El mito del héroe y el villano o por qué enamora más Pogacar que Vingegaard: "Tiene carisma. Es sonriente, dicharachero, feliz..."

El mito del héroe y el villano o por qué enamora más Pogacar que Vingegaard: “Tiene carisma. Es sonriente, dicharachero, feliz…”

«¡Buen rollo, siempre!», grita Tadej Pogacar en una de las primeras secuencias de la tercera edición del documental 'En el corazón del pelotón', de Netflix, mientras hace un caballito sobre su Colnago. Y ahí podría estar el secreto de todo, de por qué nos conquista un esloveno que arrasa, el tipo que no deja ni las migajas.

Para saber más

Nunca en la historia del Tour una rivalidad se consolidó de tal forma, jamás los dos mismos ciclistas se repartieron los primeros puestos del cajón cuatro años consecutivos. El quinto episodio del Pogacar-Vingegaard, con sus filias y fobias, arranca este sábado en Lille como un torrente de promesas, con las batallas pasadas, derrotas y victorias incrustadas ya para siempre en el ideario colectivo del ciclismo de época, marcadas a fuego para ambos y sin apenas elementos externos (Evenepoel, Roglic...) que amenacen su binomio. Es el danés ahora el aspirante, el que busca el resquicio por el que hacer dudar a un Pogacar tiránico. Ellos son la reencarnación de Coppi y Bartali, de Anquetil y Poulidor, de Merckx y Ocaña, de Hinault y Lemond. De Bird y Magic, de Nadal y Federer, de Ali y Frazier. Se necesitan. Se engrandecen. «Prefiero esta rivalidad a haber ganado cuatro Tours por 10 minutos», se sinceraba el líder del Visma, quien, a diferencia del 2024 con la terrible caída de la Itzulia, ha podido tener una preparación óptima.

Pogacar acude pletórico tras un comienzo de año en el que lo ganó todo menos París-Roubaix, San Remo y la Amstel. En las antípodas del carisma, tan distintos en su forma de ser y de correr, en sus orígenes y en sus ambiciones, con el único elemento en común de perseguir la misma gloria. ¿Por qué Pogacar cae mejor y acapara las preferencias del aficionado? «Por su forma de ser. Comunica más, es más abierto. Vingegaard es más tímido, no conecta con el gran público», explica Eduardo Chozas, quien, sin embargo, no se postula. «Están ambos tocados por una varita y son nobles. A mí me parecen dos grandes deportistas, no tengo preferencia clara. Vingegaard tiene buenos detalles. Recuerdo cómo esperó a Tadej hace dos años cuando se cayó», elogia el ex ciclista y ahora comentarista de Eurosport.

Para ese evidente favoritismo del siempre apasionado aficionado ciclista hay que buscar explicación en la psicología, recurrir incluso «al mito grabado en el inconsciente colectivo de los seres humanos, el del héroe y el villano», como expone Rubén Moreno, psicólogo deportivo y profesor de la Universidad Europea. «Pogacar irrumpe de una manera muy particular, destronando a Roglic, al todopoderoso Jumbo Visma, en aquella cronoescalada [La Plagne]. Quedó en la retina una imagen icónica. Era un chico jovial, alegre, feliz que casi sin darse cuenta había ganado el Tour», rememora los orígenes del fenómeno, razonando por qué el fan español en particular se decanta por el esloveno. «Ahora no tenemos con quien identificarnos. Podemos ser más landistas, alguno tiene fe todavía en Enric Mas... Luego vienen Romeo, Ayuso... Y aquí entra el contexto sociocultural. Para un español, ver a un tío sonriente, alegre, feliz, dicharachero... nos es más fácil identificarnos que con el introvertido que cuando llega a meta sólo quiere besar a su mujer e hija y casi no concede entrevistas. Ser introvertido en España no se premia. Siempre hay alguien que dirá: '¿A este qué le pasa?' 'Es un raro...'. Por eso la identificación es mayor con Pogacar".

Al carisma de uno y otro se aferra también Pascual Momparler, ex seleccionador español. "Lo que sucede con Pogacar es que gana y arrasa. Todo lo hace a lo grande. E influye que tiene muy buena relación con la prensa. Siempre ofrece muy buenas respuestas. Recuerdo este año, cuando ganó en Flandes, le dijeron que hacía mucho que nadie ganaba esa clásica con el maillot arco iris y el respondió que no, que eso pasó en la edición anterior en la categoría femenina. Gusta a la gente porque es muy natural, fresco. Se nota que no prepara las respuestas con su jefe de prensa. En cambio, Vingegaard es como nuestro Carlos Rodríguez, buena persona, más callado, menos dicharachero, cala menos entre el público", argumenta.

Vingegaard, en Lille, en los días previos al comienzo del Tour.

Vingegaard, en Lille, en los días previos al comienzo del Tour.Thibault CamusAP

Eso, la relación con los medios, que el danés ha ido tratando de mejorar en los últimos tiempos, también tiene mucho que ver en la percepción de ambos. "Pogacar tiene cara de niño, es simpático, corre de una manera alegre, incluso revolucionaria. Hace lo que quiere, entre comillas. Y se expresa bastante mejor que Vingegaard, al que no tacharía de antipático, pero es más frío, calculador, metódico, cuidadoso con sus declaraciones. Se moja entre poco y nada a la hora de regalarnos algún titular", cuenta Carlos de Torres, el periodista español más veterano en el Tour: lleva 27 ediciones cubriéndolo para la agencia EFE.

