El español que se encarga de la belleza hípica de Versalles: “Yo pienso como un caballo”

El español que se encarga de la belleza hípica de Versalles: "Yo pienso como un caballo"

Al fondo, el Palacio de Versalles. Alrededor, los jardines no sólo más famosos de Francia, sino del mundo. Y delante de él, 4.000 metros cuadrados que son un lienzo. Quién la próxima semana siga la competición de saltos de la hípica de los Juegos Olímpicos de París puede pensar que los obstáculos no tienen secreto ninguno, que su colocación sigue las instrucciones de un aburridísimo reglamento, incluso que siempre son los mismos en el mismo sitio, pero caería en el error. El circuito creado al suroeste de París es arte y su creador es un español, Santiago Varela, el mejor en lo suyo.

Con unas normas básicas, entre 12 y 14 obstáculos y 1,65 metros de altura máxima -que llega a 2,00 si hay dos listones y a 2,20 metros si hay tres-, Varela puede idear el camino que quiera para los caballos y sus jinetes aunque siempre con una máxima: que luzca, que quede bonito. En las competiciones habituales está más limitado por el presupuesto, pero en los Juegos Olímpicos tiene permiso incluso para mandar a construir obstáculos distintos, originales, diferentes a lo visto hasta ahora.

“Hay unas normas básicas, sobre todo en cuanto a altura y anchura de los obstáculos, pero cada circuito debe ser distinto. Mi máxima es hacer que los caballos salten lo mejor posible, que se expresen en toda su plenitud. La gente piensa que la gracia es la dificultad, que haya muchos errores, pero no es así. Un buen circuito es un circuito en el que los caballos se lucen, ya está”, explica Varela en conversación con EL MUNDO en el privilegiado escenario que esta edición acoge la hípica. En la antigua residencia del rey Luis XIV, 75 binomios jinetes-caballos -entre ellos tres españoles, los formados por Eduardo Álvarez Aznar y Rockefeller de Pleville Bois Margot; Sergio Álvarez Moya y Puma HS; e Ismael García Roque y Tirano-, correrán y saltarán por dónde diga Varela.

La checa Miroslav Trunda por delante del Palacio de Versalles.AP

“Aquí en Versalles es imposible no pensar en cómo va a quedar la foto. Este sitio es el paraíso, es la bomba. Cuando vine por primera vez hace meses me quedé cuajado. Pregunté: ‘¿Dónde estará la pista?‘. Y me dijeron: ‘Aquí’. Y les respondía que era imposible, ni de coña”, recuerda el creador de circuitos.

Pregunta. Hay un debate eterno sobre la salud de los caballos en este tipo de competición.

Respuesta. Todos los que formamos parte de la organización nos desvivimos por del bienestar del caballo. En todo deporte hay riesgo de lesión, pero está muy controlado. Como decía, no se trata de poner al caballo en riesgo, si no de que brille. Yo llevo 40 años haciendo esto y siempre pienso en ellos. Yo no pienso como un jinete ni como un espectador, pienso como un caballo: ‘¿Qué va a hacer el caballo?’. Son animales listísimos.

De 55 años, Varela fue jinete en el Club de Campo Villa de Madrid, pero pronto se dio cuenta que lo suyo no era saltar, que lo mejor que podía hacer era decidir por dónde saltaban otros. “Para diseñar te tienen que gustar mucho los caballos. Yo desde pequeño tuve relación con la hípica, mi familia tenía caballos, mi abuelo era general de caballería, y por eso empecé a montar. Pero a los 14 años se me lesionó una yegua y me quedé sin competir en el Campeonato de España de infantiles así que le pregunté al diseñador si podía ayudarle. Era sólo un chaval, pero me encantó poner barras, participar del montaje del circuito, la creatividad que había detrás. Hice un curso territorial, luego otro, luego otro y a los 23 años ya era diseñador en competiciones internacionales”, rememora Varela que en los próximos días se la jugaría.

Santiago Varela, en el circuito de hípica.El Mundo

Después del diseño y el montaje de un circuito de ciclismo, de triatlón o de la marcha y el maratón lo normal es probarlo. Semanas antes se organiza una competición previa, aunque sea menor, para ver si todo funciona. Días antes y horas antes se manda a varios deportistas a que den vueltas para corroborar que no hay fallos. Pero en el circuito de saltos de hípica eso no se puede hacer. Para mantener el efecto sorpresa y que nadie tenga ventaja, Varela y su equipo de cuatro ayudantes montan los obstáculos poco antes de la competición y ya está. No hay ensayo. No hay posibilidad de error.

“Yo abro el melón y si está pepino, pepino se queda. Si me equivoco, me equivoco 75 veces porque pasarán por allí todos los caballos y quedará claro que el erro es mío. Por eso necesitas experiencia, haberlo probado todo para saber lo que funcionará. Yo sufro, no te voy a engañar, pero el día que no sufra me retiraré”, comenta Varela, economista que trabaja para una multinacional y al mismo tiempo artista, el mejor diseñador de circuitos de saltos de hípica del mundo.

kpd