Una jornada, la primera, y tres cuartos, los primeros de la final, de esa competitividad que anunciábamos en esta Copa con los ocho mejores equipos españoles. Las semifinales fueron vapuleos del Real Madrid y del Barcelona a sus rivales, y este últim
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El Real Madrid ha ganado cinco de los últimos seis partidos, el Barça ha perdido 10 de 15. Chus Mateo obtiene tregua desde la que crecer, se refugia en la competitividad y respira con el billete copero asegurado y al fin entre los 10 mejores de la Euroliga (qué menos). Los rumores que hace nada le acechaban ahora se posan en Joan Peñarroya, tres clásicos perdidos, y al mismo límite de quedarse fuera de la Copa, lo nunca visto.
Su Barça es octavo tras perder seis de los últimos 10 duelos ACB. Se mantiene con una victoria de ventaja ante Baskonia, UCAM Murcia y Baxi Manresa a falta de cuatro para el corte copero. El calendario, sin tregua, no es fiero a priori. Pero ojo: el día 5 reciben a un Joventut ya clasificado y el 7 visitan a un Girona necesitado (es colista). Dos derbis catalanes. Después a Gran Canaria y por último, el Bilbao en el Palau.
Antes de todo eso, el año empieza para los azulgrana en París, ante el equipo revelación de la Euroliga. Joan Peñarroya sigue buscando cómo escapar de las derrotas, de los finales sin resolver, de las dudas y la falta de contundencia. Tendencia global que se extendió al WiZink Center, una noche siempre a remolque en la que encontró un resquicio final pese a marchar cinco abajo a falta de un minuto. El triple de Satoransky fue una ventana de esperanza, pero ni Jabari Parker ni Metu (los dos mejores del equipo), encontraron la clarividencia. Como tampoco días atrás en el clásico del Palau, resuelto para el Madrid tras dos prórrogas.
"Persistiremos"
El técnico catalán habló de todo eso en rueda de prensa. Se quiso quedar con lo positivo, con "la actitud", con el "saber sufrir". Y lanzó un reto, convencido de que el vestuario sigue tras él, de que será capaz de levantar lo que ahora es, sí o sí, una crisis, la primera (y quizá la última) en su etapa en el Barça. "Persistiremos. Todos estos partidos que estamos perdiendo en las últimas situaciones, les daremos la vuelta", advirtió.
Pero lo cierto es que nada le sale a Peñarroya, que no se arropa en el victimismo -"el arbitraje no lo voy a valorar. Creo que es evidente y es clarísimo (sobre un par de fueras de Tavares)-, aunque sabe que la paciencia en los despachos tiene un límite. El mismo Sergio Scariolo que sonaba para el Real Madrid es ahora una opción para el Barça. Ya ha recuperado a casi todos los tocados el ex técnico del Baskonia, pero la mala fortuna persigue a Raulizho Neto, el refuerzo (por Laprovittola) que apenas ha podido debutar para lesionarse dos veces.
Todos esos apuros estaban hace nada en el Palacio. El Madrid ha encontrado en el clásico un escenario en el que hacerse fuerte. No sólo ha ganado los tres de esta temporada, son seis victorias seguidas ante el Barça. "No sé si se puede decir en voz alta que hemos vuelto y estamos curados", pronuncia su técnico. Otra noche de récord para Llull, aunque no todo fueron buenas noticias. En la jugada más espectacular de la noche, todos los fantasmas de las lesiones pasadas se le aparecieron a Gaby Deck. Justo cuando atravesaba su momento más pleno del curso. Una contra (tras pase de espaldas por debajo de las piernas de Campazzo), un potente mate y una mala caída. Directo al vestuario tras una alarmante extensión de la rodilla. "Lo de Deck ha sido feo. En la caída, al apoyar, pensábamos que podía haber sido la rodilla, pero creo que no. Tiene un dolor importante en la parte de atrás del fémur. Parece muscular, pero tenemos que esperar a las pruebas", indicó Chus Mateo.