Esa imagen gélida Vingegaard la ha ido intentando transformar en los últimos tiempos. Especialmente empático se le comprobó en el último Tour, en la derrota. Fueron varias las ocasiones en las que la emoción le conquistó. "Es muy anticuado pensar que un hombre no tiene derecho a llorar. Mostrar tus emociones me parece incluso más fuerte que intentar ocultarlas", admitía en una entrevista reciente a L'Equipe desde Sierra Nevada, donde ha preparado el Tour.

Pero, cómo combatir con la sonrisa de Tadej, con sus bromas en redes sociales, con sus guiños sobre la bici incluso en agonía. "El carisma no tiene que ver con el sufrimiento. Es una cualidad que tiene una persona que hace que la gente se sienta atraída por él o por ella. Pogacar lo tiene. Sonriente, dicharachero, hace gestos continuamente, como en la pasada Dauphiné, cuando bajó a por un bidón para su compañero Sivakov", concluye Moreno.

El Tour de los meritorios españoles: 16 años años de sequía desde Contador y el relevo que no llega

El Tour de los meritorios españoles: 16 años años de sequía desde Contador y el relevo que no llega

Se cumple más de un lustro del último paseo triunfal por los Campos Elíseos y una década de sequía en el podio. Añoranza de los tiempos de Alberto Contador y Alejandro Valverde en el Tour de Francia. Ahora, los españoles acuden a la ronda gala con un rol secundario. El relevo no llega. Sólo un equipo y 10 corredores (cinco menos que en la edición anterior) estarán en la Grande Boucle, que arranca el sábado en Lille. Sin Juan Ayuso (la dirección de UAE prefiere que no comparta carreras con Tadej Pogacar) y el accidentado Mikel Landa, los únicos que optan al top ten son Enric Mas (Movistar) y Carlos Rodríguez (Ineos). El podio se antoja una utopía.

«Ahora, los españoles nos damos cuenta lo que realmente cuesta ganar el Tour de Francia y valoramos lo que lograron Delgado, Indurain, Contador, Sastre o Pereiro. España hace mucho tiempo que no conquista esa carrera, pero lo mismo sucede con Italia y Francia», apunta el ex seleccionador Pascual Momparler.

El técnico valenciano considera que no debería pasar mucho tiempo para volver a sonreír en el Tour: «Creo que Carlos Rodríguez está llamado a hacer cosas importantes. Ya ganó un etapón.El Tour le quiere. La dureza de las jornadas y el calor le vienen bien, lo que pasa es que se ha topado con un nuevo Caníbal [Pogacar] y con la aparición de Vingegaard».

Carlos Rodríguez (séptimo en 2024) es uno de los pocos ganadores de etapa: venció en la 14ª de la edición de 2023. Ese mismo año, Ion Izagirre se anotó la 12ª y Pello Bilbao, la 10ª. Los españoles, que antaño asumían la capitanía de los equipos, ahora se marchan lejos para ejercer de gregarios, como Marc Soler (UAE) o Raúl García Pierna y Christian Rodríguez (Arkea), o para cazar etapas, como Izagirre y Álex Aranburu, en Cofidis

Cosechar triunfos parciales es el objetivo de un ciclismo que antes era insaciable. Ahora se cumplen 16 años de la última victoria de Alberto Contador. Desde 2009 ningún español ha llegado de amarillo a los Campos Elíseos. Samuel Sánchez fue segundo en 2010, Purito Rodríguez, tercero en 2013 y Valverde, tercero en 2015. Diez años de sequía en el podio.

Mompaler advierte de que hacer pronósticos sobre el papel de los españoles en el Tour tiene una validez relativa: «El Tour es imprevisible. Ahora recuerdo la primera vez que ganó Contador, nadie le esperaba y el gran favorito era Christophe Moreau, que venía de arrasar en Dauphiné. Javier Mínguez definía muy bien al Tour cuando decía que era como "un victorino, que cada día cornea al alguien, da igual que vaya de amarillo, blanco o verde».

Cuestión de ciclos

Eleuterio Anguita, seleccionador español de categoría júnior, recalca que el ciclismo siempre se mueve por épocas y que debemos ser pacientes con la progresión de los españoles: «Venimos marcados por un pasado glorioso y ahora nos cuesta más ganar, estamos ahí, en el casi. En este momento nos hemos encontrado con dos campeones, Pogacar y Vingegaard, que dejan al resto en un segundo escalón. Esto es cuestión de ciclos. España, por tradición y genética, siempre ha tenido grandes corredores, volveremos a ganar. Yo trabajo con chavales y veo la gran calidad que tienen, pero es complicado vaticinar hasta dónde llegarán. Ahora, los equipos fichan a chicos con 16 años, como ha hecho el Ineos con Bejamín Noval, para ponerlos pronto en las grandes carreras. El ciclismo ha cambiado, ya no es el de antes».

