El récord arrebatado a la leyenda Reinhold Messner o cómo la tecnología reescribe la historia del alpinismo

El récord arrebatado a la leyenda Reinhold Messner o cómo la tecnología reescribe la historia del alpinismo

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El Libro Guinness niega al italiano el honor de ser el primero en completar los 14 ochomiles sin oxígeno artificial y abre un encendido debate en las alturas. “¡No hay récords! ¡Nunca habrá ninguno en el alpinismo!”, clama el escalador

Messner, en una imagen de archivo.CHRISTOF STACHE

El italiano Reinhold Messner es considerado por muchos expertos -por casi todos- como el mejor alpinista de la historia. En 1986 fue el primero en completar los 14 ochomiles sin oxígeno artificial y antes y después escaló lo inescalable, abrió infinidad de vías, exploró la Tierra, así, en mayúsculas. El Everest, el Annapurna, el Gasherbrum I… hacia los techos del planeta hay caminos que creó él, pero también los hay en la Antártida o en Gobi. En los últimos tiempos, ya retirado -hoy tiene 79 años- protagonizó mil polémicas, algunas incluso contra sus ex compañeros de cordada, pero nunca se había dudado sobre su figura. Hasta esta semana. Messner ya no es Messner. O eso dice ahora el Libro Guinness.

Según publicó recientemente el famoso archivo de récords, Messner nunca llegó a la cima del Annapurna en 1985 y, por lo tanto, al año siguiente, en 1986, no se convirtió en el primero en escalar los 14 ochomiles sin utilizar bombonas. Tampoco lo fueron quienes le siguieron, el suizo Erhard Loretan (1995) y los españoles Juanito Oiarzabal (1999) y Alberto Iñurrategi (2002), si no el quinto de la lista hasta ahora, el estadounidense Ed Viesturs, que lo logró en 2005. La historia, reescrita. El alpinismo, por los aires. ¿Qué ha pasado?

El avance, la tecnología. Hasta hace no mucho, para certificar un ascenso bastaba con visitar a Elizabeth Hawley, mítica periodista, creadora de The Himalayan Database, y mostrarle pruebas de la gesta. Era rigurosa, exigía fotografías o vídeos, testimonios de otros escaladores, respuestas a preguntas muy concretas, pero le faltaba apoyo. Su trabajo era artesanal, solitario. Por eso con el paso del tiempo, y especialmente con la aparición de internet, empezó a perder protagonismo en beneficio de la web 8000ers, de su creador, Eberhard Jurgalski, y de su equipo de investigadores. Cuando Hawley falleció en 2018, de hecho, ya era 8000ers quien confirmaba las cumbres, los logros, los récords. Y 8000ers quería llevar la rigurosidad en las montañas a otro nivel.

Las cimas no son las cimas

En 2019, con imágenes de satélite de alta resolución y la ayuda del Centro Aeroespacial Alemán, Jurgalski y sus ayudantes demostraron que en ochomiles como el Manaslu, el Annapurna o el Dhaulagiri la mayoría de alpinistas nunca alcanzaron la verdadera cumbre: sólo se quedaron cerca. Según su trabajo, únicamente tres hombres, Viesturs, el finlandés Veikka Gustafsson y el nepalí Nirmal Purja, completaron los 14 ochomiles, los dos primeros sin oxígeno artificial. Según su trabajo, Oiarzabal y Iñurrategi se quedaron en una cumbre secundaria del Manaslu, no hollaron la cima. Y según su trabajo, a Messner, al legendario Messner, le faltaron cinco metros para coronar realmente el Annapurna. Por todo ello, el año pasado 8000ers reescribió su lista y reclamó al Libro Guinness de los récords hacer lo mismo.

Hasta esta semana, esa investigación había levantado cierto revuelo, pero la mayoría de los afectados se negaban a darle importancia. Al fin y al cabo, en las alturas siempre hubo debates de esta índole. Pero después de la decisión del Libro Guiness sobre Messner, referente entre los referentes, el himalayismo alzó la voz.

“El objetivo no es la cima, es el camino. ¡Mi alpinismo no sabe de récords!”, exclamó Messner al conocerse la retirada de su récord con una foto adjunta en sus redes sociales en la que se le ve escalando una enorme pared de hielo en su expedición al Annapurna en 1985. “¡Última declaración sobre los récords en el alpinismo! ¡No hay ninguno! ¡Nunca habrá ninguno en el alpinismo! Yo aprecio a todos los alpinistas, a cada alpinista que ha llevado a cabo sus experiencias en las grandes paredes de este mundo”, finalizaba y muchos de sus colegas de profesión le acompañaban en su discurso. Incluso el propio Viesturs, ahora encumbrado, rechazaba el cambio: “Messner fue el primero, ese reconocimiento debe mantenerse. Lideró el camino y otros escaladores, como yo, seguimos sus pasos”.

El debate para el alpinismo ahora es complejo. Puede alejarse de 8000ers y del Libro Guinness de los récords, pero eso le dejarían sin notarios que certificaran las gestas futuras o puede, como proponen los propios investigadores de Jurgalski, llegar a un acuerdo. Para devolver a los mejores de la historia a su sitio habría que olvidar la idea de la existencia de una única cumbre, un punto exacto donde la montaña acaba, y aceptar que hay una zona aproximada de cumbre. Delimitar ésta, más en montañas complejas como el Manaslu o el Annapurna, será complicado, pero más lo será aceptar que Reinhold Messner, considerado por muchos expertos -por casi todos- como el mejor alpinista de la historia, realmente no conoce todos los techos del mundo.

kpd