El misterio Hezonja

El misterio Hezonja

Copa del Rey de Baloncesto


Real Madrid – Unicaja

Actualizado

El croata despereza su talento en el Real Madrid, que este sábado afronta las semifinales de la Copa contra el Unicaja. Tras su paso por la NBA pensó en dejar el baloncesto

Hezonja, durante el partido contra el Valencia.Pozo / ACB Photo

Mario Hezonja apenas sonríe. Es más, apenas gesticula. Su rostro impertérrito llama tanto la atención tanto como su físico o sus talentos. En unos días cumple 28 años y es como si su promesa fuera eterna, pues nunca termina de cumplirse del todo. Quizá por eso los asteriscos este verano, cuando el Real Madrid se hizo con el que fuera canterano del Barça, otro renegado de la NBA. “Si se logra sacar todo su potencial…” fue la frase más repetida esos días, con el condicional como una sombra de sospecha.

Cuando hace unos días destrozó al Mónaco en la Salle Gaston Medecin con 30 puntos y seis asistencias fue como una liberación. Al fin el croata en su máxima expresión. Es tal su capacidad ofensiva que puede acabar con los rivales desde el perímetro, la pintura o a campo abierto, pero también con una habilidad en el pase que tuvo que desarrollar a la fuerza en sus años sin brillo constante en Orlando, Nueva York y Portland. A la mejor liga del mundo acudió como número cinco del draft de 2015, con el auspicio del ojeador catalán Martí Artigas. Antes, había deslumbrado a las órdenes de Xavi Pascual en el Barça, todavía adolescente. Inolvidable fue su actuación en el WiZink en el primer partido de la final 2015, 18 puntos, cinco triples, como si hubiera pasado un ángel. Un poco antes también había dejado su Dubrovnik natal para instalarse en Zagreb junto a su familia -su padre era portero de waterpolo- y seguir con una carrera que apuntaba al cielo.

Para saber más

Pero las cosas se pueden torcer. En la NBA nada resultó sencillo para un tipo acostumbrado al protagonismo, al balón en sus manos. Eran los veranos donde centraba sus esfuerzos, desarrollando un físico que transformó por completo. Mario pasó a ser SuperMario, pero ni siquiera eso le otorgó mayor escaparate. Disputó más de 330 partidos, con chispazos de genialidad. Una noche le hizo 30 puntos a los Wizards, el partido anterior contra los Rockets había atrapado 16 rebotes y repartido 11 asistencias y en diciembre de 2017 trituró a los Pistons con ocho triples. Y aún así, la decepción.

Hasta el punto en pensar en acabar con todo. Así lo ha confesado estos días en varias entrevistas. Aquel verano de 2020, por primera vez en su vida, se despidió del balón, más de dos meses sin querer saber nada. Y al fin tomó la decisión de retornar a Europa, primero al Panathinaikos, recibido como un Dios en el Atenas, después al Unics de Perasovic y, tras hablar con Pablo Laso, su vuelta a la ACB con el Real Madrid.

De blanco, a Hezonja también le está costando desatar su talento. En el arranque de curso parecía desubicado, combinando actuaciones deslumbrantes con partidos desastrosos. La constante de su carrera. Como el del comienzos de año contra su ex equipo en el WiZink: un punto, cuatro faltas cometidas, apenas 12 minutos en cancha. En el siguiente clásico, unas semanas después en Euroliga, Chus Mateo quiso darle la confianza desde el quinteto inicial, pero Mario tampoco terminó de estallar (siete puntos, de nuevo cuatro faltas…). Fue justo después de tener que abandonar Madrid por el fallecimiento de un familiar, lo que le tuvo tres partidos fuera.

Hezonja, durante el partido contra el Valencia.Emilio CobosACB Photo

Está siendo en las últimas semanas cuando Hezonja al fin parece encontrar su sitio y su rol en el equipo. Después de la exhibición en Mónaco, el domingo en Murcia firmó una de sus mejores tardes de blanco, 16 puntos y 10 rebotes. Y el jueves ante el Valencia, su impacto fue demoledor, 16 puntos en 20 minutos.

En su química con Dzanan Musa se albergan las esperanzas del porvenir del Madrid, los herederos del espíritu competitivo de Llull, Rudy y compañía. Aunque los Brates (hermanos en serbio, como se hacen llamar) todavía tengan que aprender lecciones de competitividad a ritmo acelerado. Por ejemplo, ninguno de los dos balcánicos fue capaz de cerrar el duelo de cuartos contra el Valencia, erráticos ambos en el desenlace.

kpd