Momparler también tiene confianza en el presente y augura buenos réditos para Ivan Romeo, el nuevo estandarte del Movistar en el Tour, campeón de España en ruta, y el más joven del Tour'25: «Ivan presenta un perfil muy parecido al Luis León Sánchez , tiene mucha seguridad en sí mismo. Ahora debuta y estoy convencido de que tiene estudiado muy bien en qué etapa puede atacar». En el Movistar también confían en la osadía de Pablo Castrillo y el ímpetu de Iván García Cortina.

Javier Guillén, director de la Vuelta a España, comparte el argumento de la carga del brillante pasado. «Indurain, Contador o Sastre nos acostumbraron mal. Ganar es muy difícil, hace varios que no lo conseguimos, pero eso no significa que los corredores que tenemos no sean buenos. Al contrario, contamos con una gran generación, que ya está consiguiendo objetivos y que van a sumar muchos más», apuntaba en el homenaje por las 90 ediciones de la Vuelta. El directivo de Unipublic sueña con un duelo Pogacar-Vingegaard para la prueba que comenzará el próximo agosto. Dos fenómenos que frenan el relevo español.

Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

El príncipe sigue extendiendo su imperio hasta las fronteras más lejanas. Infinita relación de conquistas para un emprendedor infatigable. Crece el territorio de Tadej Pogacar ante el asombro de unos rivales frustrados. El triple ganador del Tour de Francia se adjudicó este domingo su primera edición del Critérium Dauphiné, una ronda en la que ha arrasado con tres victorias de etapa. Una nueva exhibición que sirve para adornar un palmarés monumental, con 99 triunfos. El 100 llegará en el Tour de Francia. Lenny Martínez (21 años), el nuevo talento francés, se anotó la etapa de clausura tras aprovechar el impulso de la escapada buena de la jornada.

La carrera francesa ha sido el último test antes de afrontar el Tour de Francia (5-27 de julio). En esta semana se ha visto que Pogacar atraviesa por un óptimo estado de forma. Sólo mostró alguna debilidad en la contrarreloj del martes, en la que Remco Evenepoel firmó un ejercicio superlativo. El belga, que advirtió de que había acudido al Dauphiné sin intención de subir al último peldaño del podio, atesora un buen margen de mejora. Terminó cuarto en el Dauphiné. Pogacar le respeta mucho. Jonas Vingegaard (segundo) llega mejor que el pasado año, pero lejos del nivel del esloveno. Enric Mas (séptimo) ha acelerado y asoma como el español con más opciones de entrar el top ten. El balear estuvo este domingo muy activo y se metió en la fuga que animó la jornada, nacida a 115 kilómetros.

Una escapada en la que se coló Van der Poel, que intentó la aventura en solitario a falta de 56 km, e Iván Romeo, que hizo de gregario de Enric Mas. El mallorquín rompió el grupo con tres ataques en el último puerto. Descolgó a Van Gils, Lutsenko, Healy, Paret-Peintre y Armirail. Sólo aguantó su ofensiva Lenny Martínez. El francés, muy astuto, aprovechó un momento en el que Mas acudió a una moto de asistencia para recoger un bidón de agua para superarle e irse camino de la meta de Val Canis.

Al 11 km de la llegada, Martínez impuso un ritmo constante que hizo imposible la neutralización de sus perseguidores. Primero apretó Evenepoel, luego Vingegaard. A la estela de ambos Pogacar, impasible, exhibiendo una insultante superioridad. El esloveno, sin querer, se marchó con el danés y el cedió la segunda plaza de la etapa. En la meta fue aclamado por el público, también fue ovacionado Romain Bardet, que se despidió como profesional. Se retira un veterano e irrumpe un chaval que está destinado a firmar páginas gloriosas en el ciclismo francés.

La conquista de la general del Critérium Dauphiné sirve para que Pogacar adorne un palmarés soberbio en el que figuran, entre otros, Tour de Francia (tres ediciones), Giro de Italia (una), Lieja-Bastoña-Lieja (tres), Strade Bianche (tres), Giro de Lombardía (cuatro), Tirreno-Adriático (dos), Tour de Flandes (dos), Flecha Valona (dos) Mundial del ruta (una), París-Niza (una), Volta a Catalunya (una) o Amstel Gold Race (una).

El esloveno, con sólo 26 años y seis temporadas, suma 99 triunfos, ha superado a los míticos Miguel Indurain o Fausto Coppi y persigue a Jacques Anquetil (121) o Alejandro Valverde (133). Lejos, pero no imposible, queda Bernard Hinault (146). Insuperable se antoja Eddy Merckx (279).

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Se repitió la historia. Bueno, no. Fue la misma historia, fue su continuación, no su repetición. Tadej Pogacar aceleró y se acabó, repetida o no, continuada o no, la misma u otra, la historia. Jonas Vingegaard, admirable en su esfuerzo, agachó la cabeza y punto final.

Trepaban ambos, en compañía de una treintena de ilustres, por la última dificultad de la etapa, la Montée de Valmeinier 1.800. Perseguían a un Romain Bardet que está dando las últimas pedaladas de su vida deportiva. Se retirará en este Dauphiné, en el que, orgulloso, profesional, ha asomado varias veces la testa antes de humillarla por la fuerza de los hechos. Ya en el Tour ejercerá de comentarista. Formó con Thibaut Pinot y Warren Barguil el trío de aspirantes a devolver a Francia el trono de la Grande Boucle. Estuvieron bastante cerca, pero no remataron, y todavía, ¿hásta cuándo?, y desde 1985, Bernard Hinault se mantiene como último francés en reinar en la Corte gala (y mundial) del ciclismo.

