La pasión turca del niño Güler, de recogepelotas a icono: "No ha habido nadie como él en nuestro país"

La pasión turca del niño Güler, de recogepelotas a icono: “No ha habido nadie como él en nuestro país”

La noche del 6 de enero de este año, día de Reyes en España, Umit y Serap Güler se sentaron en una humilde grada de Aranda de Duero para ver el debut de su hijo Arda con el Real Madrid. Lejos, en Turquía, la retransmisión del partido se convertía en uno de los programas más vistos del día en el canal Tivibu Spor 1. Así era la pasión turca por el niño de moda en el país, elevado ahora en la Eurocopa a héroe nacional. «No ha habido ni hay en el país ningún jugador como él que haya conseguido tantas cosas tan pronto y juegue en un club tan grande», explica a EL MUNDO el periodista turco Halil Sarkaya, que conoce a Güler desde los 13 años.

Hoy, ante Austria, Turquía busca igualar el mejor resultado de su historia en una Eurocopa, los cuartos de final de la edición de 2000. Y lo hará a hombros de su nueva estrella, su Messi, autor de un golazo en la primera jornada y clave en el triunfo ante República Checa en el último encuentro de la fase de grupos. Ya es el jugador más joven en marcar en su debut en el torneo continental, superando a Cristiano Ronaldo (2004).

Arda, un niño por su edad pero también por su apariencia tímida, vive en el foco mediático del fútbol turco desde hace varios años, antes incluso de fichar por el Fenerbahce. Y la culpa la tiene el fotoperiodista Halil Sagirkaya, que hace seis años quería hacer un reportaje con algún recogepelotas del Genclerbirligi que quisiera ser futbolista profesional y preguntó al club quién podría valer. La respuesta: Arda. «Me avisaron sobre Arda. Le observé entrenar durante un rato y me pareció muy talentoso. Y además era fotogénico, tenía algo», explica a este periódico. «Le seguí durante algunos días, tanto a los partidos del club como a encuentros de la selección en los que también ejercía como recogepelotas», añade.

«Sabía lo que hacía»

En seis años, de recogepelotas a icono nacional, pero siempre manteniendo un perfil discreto. «Era muy tranquilo, muy trabajador y muy respetuoso. Sabía lo que hacía. Su mayor sueño era ser un gran futbolista», recuerda Sagirkaya.

Su fichaje por el Fenerbahce cumplió sus objetivos, porque ahí jugaba uno de sus ídolos, Álex de Souza, centrocampista brasileño que después de cruzar el charco para jugar en el Parma terminó vistiendo la camiseta del Fenerbahce durante ocho temporadas, desde 2004 a 2012. Arda, nacido en 2005 y cuyos partidos son los primeros que recuerda, dormía con la biografía del futbolista al lado. La leía casi todas las noches.

Su explosión en la Eurocopa llega después de un año complicado en el Madrid, con varias lesiones y una puesta a punto con algunas prisas que alargó su debut hasta enero. En Valdebebas lo llaman «un golpe de realidad». Pasar de Turquía al club con más presión del mundo, a una nueva ciudad y a un idioma nuevo no es fácil. «Le costó un poco», admiten en la ciudad deportiva. A partir de ahí, mucha mano izquierda de Ancelotti y de la directiva del conjunto blanco, con Juni Calafat, el jefe de ojeadores, pendiente de él para que no se impacientara por la falta de minutos y con el cuerpo técnico enfocado en su preparación física. Necesitaba tiempo para ganar musculatura, la calidad la tenía. «No se rindió y luchó», reflexionan en Valdebebas, donde no olvidan a James Rodríguez, que se dejó llevar cuando la situación se puso más complicada.

No saldrá cedido

Güler terminó jugando mucho en el tramo final del curso y acabó con seis goles en 379 minutos, ganándose el cariño del vestuario, donde es «el hermano pequeño», dicen, y del cuerpo técnico, que le quiere de nuevo en la plantilla la próxima temporada. Según ha podido saber este periódico, la idea del club es que no salga cedido y siga evolucionando al lado de sus compañeros. Ni la dirección quiere que se vaya ni él quiere salir.

