El Casademont Zaragoza, que no había ganado ningún partido esta temporada, sorprende a los de Chus Mateo. Imparable Jessup y grandes pinceladas del joven Aday Mara
Mara anota ante Poirier, en el Príncipe Felipe.ACB PHOTO
El Príncipe Felipe fue el mundo al revés. El colista pareció el de blanco, zarandeado por el Casademont Zaragoza (94-89) en su primera victoria de la temporada para éxtasis de las tribunas. Como si aún no hubiera regresado de Milán, desganado y fallón, el Real Madrid cosechó su segunda derrota del curso en ACB (quinta en total), perdiendo la comba del liderato con Barça y Tenerife y mostrando otro síntoma más de su irregular comienzo de temporada.
Avanzaba el tercer acto y el Madrid sólo había repartido dos asistencias. En su debe, 17 pérdidas ya entonces. Su pasividad resultaba alarmante. “Nuestro juego de ataque es un desastre”, había resumido antes Chus Mateo la primera parte de su equipo. Pero el problema no tuvo solución; el Zaragoza, ya con Porfi Fisac a los mandos, acabó festejando un triunfo que es mucho más, es la forma de intentar escapar del pozo. Fue un ejercicio de consistencia brutal.
Porque además, en él participaron dos de las mayores perlas del baloncesto español, ambos subcampeones del mundo sub 17 este verano. El debutante Lucas Langarita y el gigante Aday Mara, que en seis minutos en el segundo cuarto dejó enormes pinceladas de su porvenir: ocho puntos, cuatro rebotes y todo el descaro del mundo.
Sant Ross, Radoncic, Yusta…
Desde el amanecer fue un Madrid irreconocible. Sólo los errores locales le hacían resistir de mala manera y la irrupción de Justinian Jessup fue otro mazazo. El joven neoyorquino firmó el partido de su vida: 28 puntos, seis rebotes, tres asistencias… Mara machacaba sin complejos ante Poirier y el cubano Sant-Roos manejaba la agresiva defensa maña, que robaba balones en primera línea, que hería en carrera.
Lejos de hundirse, el Zaragoza siguió con el pedal a fondo a la vuelta de vestuarios, jugando con siete velocidades más que su rival, Hlinason superando a Tavares en el duelo en las nubes y disparando la ventaja hasta la alarma roja (71-56, min. 30) gracias a la energía de dos ex canteranos blancos: Santi Yusta y Radoncic. Siempre conservaron los blancos ese amor propio que les hacía peligrosísimos aún en las tardes más grises. Pero ni de eso hubo esta vez en el Príncipe Felipe.
Y eso que lograron acercarse con un parcial de 2-14 liderado por Musa y Hezonja, pareja de solistas. A falta de menos de cuatro minutos (81-77), bordeaban lo increíble. Pero la mentalidad no estaba por la labor. Tavares cometió la quinta y Yabusele falló el triple para al menos soñar. Setenció Jessup. “No hemos entendido el partido. Pensábamos que esto se ganaba fácil después de ganar en la Euroliga”, acusó un Chus Mateo al que no le está resultando sencillo el relevo de Pablo Laso.
Cuando las multitudes le aclaman, le chillan y le ruegan en los largos pasillos que en cada salida se forman en el protocolo de la estampa de firmas, cuando rodean el bus del UAE Emirates, cuando le persiguen incluso en los hoteles de paso perdidos por Francia, a Tadej Pogacar se le intuye abrumado. Como los tímidos enfermizos, no sabe muy bien cómo reaccionar ante el fenómeno fan. Un brazo arriba, una media sonrisa. Él sólo es una estrella del rock encima de la bicicleta. Ahí sí, la transformación, los gestos, el colmillo, la inclemencia. El show.
En Niza, bajo el sol del Mediterráneo, tan lejos del Arco del Triunfo parisino, el esloveno se hizo leyenda. Son tantas las comparaciones con los mitos del ciclismo, los récords devorados... El nombre más repetido es el de Marco Pantani, el último ganador del doblete Giro-Tour, hace 36 años. Sólo seis más lo lograron (Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Roche e Indurain), pero lo más asombroso no es conseguirlo, es siquiera imaginar intentarlo en los tiempos del ciclismo moderno, donde ya no se avanza a base de riñones y coraje, donde todo lo marca la ciencia, los vatios, los esfuerzos y los descansos. Ahí, en los laboratorios, ha sido donde se ha fraguado lentamente la reconquista de Pogacar, una maquinaria que su director, Joxean Fernández Matxin, puso en marcha el mismo día después de que, por segundo año consecutivo, Jonas Vingegaard apartara a su pupilo del triunfo en la Grande Boucle.
«Un Tour lo perdí porque me equivoqué siguiendo los ataques de Roglic y Vingegaard [Galibier 2022], el otro porque lo corrí con la muñeca medio rota y una férula», contaba en la cima de Isola 2000 Tadej tras abrochar su tercer Tour e igualar a Thijs (1913, 1914, 1920), Bobet (1953 a 1955) y Greg LeMond (1986, 1989 y 1990). «Vuelvo a ser el viejo yo. Y todavía mejor». Pero, ¿cómo lo hizo?