Merecía Bardet esta digresión a modo de homenaje. El grupo de notables lo atrapó a falta de 13 kms. para la llegada, situada en la mismísima cima del puerto, un obstáculo hors catégorie de 16,5 kms. de longitud, con una pendiente media de 6,7% y una máxima de ocho, en el ese macizo en el que, según tires por una carretera u otra, acabas en el Galibier o en el Télégraphe. No era tan duro como la Madeleine o la Croix de Fer, que se habían subido previamente, pero seguía siendo muy exigente y, además, las piernas de todos venían acusando esos esfuerzos anteriores. Puro desgaste.

La etapa había comenzado como se descorcha una botella de espumoso. Un estampido, un surtidor de espuma y el líquido que se derrama hacia las copas. La gente salió de estampida. El primero... ¡Campenaerts! Una excentricidad. Una broma. Atacaban, respondían, se juntaban, se separaban Kuss, Johannessen, Lutsenko, Buchmann, Armirail, Paret-Peintre, Jorgenson, Traeen, Higuita, Healy, Buitrago, Romeo...

Estábamos en la Madeleine, 246 kms. al 6,2% de media y con una pendiente máxima del 10%. Bajaron todos la Madeleine y luego ascendieron la Croix de Fer (22,4 kms. al 6,9% de media y al 10% de máxima. Bajaron la Croix de Fer y muy poco después, luego de un ancho valle con subiditas precursoras del envite final, afrontaron Valmeinier. Ya habíamos visto al honrado y esforzado Bardet, muy cerca, además, de su terruño, despidiéndose del ciclismo antes del definitivo adiós del domingo.

El grupo fue adelgazando y quedándose como un silbido. Cuando atacó Sepp Kuss, compañero de Vingegaard en el Visma, pensamos que podría establecer una cabeza de puente para el danés. Detrás tiraba Sivakov, el único amigo que le quedaba a Pogacar. Pero el esloveno, que hizo de aguador para su compañero, no necesita a nadie. Es autosuficiente. Kuss duró un suspiro. Y entonces, a 11 kms. de la meta, saltó Tadej.

En realidad, él no salta. Ni demarra. Sólo acelera. Y basta. Vingegaard, de nuevo, no pudo seguirle. Y menos Evenepoel. El pelotón ya no merecía en absoluto tal nombre. Estaba completamente diseminado. Pogacar mantenía las distancias y Vingegaard, pese a todo el tipo. No perdía mucho, aunque sí lo suficiente. Al final, Tadej aflojó un poco, seguramente no por falta de fuerzas, y Jonas, exhausto, eso sí, terminó a 14 segundos. Lipowitz, a 1:21. Johannessen, a 2:26. Evenepoel, a 2:39. Enric Mas fue séptimo a 3:48. Y Carlos Rodríguez, noveno a 3:51, como Paul Seixas, undécimo. En la general manda Pogacar con 1:01 sobre Vingegaard. Lipowitz está a 2:21. Evenepoel, a 4:11. Noveno es Carlos Rodríguez a 7:41. Décimo, Enric Mas a 7:43. No se les ha visto mucho. Pero ahí están. Confiemos en que, en la última etapa, lucen algo más.

Décima victoria de la temporada para Pogacar. Y 98 de su carrera. Si redondea el Dauphiné con la última etapa y la general, alcanzará las 100. Una cifra redonda en sí misma y más aún por la categoría de los triunfos. Tadej sigue incrementando su leyenda en vida. Una vida deportiva aún corta que afronta el reto de ser en el futuro aún más radiante que en el pasado y el presente.

Iván Romeo, el 'siberiano' que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

Iván Romeo, el ‘siberiano’ que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

¿Hasta dónde puede llegar? ¿Será como Miguel Indurain? Las expectativas se disparan con Iván Romeo tras sobresalir en el Critérium Dauphiné, ronda en la que pelea con Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. Último test antes del Tour de Francia. El chaval de 21 años encandila por su elegante pedalada y ausencia de complejos. Por estilo y corpulencia recuerda al campeonísimo navarro. El modelo a seguir.

Romeo, que el martes ganó en una vibrante etapa, este miércoles cedió el liderato a Evenepoel (vencedor de una contrarreloj de 17, 4 kilómetros). «Corrí ante los mejores del mundo. Nunca soy feliz si pierdo», señaló el español.

Iván Romeo nació hace 21 años en Valladolid, a los 10 años se incorporó al club del ex ciclista de Juan Carlos Domínguez, en la localidad de Arroyo de la Encomienda. En su ciclo de juvenil fichó por el MMR Cycling Academy de los asturianos Samuel Sánchez y Benjamín Noval. Con esta escuadra logró, en 2021, los títulos nacionales de línea y contrarreloj. Luego se marchó a EEUU y se enroló en el Hagens Berman Axeon, dirigido por Axel Merckx. En 2023 se unió al Movistar, ganó una etapa en el Tour del Porvenir y la medalla de plata en la prueba de ruta sub-23 del Campeonato Europeo. En 2024 conquistó la medalla de oro en la contrarreloj del Mundial sub-23. En 2025, además de brillar en el Dauphiné, se ha anotado una etapa en la Comunidad Valenciana.