En la fiesta de Cibeles, hubo un detalle que resumió la temporada de la nueva joya turca. «Hoy os quiero presentar a un chico muy interesante...», anunció Ancelotti al público. «¡Arda!», le llamó, mientras los compañeros aplaudían y se partían de risa. «¡Es muy tímido!», siguió el italiano. «¡Hola madridistas!», saludó Güler, mientras Ancelotti celebraba sus palabras. «Somos una familia, gracias por todo», terminó el joven. «¡Olé!», finalizó el técnico, que repite a su círculo cercano la misma frase desde hace meses: «Arda tiene un don».

Esta tarde, a sus 19 años, juega por la historia de su país.

Austria sorprende por partida doble: vence a Países Bajos (2-3) y acaba primera de grupo

Austria sorprende por partida doble: vence a Países Bajos (2-3) y acaba primera de grupo

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 20:16

Austria firmó la, hasta ahora, gran sorpresa de la Eurocopa 2024. Consiguió ante Países Bajos un triunfo por 2-3 cargado de fe gracias a los tantos marcados por Malen, en propia meta, Schmid y Sabitzer, quizás el mejor del partido, para acabar además la primera fase en el primer puesto de su grupo por delante tanto del conjunto neerlandés como de Francia. [Narración y estadísticas, 2-3]

A los de Ronald Koeman, al final, de nada les valieron los tantos de Gakpo y Memphis, con cierto suspense y tras consulta del VAR por parte del colegiado, para rascar por los menos un punto con el empate. La victoria del conjunto que dirige Ralf Rangnick fue inapelable.

Los austríacos no tardaron demasiado en ver premiada con el 0-1 su apuesta por saltar al terreno de juego prácticamente poniendo cerco a la portería de Verbruggen, aunque no de la manera en que lo esperaban. Malen, en un intento por despejar un centro de Prass, acabó por enviar el balón al fondo de las mallas de la portería del conjunto que entrena un Ronald Koeman que, viendo que las cosas no iban según lo previsto, tuvo que tirar de Xavi Simons, suplente en el arranque, a poco más de diez minutos para el final del primer tiempo. El futbolista del PSG le dio un poco más de empaque al juego neerlandés, pero no pudo evitar, en absoluto, que fueran los austríacos los que más y mejor manejaron el esférico a lo largo de los primeros 45 minutos.

De hecho, si Austria no se marchó al descanso con más distancia en el marcador fue gracias a las buenas intervenciones del meta rival. Verbruggen, en primer lugar, desvió un fuerte disparo de Sabitzer, raso y muy pegado al poste derecho de su portería. Y, poco después, tuvo que estar muy atento para ganarle la partida a Arnautovic cuando el delantero austríaco, casi sin esperarlo, se vio cara a cara con él con opciones inmejorables para batirlo.

Por parte neerlandesa, mientras, mucho antes, Malen había tenido la opción de redimirse en una acción en la que se plantó solo ante Pentz, pero su disparo, demasiado cruzado, se perdió por la línea de fondo.

Los austríacos, tras firmar un primer tiempo más que aseado, darían además toda una lección de resiliencia en un segundo tiempo en el que Gakpo anotó muy pronto el 1-1. Lejos de bajar los brazos, los centroeuropeos siguieron remando y encontraron de nuevo premio con un remate de cabeza de Schmid para poner el 1-2 en el marcador.

La historia, además, se repetiría después de que Memphis, con intervención del VAR de por medio al entender el árbitro en primera instancia que había tocado el balón con la mano, marcara el 2-2. Sabitzer, en este caso, con un potente disparo que se coló por el palo del portero, se encargó de marcar un 2-3 que catapultó a la postre a Austria hasta la primera plaza de su grupo.

Grillitsch, el ’10’ que soñaba con Rivaldo y lidera la revolución de Austria: “El que más me impresiona es Kroos”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:32

En Neunkirchen, un pueblo austriaco de 12.000 habitantes cercano a la frontera con Hungría, nació el número 10 de una de las selecciones revelación de la Eurocopa. Florian Grillitsch lidera el centro del campo del Hoffenheim alemán y de Austria, guiada desde el banquillo por Ralf Rangnick, ideólogo de la factoría futbolística de Red Bull, y desde el vestuario por el lesionado David Alaba, capitán en la concentración. Grillitsch charla con EL MUNDO sobre el torneo, en el que han perdido por la mínima ante Francia y han pasado por encima de Polonia antes de medirse a Países Bajos. En su cabeza, su ídolo Rivaldo, su admiración por Kroos, el año de Xabi Alonso en la Bundesliga, su impresión de Bellingham en el Dortmund, la llegada de Flick al Barcelona...