El Barça es una montaña rusa de sensaciones en estos primeros meses del proyecto Joan Peñarroya, el enésimo intento de enderezar un equipo de capa caída desde hace demasiado tiempo. El domingo, en Gran Canaria, escapó de un embrollo histórico al ganar y mantener vivas sus opciones de disputar la próxima Copa. Le basta con ganar el domingo en el Palau al Bilbao para estar en un torneo al que jamás faltó.
En lo que va de curso, ha vencido un partido más de los que ha perdido (19-18). Y tan pronto parece un colectivo en descomposición que se diluye como un azucarillo en los finales de partido ajustados, como muestra un tremendo poderío. Venía de caer consecutivamente en tres duelos de ACB, pero también de ganar dos a domicilio en Euroliga, nada menos que en las canchas de París y Mónaco. Se analizan las causas de la desesperante irregularidad y, evidentemente, entre las principales, está la lesión tempranera y definitiva de Laprovittola, al que aún no se ha encontrado sustituto pese a intentos fallidos como el de Raulzinho Neto y el polémico con Heurtel, ya fichado por el Leyma Coruña. Y también se buscan culpables, rendimientos no acordes a las expectativas y los sueldos. Y, aunque no es novedad -su temporada pasada ya estuvo por debajo de lo esperado-, ahí sobresale el asunto Willy Hernangómez, algo más que un misterio sin resolver.
El madrileño llegó en el verano de 2023 como fichaje estrella, trofeo desde la NBA (en la que tampoco nunca triunfó) arrebatado al eterno rival. En él se depositaron las esperanzas de reconstrucción, pero también los ahorros. El sueldo de Willy, uno de los motivos por los que el Madrid no entró en la puja por el que fuera su canterano, es de los que obliga a sobreesfuerzo. Por encima de los dos millones de euros, está entre los 10 salarios más altos de la Euroliga. En ACB, sólo Tavares, quien roza los tres por curso (según Eurohoops) después de su renovación, está por encima del internacional español.
Willy, en acción.ACB Photo
Si la temporada pasada el flojísimo rendimiento de Willy acabó por entrar en conflicto con su entrenador, ahora el madrileño parece instalado en un conformismo preocupante. A Roger Grimau le llegó a decir: «No me comas la oreja, que te quedan dos telediarios». «Cuando pasó aquello, pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador?», reveló el extécnico a RAC1. Una actitud que Pablo Laso, desde la distancia, tildó de «bastante subnormal» (después pidió perdón al que fuera su pupilo).
Con Peñarroya de momento las aguas parecen en calma en lo disciplinario. A pesar de que Hernangómez no es más que un recurso muy al fondo de su banquillo. Cada vez más, de hecho. El pasado viernes, en Mónaco, el técnico catalán ni le utilizó y eso que Vesely fue baja por lesión (prefirió a Fall y a Metu, que es un ala-pívot, en el cinco). Ayer, en Gran Canaria, con Vesely de vuelta pero sin Fall, lo mismo. Cero minutos y cara de póker con el chándal puesto en el banquillo de Gran Canaria. Y su equipo resurgiendo.
Willy apenas juega un cuarto de hora por partido de media (15:05 en ACB, 14:09 en Euroliga): es la opción 11 de la plantilla para su técnico. Pese a la poca presencia, sigue anotando con soltura, una de sus más destacadas cualidades (7,5 en ACB, 8,5 en Europa) y valorando por encima de la media. Pero, en el caso del madrileño, los números siempre dieron una imagen de él que no es la verdadera. En defensa, en intensidad y concentración, es donde se siguen encontrando tales desajustes que ya parece que son incorregibles camino de los 31 años.
Willy seguirá dejando noches de esas que hacen pensar en lo que podría llegar a ser (hace nada, en París, 23 puntos y 10 rebotes). Y, seguramente, se mantendrá al fondo del banquillo a la espera de la enésima oportunidad. Quizá (o no) acabe entrando en conflicto con Peñarroya. Y su caché, con un año más de contrato, seguirá cayendo mientras su carrera avanza con sólo la selección, allá donde Sergio Scariolo es capaz de sacar lo mejor de él (relanzar sus virtudes, esconder sus defectos), -MVP de un Eurobasket- como el gran sitio de su recreo.