Pogacar, celebrando su triunfo en la contrarreloj.LAURENT CIPRIANI / POOLEFE
Es lo que Matxin llama «el backstage, todo lo que está detrás». Y, en el caso del genio de Komenda, se basa en tres pilares: aerodinámica, nutrición y rehabilitación. Los tres, como ese Joseba Elguezabal (el masajista vizcaíno) que le asiste en cada meta, tras cada esfuerzo, con acento español.
Tras la segunda afrenta de Vingegaard, con un bajón como nunca antes se había visto en el Col de la Loze, el fin de temporada de Tadej no fue todo lo exitoso que acostumbra. Apenas pudo sumar a su palmarés Il Lombardia, el último monumento del año. Ya ese octubre, en el primer pre stage del equipo en Abu Dhabi, Matxin le planteó una ambiciosa hoja de ruta hacia la reconquista: Giro y Tour. «Todo está analizado. No podíamos acomodarnos. Teníamos que controlar dónde habían estados la pérdidas y minimizarlas. Y aumentar nuestras fortalezas. Y para eso había que sacrificarse», explica el director del UAE a EL MUNDO.
El Puig
Tras las vacaciones con su novia Urska Zigar, Pogacar se puso manos a la obra. En enero ya estaba trabajando en el velódromo valenciano de El Puig, Porque ahí, en la aerodinámica, estaba uno de los puntos débiles detectados. «El año pasado nos metieron 1:38 en la crono [Combloux), son cosas que escuecen pero que te hacen despertar». El hombre destinado a mejorar aerodinámicamente a Pogacar es David Herrero, ex ciclista del Euskaltel, ahora uno de los biomecánimos más prestigiosos del pelotón. Que no sólo estudió en el túnel del viento y los track test (pista) la posición de Tadej en la cabra de contrarreloj, fue más allá. «Se trataba de ser aerodinámicos, pero confortables en la posición. Pogacar antes iba mucho más recto, más flexible. Ahora va más acoplado en momentos donde antes era erecto. Todo apoyado por el Big Data. Si vas 20 segundos con una capacidad de flujo del aire que te penetre mucho más...», explica Matxin. «Estudiamos hasta la posición en el grupo y la composición y ubicación del equipo, cómo usamos el draft (ir a rueda), saber que tú en ese momento estás recuperando y posiblemente tu rival no, él gasta más y tú menos», añade.
Herrero, que fue pupilo de Matxin en el Saunier Duval, analiza hasta «el rozamiento del material de la bicicleta, del muslo con el sillín, de un buje, de la cadena... Cuanta menos fricción haya, más rendimiento». Todo eso no dejó de aplicarlo Pogacar. En cada calentamiento y cada enfriamiento del Giro, utilizaba la bici de contrarreloj. En el mes entero que pasó concentrado en los Alpes Marítimos antes del Tour, hubo días que recorrió los puertos acoplado. Jornadas en las que, antes de partir, completaba en el rodillo rodajes suaves a 40 grados, un entrenamiento térmico para mejorar una de sus flaquezas reconocidas, el esfuerzo bajo el calor.
Pogacar, con sus compañeros.Daniel ColeAP
La siguiente para de la mejora de Pogacar es la nutrición. Y ahí el hombre es Gorka Pérez, el nutricionista español del UAE, que ya contaba en EL MUNDO cómo medía «hasta los gramos de arroz del sushi» de sus ciclistas. «Valora el gasto calórico, el gasto en kilojulios de cada etapa para analizar proteína, carbohidratos, toda la alimentación a la perfección de cada uno. Con una App que ha desarrollado, sabe perfectamente todo lo que han gastado y todo lo que tienen que comer», dice Matxin. «El chef hace el menú customizado para cada corredor. Nadie pasa hambre. En muchos casos no se pueden ni acabar la dieta, pero están convencidos de que al detalle eso es lo que necesitan para recuperar, la gasolina que han gastado».
Otro de las grandes novedades en el entrenamiento de Pogacar fue la llegada en octubre del sevillano Javier Sola en sustitución de Íñigo San Millán (se incorporó al Athletic de Bilbao) como director del grupo de entrenadores. Matxin también destaca otra pata menos visible del entorno del campeón. Se trata de Víctor Moreno, especialista en rehabilitación de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Con una gran peculiaridad que adelanta en «un 50% los plazos de la recuperación»: el profesor se desplaza directamente a los lugares de residencia de los ciclistas del UAE. «Esto no creo que exista en ningún deporte. Cuando alguien tiene una lesión o una caída, tener que desplazarte a un centro de rehabilitación o a un hospital, es duro psicológicamente. Víctor acude a la casa de los ciclistas para que en su ambiente, con su familia, se recuperen más rápido la lesión. El año pasado estuvo en Mónaco con la rotura de muñeca de Tadej», desvela Matxin.
Todo eso, las ganas de venganza y el talento innato de Pogacar. Un cóctel para la historia del ciclismo.
Partizan 80 Real Madrid 82
LUCAS SÁEZ-BRAVO
@LucasSaezBravo
Actualizado Martes,
2
mayo
2023
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