos firmó antes de llegar al descanso, aunque sólo uno encontró las redes de un Marsella que no se parecía en nada al de la ida y que apenas inquietó en una volea de Kondogbia.
Jean-Louis Gasset había reservado titulares previendo una vuelta plácida, pero tuvo que echar mano de Aubameyang y Harit para tratar al menos de amenazar en la segunda mitad. Ni dos minutos tardaron en hacerlo, en un contragolpe que el gabonés finalizó perdonando lo que no acostumbra, rematando fuera tras quedarse solo ante Jörgensen.
Esperando al VAR
Quien no perdonó fue Sorloth, que superó a Pau López con un potente disparo tras recibir de Guedes. Tan ajustada era la posición del noruego que el VAR necesitó un par de minutos para confirmar que no estaba en fuera de juego, como sí pensaba el árbitro asistente.
Guedes pedía cabeza a sus compañeros mientras sacaba el Marsella de centro, con más de media hora por delante. Y de cabeza llegó el tercero, que pudo firmar Gerard con un remate que salvó Pau López con una gran intervención, pero que llevó la rúbrica de Mosquera. El colombiano conectó el cabezazo picado tras una fantástica asistencia de Baena. La Cerámica gritaba ‘¡Sí se puede!’.
Y pudo haber sido, porque Pau sacó otra gran mano a tiro de Morales para evitar que el Villarreal empatara la eliminatoria, justo antes de que Clauss acabara con el sueño tras culminar a puerta vacía una maravillosa jugada de Aubameyang.