Sólo tres veces en su historia ha logrado el Real Madrid la perfección, el triplete. Conquistó Euroliga, Liga y Copa por primera vez en 1965, repitió en 1974 y, más de 40 años después, con Pablo Laso en 2015, lo volvió a hacer añadiendo también la Supercopa. Fue un póquer único de títulos al que después sumaría la Intercontinental, lo que nadie. A esas cumbres vuelve a aspirar a partir de este miércoles (20.30 h.) con el arranque de los playoffs de la Liga Endesa, en los que se las verá con el Dreamland Gran Canaria, un equipo que nunca le ha conseguido ganar ningún partido en una eliminatoria ACB (el balance es de 10-0).
Como mucho, a los de Chus Mateo les restarían 15 partidos para terminar el curso. Además de los rivales, claro, el calendario, extenuante de por sí, se presenta como uno de los grandes hándicaps. Porque, con el Preolímpico en el horizonte, el Madrid tendría poco más de un mes para resolver todo. «No podemos poner excusas ni cambiar el calendario ni pensar que sería mejor. Es lo que hay y afrontarlo como viene», desafío ayer el técnico, consciente de que no es lo más conveniente un duelo contra los de Lakovic justo antes de afrontar en Berlín al temible Olympiacos, en la reedición de la pasada final de la Euroliga
Como viene haciendo desde 2019, el Madrid amaneció ganando la Supercopa en septiembre y en febrero, en el Carpena, reconquistó la Copa. En ambas finales derrotó al Barça. Evidemente, a partir de ahora les queda lo más difícil -especialmente la Final Four de la semana que viene, donde aspira a repetir título 58 años después-, pero el bagaje respalda su candidatura: han ganado casi el 83% de los partidos disputados. Su hoja de servicios no es inmaculada, pero casi. Prácticamente idéntica en Euroliga y ACB (27-7 y 28-6) y sin conocer la derrota ni en Supercopa ni en Copa. En total, 63 triunfos por 13 derrotas para plantarse en la lucha por los títulos.
Dzanan Musa.ACB Photo
Otra cosa son las sensaciones. La consistencia de comienzo de temporada no se ha mantenido estos últimos meses, aunque cuando tuvo que apretar, el Madrid dio la cara. En la Copa de Málaga y en el playoff contra el Baskonia, el único que se resolvió por la vía rápida. No logró, eso sí, mantener el primer puesto en la temporada regular de la ACB ante la pujanza del Unicaja. La derrota el pasado viernes en La Fonteta le aboca a un posible cruce contra el Barça en semifinales y a no tener el factor cancha en una hipotética final contra los malagueños.
Deck
Las lesiones han respetado en gran medida a los blancos, que han ido «repartiendo minutos todo el año», aunque acaban de perder una pieza fundamental. Como ya le ocurriera el año pasado, Gaby Deck -rotura de ligamento colateral interno de la rodilla derecha- no estará en la Final Four. «Le vamos a echar mucho de menos. Este vestuario le adora y si algo puedo hacerles ver a los chicos que quedan sanos es que vamos a hacer un esfuerzo extra para hacerle ver que le agradecemos todo el trabajo que ha hecho previamente, porque nos ha traído también hasta aquí», elogió ayer al argentino su entrenador, que tiene alternativas en el puesto de tres-cuatro: Yabusele, Hezonja y un Eli Ndiaye que ya fue recurso clave en 2023.
El otro asunto extradeportivo que inquieta el idílico panorama del Madrid es el mercado. A estas alturas, sigue con medio equipo sin renovar. Jugadores tan referenciales como Tavares, Poirier o Hezonja están en la marejada de los rumores a mes y medio de que acabe su vinculación. Algunos tan polémicos como el interés del Barça por el croata.