El emocionante abrazo de Rafa Lozano padre e hijo y el cabreo tras la derrota: “El dominicano sólo se ha dedicado a moverse y moverse”

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No pudo seguir la estela de su padre. De momento. Porque Rafael Lozano júnior tiene 19 años y “mucho camino”. Su primera experiencia olímpica acabó en cuartos de final (-51 kilos), tras caer con el dominicano Yunior Alcántara, tan rápido y certero como una avispa en el cuadrilátero del Centro de Exposiciones de Villepinte.

Pero será un momento para siempre, por lo que tuvo de fraternal. El abrazo de padre e hijo en las entrañas del Paris Norte Arena, las lágrimas del Balín, tan emocionado con la prensa que tuvo que pedir un momento por sus lágrimas, ir a vestuarios y volver.

Y el cabreo también. Lozano padre hablaba, desesperado, al poco de que los jueces decidieran que el triunfo había sido para el dominicano con Alejandro Blanco. Había perdido su hijo por poco los dos primeros asaltos, algo tímido el pupilo y en el tercero pareció clara su remontada.

Más calmado, explicó después. “Ha estado parejito. Podía ser para un lado o para otro. El segundo asalto ha sido claro de Rafa y le han puntuado igualmente en contra. El tercero, lo único que se ha dedicado el dominicano es a moverse y a moverse y a no confrontar el combate… Al final no es quien más defienda, es el que más conecte”, razonaba en zona mixta.

En la misma línea, Lozano hijo insistió: “No me he visto perder. No he sentido que haya perdido en el primer asalto. Sí, el segundo y tercero. Pero, no he visto que haya perdido”. Eso sí, además de valorar el veredicto de los árbitros, también hizo autocrítica. “No justifico la derrota, solo queda eso, mirar mis fallos y ya está“, añadió.

“Le queda mucho camino”

Estoy orgulloso de él. A unos Juegos no viene cualquiera. Muchas veces la gente se confunde, el que sube al ring es él, no yo. Yo le doy la oportunidad y él aprovecha. Que esté tranquilo, feliz y orgulloso”, admitía el seleccionador.

“Él está un poco mal después del combate, pues eso, derrotado. Pero cuando vea lo que ha hecho, cuando vaya a Córdoba y lo paren. Va a decir, coño, que lo que he hecho es grande, ser quinto del mundo. Y con 19 años todavía, le queda mucho camino”

No pudo Balín ganar para España la segunda medalla en boxeo tras la lograda por Enmanuel Reyes Pla el día antes. El también jovencísimo Alcántara, zurdo, oro en los Juegos Panamericanos de 2023 y todo velocidad, celebraba cada golpeo, fuera claro o no. La igualdad fue evidente, pero los jueces se decantaron por el dominicano. Cuando se confirmó, Balita agarró con rabia las cuerdas, consciente de que se acababa el sueño de su hijo.

Para saber más

Él también debutó en unos Juegos con un quinto puesto, hace 32 años en Barcelona. “Yo a su edad tenía la medalla del Carrefour”, contaba a este periódico el Balita hace unos días, alabando la precocidad de su vástago, que llegó a París tras superar un 2023 en le que fue operado de ambos bíceps y logró el billete en el último Preolímpico. Después ganó el bronce en Atlanta 96 y la plata en Sidney 2000. Y después nació su hijo, cuando ya había saltado al profesionalismo.

Talento precoz, Balín no pudo aprovechar su oportunidad en París. En su debut, derrotó con claridad al australiano Yusuf Chothia. Y en el decisivo duelo de cuartos, la puerta de las medallas (en boxeo hay dos bronces), el cordobés cayó con Alcántara.

Tras 24 años sin medallas, el boxeo español puede ampliar todavía más su cuenta este mismo viernes en el Arena París Norte. El marbellí Ayoub Ghadfa se enfrenta al armenio Chaloyan. Y mañana sábado, también en cuartos, José Quiles (15:30 h.) al uzbeko Khalokov.

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