El putter complica la pelea a Jon Rahm en el infierno de Oakmont

El putter complica la pelea a Jon Rahm en el infierno de Oakmont

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Esta noche, Jon Rahm soñará con la poa de los cristalinos greenes de Oakmont. El de Barrika ha dado un paso atrás en la segunda jornada del US Open tras un aciago día donde el español sufría cada vez que empuñaba el putter.

Rahm terminó con una ronda de 75 golpes (+5), concluyendo con un acumulado de cuatro sobre el par tras los primeros 36 hoyos y un puesto entre los 25 primeros del tercer major del año. Hasta seis opciones claras de birdie se escaparon durante la jornada, a las que hay que unir el bogey en el 9 con un putt fallado de tres metros o el doble bogey del 11 con tres putts, el último de ellos corto. Lo peor es que muchos de los putts estuvieron bien tirados, pero la bola o se paseaba por el hoyo o no terminaba de caer. Resultó frustrante ver los segundos nueve hoyos plagados de oportunidades bien encaminadas, donde la bola se escapaba en el último momento del agujero ante la desesperación del dos veces ganador de major. “Quien haya visto la vuelta, la diferencia está en meter putts, no he metido ni uno y así es imposible”, afirmaba el español. “Es un campo que te frustra, es duro… Si meto tres putts igual hubiera cambiado el panorama”, concluía.

Ha sido una dura prueba para la paciencia de Rahm, que, en un análisis frío, mirando la parte alta de la clasificación, todavía se ve con opciones de victoria. Solo tres jugadores terminaron bajo el par y la desventaja con el líder se cifra en 7 golpes.

Incluso con la llegada tímida de la lluvia a última hora de la tarde, el US Open y Oakmont se asociaron en una perfecta carnicería, donde el corte se situó en +7. Siete jugadores acumularon tras dos rondas un resultado de +20 o peor, más de la mitad de los que lo hicieron bajo el par.

Rory McIlroy (+6) entró sobre la bocina gracias a un birdie en el último hoyo. Peor suerte tuvieron Bryson DeChambeau (+10), Joaquín Niemann (+10) o Justin Thomas (+12).

Con un +12 final tras dos rondas de 76 golpes, Josele Ballester tampoco logró estrenar su palmarés profesional con un corte superado. De nuevo, el de Castellón fue penalizado por unos deficientes números desde el tee de salida. Por segundo día consecutivo, Josele solo pudo coger 4 de las 14 calles. “He dado todo lo que tenía, sabía que no venía con buenas sensaciones… Son enseñanzas que me llevo para el futuro“, concluía el español, que se mostraba crítico con su juego: “Tengo que reflexionar, porque hay varios aspectos de mi juego que me separan de competir al máximo nivel con esta gente. Adaptarse al golf profesional es más difícil de lo que pensaba y me va a llevar mi tiempo”.

En medio de toda la masacre, Sam Burns pareció haber jugado un torneo diferente a la batalla librada hoy en Oakmont. Sus 65 golpes en estas condiciones seguramente serán la mejor ronda que vayamos a ver en esta temporada. Estadísticamente, Burns mejoró en golpes ganados a la media del torneo en casi 10 golpes, una auténtica brutalidad que refleja un resultado histórico que debería estar a la altura del récord de 63 golpes de Johnnie Miller en 1973. Burns es líder en solitario con -3, flanqueado en el podio de supervivientes por JJ Spaun (-2) y el noruego Viktor Hovland (-1). Quien tampoco ha dicho su última palabra esta semana es el número uno del mundo, Scottie Scheffler, que con 71 golpes se sitúa con +4, compartiendo el puesto 23 con Jon Rahm. “Si no llueve, se ganará en torno al par”, vaticinaba ‘Rahmbo’, enfocado en un resultado de -4 de cara al fin de semana. “Por supuesto que se puede”, afirmaba para la esperanza.

kpd