Samuel Sánchez, orgulloso de haber formado a Romeo, se atreve a lanzar un vaticinio sobre el futuro del corredor. «Iván es muy cabezota. Analiza datos. Siempre está picando, pico y pala, pico y pala. Yo le veo como futuro campeón del mundo de contrarreloj. Es joven, con mucho motor y progresa bien. Tiene menos cuerpo que Filippo Ganna, pero sube mejor. En la prueba en ruta lo tendría muy complicado, porque hay rivales de mucha categoría, pero en la crono atesora posibilidades. Para el ciclismo español es un lujo tener a chicos como Romeo, Ayuso, Pelayo Sánchez o Carlos Rodríguez», dice el ex campeón del mundo a primera hora de la tarde del miércoles tras recorrer 90 kilómetros por las carreteras asturianas. «El martes subí al Gamoniteiro y casi me ahogo con tanto calor», bromea.

Samuel dice que era lógico que Romeo cediera el liderato del Dauphiné: «Es normal que pagase el esfuerzo físico y emocional del martes, con 5.000 whatsapps, la prensa, los controles... Todavía tiene que aprender, todo esto le servirá de experiencia. Esa manera de ganar en la etapa del martes, atacando cuando nadie lo espera, ya la hacía de juvenil. Vencer en una jornada de más de 200 kilómetros y con un desnivel de 3.000 metros está al alcance de muy pocos. Ha demostrado que sabe gestionar bien los momentos de crisis y estrés. Es joven, pero muy profesional y maduro».

En el Movistar alucinan con el descaro y los golpes de genio del vallisoletano. «Tradicionalmente, en carrera, el grupo de Eusebio Unzué se caracteriza por la prudencia, poco dado a la improvisación. Les gusta cocinar a fuego lento. Esa actitud contrasta con la inquietud de Romeo», dice un ex corredor del Movistar. Esa osadía se plasmó en la etapa del martes, con un doble ataque a Van der Poel, y en el inicio de la temporada con un arranque de coraje en una etapa del Tour de UAE. Romeo se quedó cortado en un abanico, se colocó al frente del grupo rezagado y, con la cabeza pegada al manillar y la vista fijada en el horizonte, apretó tanto que se quedó solo, descolgó a sus compañeros y estuvo a punto de contactar con los escapados, que tiraban como locos. Un brutal de ejercicio de potencia.

«Romeo es un corredor en formación. No se puede comparar con Indurain ni con nadie. Tiene que asentarse en la categoría, buscar su sitio, definirse como ciclista. Yo le veo ganando contrarrelojes, carreras de una semana y clásicas», asegura Benjamín Noval , que dirigió a Romeo durante dos años de juvenil. «En las categorías inferiores mostró un gran potencial. Cuando llegó a nuestro equipo estaba un poco verde, pronto aprendió a trabajar en equipo. Iván es un ejemplo de adaptación. No se arruga con nada, es una roca física y mental. Si le mandas a Siberia se compra una casa y aprende siberiano. Tiene condiciones innatas de líder y mucha personalidad», añade Noval.

Este miércoles, Romeo perdió 1.25 con Evenepoel y ahora es tercero, a nueve segundos. El belga aventajó en 20 segundos a Vingegaard y en 48 a Pogacar. Hoy etapa de media montaña. La ronda finaliza el domingo.

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Regreso apoteósico de un fenómeno insaciable. Tadej Pogacar, tras su periodo de descanso después de su exhibición en las clásicas de primavera, retornó este domingo a la actividad y lo hizo a lo grande, como es propio del campeón del mundo. El esloveno se anotó la primera etapa del Critérium Dauphiné superando en una electrizante llegada a Jonas Vingegaard (segundo), Van der Poel, Remco Evenepoel y Santiago Buitrago.

Pogacar, en una etapa con recorrido quebrado, mostró sus ambiciones en una ronda que sirve de último test para el próximo Tour de Francia (5.27 de julio). Este domingo, el líder del UAE volvía a enfrentarse a Vingegaard después de 11 meses. Los dos favoritos para la Grande Boucle, que han realizado una concentración de altura en Sierra Nevada, han ratificado que sus momentos de forma son espléndidos y prometen sensaciones intensas para esta prueba que finaliza el próximo domingo.

La primera jornada del Critérium Dauphiné se rompió a falta de siete kilómetros para la meta, donde figuraba una cota de 600 metros y en la que Pogacar fue el primero en moverse. El gran ataque del día corrió a cargo de Vingegaard, que saltó a seis kilómetros de meta y su ofensiva fue secundada porPogacar, por Van der Poel, Buitrago y Evenepoel.

El quinteto avanzó ante la sorpresa del pelotón, comandado por Jonathan Milan (el gran favorito de los sprinters) y se presentó en la meta con una ligera ventaja sobre los equipos de los velocistas. Van der Poel arrancó desde lejos en el atípico sprint, pero Pogacar respondió con una aceleración insuperable.

