El Profeta Reyes Pla es de bronce: pierde con Loren Alfonso y no estará en la final de Roland Garros

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Enmanuel Reyes Pla, con su personalidad arrolladora y su verborrea desafiante, es de bronce (-92 kilos). A sus 31 años, en su segunda oportunidad en unos Juegos, el púgil nacido en La Habana y llegado a España tras mil peripecias en 2016, no podrá pelear el próximo viernes en Roland Garros por el oro o la plata (22:34 h., contra el ganador del Mullojonov-Boltaev). Cayó por decisión dividida con su compatriota Loren Alfonso, otro cubano exiliado que combate por Azerbayán.

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El Profeta buscaba ser el primer campeón olímpico en boxeo español, igualar al menos la plata del Balita Rafael Lozano en Atlanta 96. Pero no hubo forma con la desafiante guardia baja de Alfonso, que se impuso claramente en el primer round y ya marcó el resto del combate. A Reyes Pla le costó leer la técnica rival y, ya a la desperada, no pudo hacer nada en el asalto definitivo.

Reyes Pla había derrotado hace poco a Alfonso, bronce olímpico en Tokio en otro peso (-81). Fue hace unos meses en Italia, en el clasificatorio. “Va a recibir palos”, había desafiado en la previa. Pero no hubo forma.

Cuando hace tres años Enmanuel perdió en cuartos contra su compatriota Julio César la Cruz, después campeón olímpico, en el cuadrilátero había algo más que boxeo. “Patria y vida no, patria o muerte. ¡Venceremos!”, gritó La Sombra ante los medios en Tokio, un canto al castrismo en oposición a las reivindicaciones de quien tuvo que huir de la isla.

Ayer, en el Arena Paris Nord eran dos habaneros también los que peleaban. Uno defendía la bandera de España y el otro la de Azerbayán. En estos Juegos hay más de 20 cubanos bajo otros colores (entre ellos, por ejemplo, el atleta Jordan Díaz). Loren Alfonso también escapó, aunque, cuando en París derrotó en primera ronda a La Cruz y le impidió igualar los tres oros olímpicos de Teófilo Stevenson y Félix Savón, el púgil hizo un alegato de sus orígenes que fue aplaudido hasta por el presidente Miguel Díaz-Canel.

Fue el combate más fiero y complicado que tuvo que encarar el Profeta en estos Juegos. Si en primera ronda, duelo clave, acabó con el chino Han, en segunda, mucho más sencillo, se deshizo del belga Schelstraete. Desde ese inicio, Enmanuel, que tiene escrito en sus botas frases de la Biblia en honor a su abuela cristiana, no se cambia ni los calcetines ni lava sus calzones.

kpd