Austria está sorprendiendo en esta Eurocopa.
Creo que hemos jugado bastante bien desde la fase de clasificación. Hemos mejorado mucho desde la llegada de Ralf. En el pasado también tuvimos buenos resultados, pero ahora estamos mostrando un fútbol realmente bueno. Por desgracia tenemos algunas lesiones como la de David (Alaba), nuestro mejor jugador, pero no tenemos nada que perder. No somos los favoritos, pero creo que no tenemos que escondernos.
Ahora que lo menciona, ¿qué significa Alaba para el vestuario?
Es el jugador más exitoso de la historia de Austria. Creo que nunca habrá un jugador mejor que él, con su calidad, que lo gane todo... No mucha gente ha ganado los tres grandes trofeos con dos equipos diferentes y él lo ha hecho con el Bayern y el Madrid. Lleva siendo profesional desde los 17 años, es nuestro capitán, nuestro líder, nuestro jugador más importante dentro y fuera del campo. Es muy, muy triste que esté lesionado, pero está con nosotros en el día a día. No entrena, pero nos da consejos y está ahí para lo que necesitamos, también para el cuerpo técnico.
Usted volvió este año al Hoffenheim después de unos meses difíciles, primero sin equipo y luego en el Ajax.
El año pasado no tuve un buen año, no jugué mucho. Pero ahora de vuelta en la Bundesliga he jugado bien, clasificamos para Europa y ha estado bien. Para mí ha sido importante para recuperar la confianza.
¿Cómo ha vivido el año del Leverkusen de Xabi Alonso, imbatido en liga?
Fue una locura. 51 partidos sin perder, nosotros estuvimos cerca de ganarles pero marcaron en el descuento (risas). Se lo han merecido, han jugado muy bien en ataque y en defensa y han mejorado mucho. No es suerte, es calidad de los jugadores y del entrenador.
Haaland, Bellingham... ¿Qué tiene la Bundesliga para que exploten tantos jóvenes?
Creo que muchos jóvenes tienen la oportunidad de jugar, mostrarse y dar el salto. Haaland, Bellingham... El siguiente será Wirtz. Hay buenas infraestructuras, buenos campos, estadios... Puede ser un gran trampolín para ir a grandes equipos. Lo más importante es creen en los jóvenes. En el caso de nuestro club, Maxi Beier ha metido muchos goles en su primera temporada y ahora le quieren clubes más grandes. Si eres un jugador joven, la liga está bien para mostrarte, incluso si eres un entrenador joven, mira Xabi.
¿Qué le pareció el salto de Bellingham?
Me sorprendió muchísimo cuando me enfrenté a él en la Bundesliga. Tenía 17 y 18 años, era como un líder, como si tuviera 30 años o algo así. Era una locura. Su toma de decisiones siempre era buena, como si tuviera mucha experiencia. Fue realmente impresionante. Era cuestión de tiempo que se uniera a un gran club.
¿Qué destacaría del fútbol alemán?
Diría que es un fútbol intenso, box to box, hay muchos 'soldados' alemanes en cada equipo, no se cansan, corren hasta el final... Pero la calidad ha mejorado mucho. Este año lo hemos visto con el Dortmund y el Leverkusen, los dos en las finales europeas. La diferencia con otras ligas es la intensidad. Todos le pueden ganar a todos, salvo al Leverkusen este año, claro (risas).
Hay muchos jugadores de la selección de Austria jugando en Alemania. ¿Por qué?
Por la cercanía, por el idioma... Es más fácil adaptarse. Pero también muchos clubes de Alemania miran hacia Austria para atraer futbolistas. A mí me buscaron con 16 años, tienen muchos ojeadores.
¿Quién es su ídolo?
Cuando era niño siempre fue Rivaldo. Luego Ronaldinho, claro, cuando llegó al Barcelona. No tengo un ídolo como tal, pero esos dos eran mis favoritos.
¿Le ha dicho Alaba que pruebe la Liga española?
Honestamente, me gusta mucho. Veo muchos partidos porque creo que encaja con mi estilo de juego. Me considero un jugador técnico cuya virtud es tener el balón. Es mi liga favorita para ver por televisión, la verdad.
¿Qué le parece la selección española?
Tiene muchos jugadores de mucha calidad, muchos de ellos jóvenes, y creo que es uno de los favoritos, por supuesto. Los equipos españoles siempre quieren la pelota y tienen calidad. Pueden marcar en cualquier momento.
¿Qué jugador actual le impresiona más?
Creo que como juega en mi posición, Toni Kroos. Lleva 15 años al máximo nivel, no ha tenido un partido malo en 15 años. Es increíble. Quizás no se ve lo importante que es para el equipo, pero cuando sabes algo de fútbol, sabes lo importante que es. El equilibrio que da, la capacidad que tiene para darle velocidad al juego o para pausarlo... Todo esto es clave, lo que ves y lo que no ves. He visto que se retira. Por una parte lo entiendo pero por otra no, está en su mejor momento, juega en el Madrid, gana casi todos los años la Champions... (Risas). No sé sus razones, pero es su decisión. Para mí fue un shock.
El nuevo entrenador del Barcelona es Hansi Flick, al que usted tuvo como director de fútbol en el Hoffenheim. ¿Qué le parece?
Hansi es una gran persona, muy amable. Hablabas con él y siempre trataba de cuidar a todo el mundo, que es algo importante, no sólo el tener una gran táctica futbolística. Tienes que tener de todo para formar un equipo y él lo tiene. Creo que ganó seis títulos en un año con el Bayern, así que ya ha demostrado lo que puede hacer en un club grande. Creo que encajará muy bien.
Austria se saca la espina y vence a una Polonia que se queda al borde de la eliminación