Este el triunfo 97 de Pogacar, extra motivado en la preparación de un Tour de Francia en el que persigue su cuarta victoria.

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Reencuentro de la pareja del siglo antes de la cita crucial del año. Tras 11 meses sin coincidir, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard vuelven a cruzar sus respectivos caminos. El fenómeno esloveno reaparece este domingo en el Critérium Dauphiné tras su frenética temporada de clásicas, con triunfos en Lieja-Bastoña-Lieja, Tour de Flandes, Flecha Valona y Strade Bianche, con 15 días de competición y más de 2.750 kilómetros recorridos. El danés retorna tras una temporada con apariciones esporádicas. Hasta el momento sólo ha competido 10 jornadas, con 1.483 kilómetros cubiertos en dos pruebas: Vuelta al Algarve (con general y triunfo en una contrarreloj) y París-Niza (victoria en una crono por equipos y abandono por una caída).

Los mejores fondistas del mundo se retan en la ronda francesa que arranca con una etapa en línea entre Domerat y Montluçon y finaliza el próximo domingo. Es el último examen antes del Tour de Francia (5-27 de julio), en el que Pogacar persigue su cuarto título y Vingegaard, el tercero.

«Acabamos de terminar un buen entrenamiento en altura en Sierra Nevada con el equipo y me siento con ganas. Tengo las piernas bien y la motivación es alta. Hacía años que no iba al Dauphiné y estamos emocionados de volver a competir después de muchas semanas de entrenamiento. Hay muy buen ambiente en el grupo y estamos listos para demostrar lo que podemos hacer», señala Pogacar, que nunca se ha impuesto en la carrera francesa y no coincide con el danés desde finales de julio del pasado año.

Vingegaard, que se anotó la prueba en 2023, asegura que ha planificado su calendario sólo pensando en la Grande Boucle. «Claro que me fijé en el rendimiento de Pogacar en las clásicas de primavera. Fue impresionante, pero yo sólo estoy concentrado en mi gran objetivo del año: el Tour», explica de danés, que tiene previsto acudir a la Vuelta a España.

Esta edición del Criterium Dauphiné se decidirá en las tres últimas jornadas, con descarados perfiles montañosos. El viernes, se ascenderán Domancy y Combloux. Al día siguiente llega la etapa reina, con tres colosos: Madeleine, Croix-de-Fer y Valmeinier 1800. El domingo, la clausura en la cima de Plateau du Mont-Cenis.

Además de la mejor pareja de escaladores, en este Critérium Dauphiné estarán, entre otros, Remco Evenepoel (dice que acude sólo con la intención de ganar fondo), Van der Poel, Jorgenson, Bardet, Lenny Martinez, Guillaume Martin y el joven francés Paul Seixas. La participación española está encabezada por Enric Mas y Carlos Rodríguez.

El desafío de Ayuso a Roglic en el Giro: "El favorito es él, tiene toda la presión, pero yo aspiro a lo máximo y tengo al mejor equipo"

El desafío de Ayuso a Roglic en el Giro: “El favorito es él, tiene toda la presión, pero yo aspiro a lo máximo y tengo al mejor equipo”

«El Giro es mi gran desafío. Es una carrera que desconozco, pero aspiro a lo máximo». Juan Ayuso (22 años) no esconde sus ambiciosas intenciones en el arranque de la nueva entrega de la Corsa Rosa. La concentración en altura en Sierra Nevada ha afilado la puesta a punto del nuevo estandarte del ciclismo español.

El compañero de Tadej Pogacar ha sellado una espléndida primera parte de la temporada, con triunfos en Tirreno-Adriático, Drôme Classic, Trofeo Laigueglia y un segundo puesto y etapa en la Volta a Catalunya. Ahora asume el liderato del UAE en la ronda italiana que arranca hoy en Durrës (Albania). El catalán criado en Jávea se ha ejercitado durante las últimas tres semanas en las cumbres granadinas, donde el equipo de Emiratos suele montar su training camp. Los resultados, según sostiene Ayuso, han sido muy satisfactorios: «En Sierra Nevada ha hecho buen tiempo y hemos podido entrenar durante muchas horas. La estancia en altura nos ha servido para prepararnos de la mejor forma posible. En este inicio de campaña todo ha ido muy bien, excepto dos o tres cosas que se pueden mejorar. Sólo estamos en mayo y ya he ganado más carreras que nunca a estas alturas del año. Espero seguir este camino en el Giro y, si es posible, mejorarlo».

La preparación física ha sido óptima y eso motiva a un ciclista al que no le agobia la responsabilidad de abanderar una nueva y osada generación de corredores. Asegura que su estado anímico es muy distinto al de comienzos de 2024, cuando estuvo castigado por una extraña lesión en el tendón de Aquiles. «La tranquilidad que he tenido ha sido una de las claves del buen rendimiento. Este año he tenido gran confianza en mí mismo, eso me da estabilidad y hace que las cosas salgan más fluidas, no más fáciles, pero sí más fluidas. Así todo se lleva mejor», advierte el corredor que ya exhibe 13 triunfos en su palmarés y que ha batido todos los récords de precocidad en el pelotón español.

