Otro Novak Djokovic: el Novak Djokovic de siempre. Amaneció en el Open de Australia con dos partidos grises, pero al tercero regresó el campeón. Antes de cerrar su victoria ante el argentino Tomás Martín Etcheverry por 6-3, 6-3 y 7-6(2), Djokovic lanzaba un gesto a las gradas del Rod Laver Arena que certificaba su vuelta.
Esta vez no desafiaba, no se enfadaba con nadie; esta vez disfrutaba. Un dedo índice detrás de la oreja, algo así como “¡No os escucho!”. Reclamaba más ánimos, más alegría, más emoción al público. En la cuarta ronda del primer Grand Slam del año, Djokovic ya será Djokovic, con su agresividad y con todos los recursos de su tenis.
Ante Etcheverry, desde el primer set, evidenció el cambio. En los dos encuentros previos, ante el croata Dino Prizmic y el australiano Alexei Popyrin se había visto a un Djokovic raro, mohíno, apagado. Hubo incluso rumores sobre un posible problema físico, más teniendo en cuenta los dolores que arrastraba en la muñeca. Pero este viernes despejó todas las dudas: su actitud era otra, más centrado, incluso había cambiado la mirada.
También le ayudó que en los dos primeros sets, su adversario, Etcheverry, estuviera afectado por el escenario. Con una altura – 1,96 metros- que le ha costado comparaciones con Juan Martin del Potro, el argentino era incapaz de soltar su derecha, de saltar a la red, en definitiva, de atacar. En las primeras dos horas, Djokovic jugó a placer y sólo el desenlace trajo el espectáculo.
Entonces, con todo perdido, Etcheverry elevó su nivel y exigió más al número uno del mundo, que estuvo a la altura y decidió en el tie-break del tercer set. Su comodidad se resumió en un dato: no cedió ni una sola bola de break. “Estoy muy contento por cómo he jugado. Ha sido mi mejor partido esta semana”, admitió Djokovic ante la evidencia de su mejoría.
La eliminación de Badosa
Por su parte, Paula Badosa perdió ante Amanda Anisimova por 7-5 y 6-4 en un encuentro en el que constató las carencias en las que trabajar. Pese a su buen inicio (4-2 a favor) y a los problemas físicos de Anisimova, Badosa se dejó remontar y dejó a España sin representantes en cuarta ronda del torneo oceánico.