Austria se saca la espina y vence a una Polonia que se queda al borde de la eliminación

Actualizado Viernes, 21 junio 2024 - 19:57

Un equipo dirigido por el enigmático Ralf Rangnick siempre tiene un cierto atractivo. A pesar de que su breve paso por el Manchester United fue para olvidar y de que la suerte no le comenzó sonriendo en esta Euro, el técnico alemán ha conseguido implementar en la selección austríaca un estilo de juego reconocible y valiente por momentos. Con futbolistas como Baumgartner, Sabitzer y Marco Arnautovic como referencia, Austria pudo llevarse, no sin algo de sufrimiento, una victoria sinfónica para los oídos del país del Danubio Azul. [Narración y estadísticas (1-3)]

La orquesta no tardó en afinar su puntería. En el minuto 9, un centro desde la banda de Mwene lo remató Trauner en el primer palo para poner a su selección por delante. Todo parecía funcionar. La puesta en escena era notable ante una Polonia con pocos recursos para ofrecer, pero bastaron dos acercamientos para que el ex del Milan marcara el empate recogiendo un rechace en el área.

Sabitzer lo intentó desde fuera del área en el 41, pero su potente disparo acabó desviado por poco. A la vuelta de vestuarios todo se igualó mucho más y los polacos, con Lewandowski en la recámara, lograron contener los ataques del conjunto austríaco y asustar a su defensa de vez en cuando con algún acercamiento al contragolpe.

La utopía de Lewandowski

Con el minuto 60 cumplido, Polonia no quiso esperar más. El ariete del Barcelona y capitán de su selección saltaba por primera vez al campo con la esperanza de marcar el soñado gol de la victoria. Ese con el que todo delantero ha fantaseado alguna vez en la fase final de la Eurocopa, pero todo se quedó ahí. En una utopía.

En el 65, el primer violín de esta selección austríaca, Baumgartner, apareció en el punto de penalti para rematar un centro desde la banda de Prass y terminar así el compás del estribillo. Solo faltaba acabar con la Marcha Radetzky y para ello estaba Arnautovic, que convirtió un penalti provocado por Sabitzer en el 74 al ser derribado por Szczesny. Rompía a llorar el delantero del Inter tras anotar el tanto.

Laimer estuvo cerca de cerrar la clave de sol y poner el cuarto en el marcador, pero su disparo cruzado se marchó por poco. Con este resultado, Austria se queda tercera del grupo y deja a Polonia prácticamente eliminada.

Mbappé se rompe la nariz en la rácana victoria de Francia ante Austria

Mbappé se rompe la nariz en la rácana victoria de Francia ante Austria

Un gol en propia puerta. Francia no necesitó nada más, ni hizo nada más, para debutar con victoria en la Eurocopa. El austriaco Wober se metió un balón en su portería tras un centro de Mbappé y Deschamps cumplió con su rancio, mínimo y simple deseo: ganar, algo que con la plantilla que dirige debería ser mucho más fácil. El técnico agitó los puños con rabia en el banquillo cuando sonó el pitido final y acabó el sufrimiento de su equipo, superado por Austria durante gran parte del duelo.