Ayuso recalca que no hay mejor bálsamo que reencontrarse con los laureles y en ese aspecto destaca, sobre todo, la conquista de la general de la Tirreno-Adriático. «La experiencia en la Tirreno resultó muy buena, porque era el gran objetivo de la primera parte del curso. El año pasado ya la disputé y me gustó mucho. Estuve cerca de conseguir la victoria, terminé segundo, y desde entonces ya tenía claro que quería regresar para ganarla. Haber ganado me dio mucha seguridad para afrontar lo que viene ahora, que es el Giro», sostiene, mientras ordena, junto a Luke Maguire (jefe de prensa del UAE), su agenda de petición de entrevistas previas de un Giro de que acapara indiscutible protagonismo.

Ayuso se estrenará en la ronda por antonomasia de Italia, un país con el que siempre ha tenido una conexión singular. En 2021 se incorporó a la escuadra Colpack Ballan y se marchó a vivir a Italia, ese año se adjudicó el Baby Giro (la versión sub 23 de Giro de Italia), el Trofeo Piva y el Giro Belvedere. «Italia siempre será especial para mí. Mis comienzos están allí y ahora voy al Giro, la única gran ronda por etapas que no he disputado. El Giro es mi gran reto de la temporada, una prueba que voy a descubrir. Todo va a ser nuevo para mí, voy con muchas ganas de vivir todo eso», explica.

Ayuso, en Tirana este miércoles.

Ayuso, en Tirana este miércoles.LUCA BETTINIAFP

Para alcanzar su meta dispondrá de una formación de calidad y con notables escaladores, como Adam Yates, Isaac del Toro, Brandon McNulty, Rafal Majka, Jay Vine e Igor Arrieta. Filippo Baroncini es el único especialista en llano. «Tenemos el equipo más fuerte de la carrera. En este Giro hay mucha dureza y por eso hay que tener corredores que puedan estar adelante, para que en el caso de que yo arranque puedan esperarme. Disponer de todas esas cartas para jugar es muy importante. Aspiramos a lo máximo, que es ganar, pero el favorito es Primoz Roglic, que ya se anotó esta carrera [2023] y que se ha impuesto varias veces en la Vuelta [2019, 2020, 2021, 2024]. Es uno de los mejores del mundo. La presión cae sobre él, nosotros vamos con la ambición de ganar, creemos que es posible», advierte un escalador que atesora la virtud de desenvolverse con soltura en las contrarrelojes.

Los técnicos del UAE valoran la polivalencia, osadía y capacidad de liderazgo del joven español. «Sabe leer bien las carreras. Desde que era un crío se prepara como un profesional», dicen. Ahora, el chaval espera coronarse en su país talismán.

Evenepoel exhibe sus dotes como contrarrelojista y renace en el Tour de Romandía

Evenepoel exhibe sus dotes como contrarrelojista y renace en el Tour de Romandía

Regresó a mediados de abril como un bólido en la Flecha Brabanzona después de permanecer cuatro meses de baja por una maldita caída e impactó a todos con la conquista de la clásica belga. Remco Evenepoel, en estado puro. Luego se atrevió a desafiar a Tadej Pogacar en la Amstel Gold Race, en la que finalizó tercero. En la Flecha Valona apenas se dejó ver y terminó noveno. En la Lieja-Bastoña-Lieja nunca apareció en el grupo cabecero y concluyó 59º. Un rendimiento de más a menos que este domingo cambió de tendencia.

El fenómeno belga, tras decepcionar el sábado en la etapa reina del Tour de Romandía, se reencontró con su mejor versión e hizo honor al maillot arcoíris que porta y que distingue al campeón del mundo de contrarreloj. En Ginebra, en un recorrido de 17,1 kilómetros, se anotó la crono de clausura de la ronda helvética, con un tiempo de 20 minutos y 33 segundos. Alegría y confianza recuperadas. Satisfacción para Patrick Lefevere, el gerente del equipo Soudal Quick-Step, que siempre se afana para obtener el máximo rendimiento de uno de los ciclistas más polivalentes de la última década, que finalmente ocupó la quinta plaza de la general.

Evenepoel aventajó en 12 segundos a Joao Almeida (EUA), segundo clasificado del día y que se adjudicó la general de la ronda suiza. El portugués aventajó en cerca de medio minuto al francés Lenny Martínez (Bahrain), que había comenzado la jornada de líder con sólo dos segundos de renta sobre el italiano Lorenzo Fortunato (Astana) y tres sobre el luso.

El primer español en la contrarreloj fue Raúl García Pierna (Arkea), sexto, a 32 segundos de Evenepoel. En la clasificación general, Carlos Rodríguez (Ineos), ganador de la edición de 2024, finalizó sexto. Juanpe López (Lidl-Trek) acabó séptimo y Javier Romo (Movistar), décimo.

Evenepoel se mostró contento con las prestaciones ofrecidas en la primera carrera por etapas disputada después de su lesión. «Estaba deseoso por probarme. Todavía me quedan más de dos meses para el Tour de Francia, así que tengo que ser paciente y trabajar día a día», señaló el belga.