Pero el sufrimiento puede prolongarse en lo que queda de Eurocopa, toda vez que un choque fortuito entre la estrella gala y el central Danso terminó con un golpe en la nariz de Mbappé que le obligó a abandonar el terreno de juego. El propio seleccionador aseguró al término del partido que el futbolista podría haber sufrido una rotura, algo que luego se confirmó con el jugador camino del hospital de Dusseldorf para ser operado de urgencia.

En Dusseldorf, el técnico insistió con Rabiot, que ahora en la Juventus, y con Kanté, que juega desde el pasado verano en el Al-Ittihad saudí, como si el último lustro no hubiera avanzado, y sentó a Tchouaméni y a Camavinga. Uno puede entender los gustos del seleccionador galo, pero la realidad de la primera parte que se vio en el Esprit Arena no fue lo que Dédé se imaginaba. O sí.

En Francia repiten desde hace años que Deschamps no quiere el balón, que prefiere esperar a su rival, se llame Austria o se llame Alemania. Da igual. No quiere la pelota. Quizás porque esa plantilla a la que denominan la mejor del mundo tiene de todo menos un organizador. No lo es Tchouaméni, tampoco Camavinga, mucho menos Kanté o Rabiot. Por eso no le queda más remedio que convertir a Griezmann en centrocampista y jugar con cuatro delanteros, con Dembélé, Mbappé y Thuram arriba. Suena a alineación ofensiva, pero falta sentido.

Austria, por su parte, sí quiso el balón. Asumió la posesión y los riesgos de darle la cara al partido, dejando su espalda libre para las deseadas arrancadas de los velocistas franceses. En ese dominio austríaco, la solución de Deschamps fue la banda izquierda de Theo Hernández y de Mbappé. Un correcalles.

En el 8, el reciente fichaje del Madrid tuvo el 0-1 tras recoger un balón al espacio y encarar a Pentz. Buscó el primer palo, pero falló. Definió mordido y el portero desvió el intento a córner. Hubiera sido la situación soñada por Deschamps.

La ocasión no empujó a Francia a buscar más, la relajó. Se encerró en dos líneas de cuatro y entregó el balón a su rival, que no lo rechazó. El equipo de Ralf Rangnick, ideólogo de la factoría futbolística de Red Bull, mimó la pelota y se encontró con las mejores opciones del primer tramo. Francia sólo quiso correr, no dio ni tres pases seguidos y confió en el talento individual, con una contra mal finalizada por Griezmann como gran intento. Todo demasiado rancio.

En los últimos minutos de la primera parte el encuentro se aceleró. El exceso de pasotismo galo concluyó en una ocasión clarísima para el austríaco Baumgartner. Los de Rangnick enlazaron una buena contra en el lado izquierdo, donde el gigante Gregoritsch puso un buen centro que Laimer dejó al primer toque para la llegada de Baumgartner que el del Leipzig no aprovechó ante Maignan.

El fútbol suele castigar los fallos de un equipo teóricamente pequeño ante uno grande y en Dusseldorf hizo pagar a Austria sus errores. Dos minutos después, Mbappé se inventó una bicicleta en el lateral y puso un centro que Wober, sin querer, metió en su propia portería.

El descanso le entregó a Francia una ventaja injusta pero efectiva para mantener el plan de Deschamps, que no es otro que conseguir que pasen pocas cosas en el partido. Apenas un tiro a puerta de Austria y uno suyo para ir por delante. Tres puntos. Suficiente.

Francia no sentencia

Tras el intermedio no cambió el guion de los equipos, pero sí el oxígeno de los austríacos. En el 54, Mbappé le ganó la carrera a los dos centrales y se plantó sólo ante Pentz. Parecía gol seguro, pero el galo disparó incomprensiblemente fuera.

Rangnick decidió hacer cambios para ganar piernas, pero perdió ritmo y calidad y Francia, con mucho más músculo, perdonó el segundo. Kanté y Camavinga comenzaron a barrer balones sin parar. En el 66, Griezmann no llegó a un pase de la muerte de Theo y Pentz detuvo un disparo escorado de Thuram.

El tiempo añadido fue agónico para Francia, que no sentenció y sufrió ante el empuje austriaco, pero se llevó sus primeros tres puntos.