El otro gran protagonista fue Almeida, que sumó el triunfo en Romandía a su notable palmarés de esta temporada, en el que figuran la Vuelta al País Vasco (general y una etapa) y París-Niza (etapa). «Como equipo, estuvimos perfectos. Tenemos que estar contentos, hicimos un muy buen trabajo", dijo Almeida después de compartir el podio con Jay Vine, su compañero de equipo, que terminó tercero. El UAE arrasa en la primera parte de la temporada con 37 victorias logradas por 14 corredores distintos.

Pogacar también gana en Lieja e iguala los nueve 'Monumentos' de Fausto Coppi

Pogacar también gana en Lieja e iguala los nueve ‘Monumentos’ de Fausto Coppi

El pionero de La Decana corría con boina negra, pantalón largo y medias hasta la rodilla. Léon Houa invirtió 11 horas en cubrir los 250 kilómetros de la primera edición de la Lieja-Bastoña-Lieja, disputada en1892. El héroe belga impulsaba una mole de hierro por los muros de las Ardenas y se jugaba la vida en estrechos senderos repletos de trampas. En su primera hazaña sufrió una caída y terminó la carrera con sólo un pedal. A pesar de ello, aventajó a sus adversarios en cerca de 23 minutos. Él había nacido el 8 de noviembre en 1867 en Lieja y conocía bien la sinuosa orografía de la carrera, lo que le sirvió para anotarse las victorias en 1893 y 1894, un triplete que este domingo igualó Tadej Pogacar, el fenómeno incomparable de este siglo.

En la clásica más longeva, el esloveno ofreció otro festival con un ataque a 34 kilómetros de la meta. Una aceleración sin respuesta de sus enemigos que le proporcionó en triunfo en el cuarto Monumento de la temporada. Un ejercicio agotador de 252 kilómetros y 11 cotas, las nueve últimas encadenadas en un tramo de 100 kilómetros. Un castigo sin tregua en el que Pogacar volvió a ser coronado con los laureles, como ocurrió en las ediciones de 2021 y 2024.

Pogacar, con nueve Monumentos, iguala los registros del CampionissimoFausto Coppi (cinco Giros de Lombardía, tres Milán-San Remo y una París-Roubaix), del clasicómano irlandés Sean Kelly (tres Giros de Lombardía, dos Lieja-Bastoña-Lieja, dos París-Roubaix y dos Milán-San Remo) y del polivalente italiano Constante Girardengo (seis Milán-San Remo y tres Giros de Lombardía). Se coloca en el tercer escalón de los máximos ganadores, sólo superado por los belga Eddy Merckx (19) y Roger De Vlaeminck (11), los únicos, junto a su compatriota Rik Van Looy (ocho), que han conquistado los cinco Monumentos.

Pogi, aclamado por un público entsiasta, repitió historia en la clásica que se acomoda como un guante a sus característica de escalador y corredor de fondo. Ya sólo se queda a una victoria de las cuatro de Alejandro Valverde y Moreno Argentin, y a dos de Merckx.

La Doyenne, con sus 111 ediciones de historia, está muy viva y sabe renovarse para seguir atrapando al público. Este domingo repescó el Col de Haussire, que no se incluía en el recorrido desde 1995 y que, según muchos aficionados, es la colina más dura de Bélgica, con cerca de cuatro kilómetros de longitud y 6,8% de desnivel medio. En la cima hay una escultura en honor a Claude Criquelion. En ese lugar, a 130 kilómetros de meta, se planteó el primer pulso del día, con un ataque en pareja del Ineos, con Bob Jungels y Tobias Foos. Ambos fueron neutralizados a 80 km. de meta, cuando el UAE de Pogacar impuso un alto ritmo. Aventura sin profundidad, como la fuga integrada, entre otros, por Boulahoite, Sepúlveda, Loland, Le Berre y Haig.

La carrera que cierra el Tríptico de las Ardenas transitó nerviosa hasta el muro de la Redoute, del que este domingo se cumplieron 50 años de su estreno. Santuario de clasicómanos, escenario habitual de la resolución de la prueba. Allí llevó el ataque lejano de Pogacar, con una aceleración de potencia, sin levantarse del sillín. El impulso del esloveno se produjo cuando Remco Evenepoel iniciaba la subida en la parte central del pelotón. El fenómeno del UAE descompuso el grupo principal. Pidcock, Healy, Hirschi y Alaphilippe intentaron, sin éxito, reducir los daños. En la cima, la ventaja era de 10 segundos, una renta que fue creciendo hasta superar el minuto en las orillas del navegable río Mosa, que surca la medieval Lieja, donde levantó los brazos ante la algarabía de un público rendido a su talento. La segunda plaza fue el italiano Giulio Ciccone, a 1.03 y la tercera para el irlandés Ben Healy.

Nueva página gloriosa para El Príncipe esloveno, que esta temporada, en las ocho pruebas disputadas, no se ha bajado del podio. Ganó el Tour de Emiratos, la Strade Bianche , el Tour de Flandes, la Flecha Valona, fue segundo en la París-Roubaix y la Amstel Gold Race y tercero en la Milán-San Remo. En su hoja de servicios ya figuran 95 triunfos. No volverá a competir hasta el Critérium Dauphiné (8-15 de junio), que le servirá como último test de preparación para el Tour de Francia.